(Publicado
por Jon Lee Anderson en www.prodavinci.com)
“Toda
metáfora surge de la intuición de
una
analogía entre cosas distintas”
Arístóteles.
Retórica, libro III
Este es un reportaje cuya lectura recomendamos
ampliamente ya que es una visión periodística, nada superficial,
perspicaz e inteligente y que permite, de alguna manera, crear
analogías interesantes entre un pretencioso edificio inconcluso
producto de nuestras fantasías petroleras sauditas y la dura
realidad de una sociedad que no terminó de constituirse plenamente
en la modernidad y que ha vivido más de apariencias y buenos
propósitos que de realidades tangibles a favor de una población que
sigue siendo fundamentalmente pobre y llena de carencias no solo
materiales sino intelectuales y espirituales. La Torre de David fue
una fantasía convertida en pesadilla y que a nuestro juicio
metaforiza o expresa de manera adecuada un proyecto nacional
inacabado como hubiera podido ser el acceso a la plena modernidad
gracias a la fabulosa riqueza petrolera si esta hubiera sido bien
administrada y gerenciada con criterios modernos y honestos. No somos
un país de delincuentes evidentemente, pero muchas de nuestras
conductas cotidianas, individuales y colectivas, terminan
configurando conductos delictuales y en
ellos inscribimos la vieja tradición de la viveza criolla y la
maraña del día a día a que obliga de alguna manera una economía
caracterizada por la economía informal, casi 60% de nuestra fuerza
laboral y una cuantiosa economía vinculada directamente a todo tipo
de delito.
“Caracas
es una ciudad fallida y la Torre de David es quizás el símbolo más
importante de ese fracaso...Vista desde la distancia, la Torre no da
indicio alguno de sus problemas. De cerca, sin embargo, las
irregularidades en su fachada son claramente evidentes. Hay partes
donde los paneles de vidrio se han perdido y los agujeros han sido
rellenados; en otras partes de la fachada, las antenas parabólicas y
satelitales se asoman como hongos. En los costados no hay paneles de
vidrio en absoluto. El complejo es un coloso de hormigón sin
terminar —en el que habitan personas. Casas de ladrillo mal
ensambladas, similares a las que cubren los cerros alrededor de
Caracas como costras, han llenado los espacios vacíos dentro de
muchos de los pisos. Sólo las plantas superiores están abiertas al
cielo, como plataformas de un gran pastel de bodas. El decano de
Arquitectura de la Universidad Central, Guillermo Barrios, me dijo:
Todo
régimen tiene su impronta arquitectónica, su icono, y no tengo duda
de que la imagen arquitectónica de este régimen es la Torre de
David. Encarna la política urbana de este régimen, que puede
definirse por la confiscación y expropiación, por la incapacidad
gubernamental y el uso de la violencia.”