miércoles, 31 de marzo de 2010

Murmurando en voz baja

A Lilia

El llamado NI-NI representa en estos momentos en que nos preparamos para las elecciones parlamentarias, casi el 60% del electorado. Sus características son múltiples, pero está claro que no milita en ningún partido y no se identifica en sentido absoluto ni con el gobierno ni con la oposición. Critica ocasionalmente a ambos y en el fondo desea que este gobierno termine pronto, sin traumas y sin violencia. La mayoría de los llamados NI-NI privilegia lo suyo, tanto en el ámbito familiar, como en el de su privacidad e intereses. Viven en una “bipolaridad” permanente y con tendencia al escapismo. Para el siquiatra Luis José Uzcátegui (Revista Zeta No. 1743 del 12-02-2010) todo está dominado por el miedo y en donde la estabilidad mental es el bien más escaso. “Nos encontramos con el comportamiento del individuo que es “cheverísimo”, que básicamente es dependiente, tonto, insulso, que no sabe porque no lo es; también está el dependiente pícaro, “sinvergüeza” que lo que hace es aprovecharse de las circunstancias; está el dependiente cuestionador de todo, irritable, dentro de todas estas características están los NI-NI”.
En un excelente trabajo sobre los no alineados (El Nacional del 17-01-2010) se identifican 5 arquetipos de los NI-NI. 1) Los desmoralizados (Yo no me meto en política). 2) Los químicamente puros (no están con nadie y le tienen miedo hasta a su sombra). 3) Los críticos (rechazan la polarización y buscan o esperan una tercera vía). 4) Los no alineados opositores (antichavistas pero críticos de la oposición). 5) Los no alineados chavistas (simpatizan o simpatizaban con Chávez, pero cada día son más críticos de éste y de su gobierno).
¿Es esta la mayoría silenciosa, y en sus manos está el destino del país?. ¿Tendrán conciencia de su gran responsabilidad?.
En toda crisis histórica y la nuestra lo es y lleva casi 30 años de desarrollo, el desenlace va a depender de múltiples factores y en donde el “pueblo” en su totalidad, tiene la responsabilidad mayor. Si se deja dominar por el temor, la crisis no tiene solución a corto plazo, y esto es válido, tanto para los diversos sectores sociales, como para las élites, ahora, si una mayoría está convencida que sí hay salida y que sí tenemos la capacidad para generar respuestas creativas y positivas a la crisis, evidentemente existen soluciones, y que no son otras que las que nuestra historia indica y la racionalidad demanda, con una esperanza cierta de un futuro mejor y una capacidad permanente para aprender de nuestros propios errores.

La Política y la guerra o el arte del engaño

Ya lo decía el infaltable Sun Tzu, en la guerra el objetivo es engañar al enemigo (en la política sería al adversario). Si aplicamos esta fórmula, la debilidad del régimen es evidente, ya desde el gobierno no se engaña a nadie y el líder se ha quedado sin discurso. La realidad se ha encargado de desmentirle, y hoy nadie puede salvar su responsabilidad y ocultarse en el cómodo “no sabía lo que estaba pasando”.
A nivel internacional, nadie se llama a engaño, solo la complicidad interesada de los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Bolivia mantienen esa ficción llamada ALBA.
La crisis económica, que como un fatalismo indeseable, se cierne sobre el país desde el 2008, se ha encargado de desnudar al régimen en su incompetencia y corrupción. Ni siquiera a nivel social los éxitos iniciales pueden ser sostenidos frente al fracaso estruendoso en educación, salud, vivienda, empleo e inflación. Una crisis estructural en PDVSA además de una destrucción irresponsable de las industrias básicas y casi todo el aparato productivo. El gobierno por donde se le mire está en crisis y el liderazgo presidencial cada vez más menguado (mientras más grita y amenaza más débil es). Se puede mentir al principio y se puede engañar a muchos, pero no se puede engañar a todos siempre. Como dicen los estrategas, cuando el adversario amenaza con avanzar está pensando en cómo retroceder. Cuando habla de atacar, realmente está pensando en huir. En esta sintomatología del engaño y la huida, llama la atención la decisión del TSJ al aprobar una masiva y privilegiada jubilación. El 2010 pareciera ser un año decisorio en muchos sentidos y particularmente importante son las elecciones parlamentarias a pesar de la torpeza y el sectarismo tradicional de los partidos políticos, pero es una oportunidad para avanzar políticamente, convencidos en un triunfo electoral en el 2012, y es que el presidente en las encuestas se ha convertido en un presidente a “plazo fijo”. Cuando se le pregunta a sus seguidores sobre su permanencia en la presidencia más allá del 2012, apenas un 12% piensa que debería continuar. La democracia ente otras cosas es garantía de alternabilidad y es lo que desea la mayoría de los venezolanos. El régimen cada vez más se identifica con el pasado y un pueblo solo se moviliza cuando algo o alguien lo ilusiona o le promete un futuro mejor.

