EN LOS DIAS CLAROS CANTÁBAMOS
Jeannette Grunhaus de Gelman
Libro
dramático, sin concesiones al sentimentalismo, a pesar de la fuerte
relación afectiva de la autora con el tema.
Una
época trágica de inhumanidad y crueldad. La voluntad, racional y
planificada de exterminar o desaparecer a todo un pueblo. Seis
millones de víctimas y un dolor infinito, frente a la indiferencia
generalizada de una Europa que naufraga en sus prejuicios y
fanatismos.
El
Holocausto no puede ser olvidado y así lo ha asumido acertadamente
el pueblo judío.
En
este caso el libro EN LOS DIAS CLAROS CANTABÁMOS de Jeannette
Grunhaus de Gelman es un testimonio directo de la ¨saga¨ de sus
padres Hil y Alexandra. De origen judíos polacos y sobrevivientes de
la tragedia que significo el Nazismo y la Segunda Guerra Mundial.
Este
libro-testimonio fluye como una narración que nos atrapa desde el
comienzo hasta el final: personas, hechos, circunstancias son
presentados con objetividad y precisión. Cada dato, cada fecha, cada
fotografía, cada testimonio nos van transmitiendo la configuración
de un cuadro histórico- preciso y real. Desde la gente, desde abajo,
desde el día a día y cotidianidad del pueblo judío de la época en
Polonia. Asombra todo lo que les sucede y como de manera
extraordinaria la vida es preservada, como por una providencia o
destino o como repite reiteradamente Alexandra, por pura suerte.
La
historia humana es dramática y trágica, es una historia cainítica
igual que tiende a serlo la propia vida individual, especialmente en
tiempos de prueba y dolor. Tiempos oscuros y de amenaza permanente a
la propia vida.
Obligados
a huir, en permanente trashumancia, escondiéndose y huyendo, huyendo
y escondiéndose. Con el miedo a cuestas y fugitivos de sí mismos.
La circunstancia de la guerra los marca a fuego de por vida.
Dolor
nunca superado, es como un corte radical en la existencia, en donde
todo se derrumba y desaparece a su alrededor, en donde la familia se
diluye en la insania del holocausto y la propia tierra natal se
vuelve hostil y peligrosa.
La
historia es una vorágine, una trituradora de existencias y la
historia del pueblo judío una vorágine sufrida a cielo abierto y
además documentada.
Vidas
destruidas, vidas destrozadas, vidas recuperadas, ese es el milagro y
en el caso de Hil y Alexandra, Maracaibo y Venezuela fue el
¨refugio¨, el nuevo hogar, consolador y reparador, sin menoscabo de
la herida siempre abierta del dolor padecido.
A
pesar de todo, gracias a la identidad judía y la identificación con
Israel, tierra y patria secular, les permitió de alguna manera
cicatrizar y redimir, en términos existenciales, los dolores y las
cicatrices y la orfandad rodeada de recuerdos y ternura.
Reencontrarse a si mismos en la normalidad de su nueva vida en un
país de lenguas y tradiciones extrañas, sencillo y amable, fue la
precaria compensación a tanta desdicha y ausencias, que en Hil lo
obligó a encerrarse en sí mismo y a Alexandra soportar una larga
tristeza, que la acompaño siempre.
La
autora Jeannette Grunhaus de Gelman, amiga de muchos años, de alguna
manera con este libro sella un pacto definitivo con la familia
sacrificada y sus padres y crea un legado para sus propios
descendientes. Este es un libro bien escrito, veraz y honesto, que
nos ha interesado y conmovido. Este es un libro escrito sin odio, sin
rencores pero sí con el dolor compartido con sus progenitores y
ancestros, víctimas frecuentes del odio humano y la irracionalidad
del fanatismo e igualmente de la ¨banalidad del mal¨ que encarna en
seres comunes y corrientes convertidos en verdugos de sus propios
semejantes, que siendo víctimas no dejan de ser seres humano y la
lección extraordinaria que en este libro se recoge de cómo un
pueblo y en este caso Hil y Alexandra logran que al final siempre
triunfe la vida.