lunes, 22 de marzo de 2010

Prólogo solicitado con permiso para no ser publicado

José Luis Monzantg nos presenta un ensayo aluvional sustentado en su condición de lector-cinéfilo. A su manera comparte la mitificación literaria de Irama Mesa 15 que en la bohemia de la charla informal ha permitido que algunos de nuestros amigos descubrieran su vocación literaria. El autor en este trabajo intenta un diálogo en el fondo consigo mismo, con sus vivencias y lecturas, especialmente en el campo de la política y las ciencias sociales lo que le permite plantear sus “tesis”, para mi gusto, demasiado maniqueas y mecanicistas, para terminar en un nominalismo sin demostración. La “tesis” se inscribe en el viejo debate de la izquierda y la derecha como referentes políticos que en un plano inmanente reproducen el otro debate sobre el bien y el mal. Sobre esta premisa el autor asume la ideología como la columna vertebral para entender lo real-social y en la mejor tradición de “izquierda” todo lo “malo” está la derecha y el “bien” a la izquierda. Quizá el autor tenga razón si nos situamos en la tradición romántica y utópica que propuso la construcción de su mundo ideal lleno de sueños y poesías para oponerla a una realidad contaminada e imperfecta y que se expresa normalmente a través de la ideología dominante.
Desde mi punto de vista la ideología dominante no es más que la expresión de los intereses dominantes, tanto en lo económico como en lo político y no importa si esto se definan como de derecha o de izquierda, de allí que en lo personal pienso que más que la “derecha invisible” lo que hay es la ideología oculta y que siempre expresa unos intereses dominantes y una concepción del poder desde el poder. La derecha invisible no es otra cosa que el poder y sus representantes. No hay gobierno de izquierda, lo que hay son buenos o malos gobiernos y no hay que confundir el discurso de izquierda con las ejecutorias que siempre tienden a ser conservadoras por subordinación a la realidad y a veces inclusive reaccionarios cuando el fracaso gubernamental termina por servir a un grupo o sector de la sociedad y no a los intereses de la mayoría. Tan reaccionario es Stalin como Hitler o como Franco y Fidel, todos sin distinción terminaron produciendo miseria, violencia y destrucción. Si bien es cierto que en las llamadas democracias terminan gobernando grupos de intereses y con su correspondiente ideología dominante, también es cierto que la sociedad va desarrollando respuestas políticas institucionales y culturales que abren la posibilidad de un cierto equilibrio, algo así como los movimientos contraculturales que periódicamente se expresan en las diversas sociedades y cuestionan todo el orden establecido, situación impensable en los sistemas dictatoriales y totalitarios.
El autor continua su argumentación y desarrolla su “tesis” utilizando dos categorías que merecerían una discusión aparte “falsa conciencia” “ciencia verdadera” siguiendo de alguna manera directa o indirectamente a Marx y la tradición marxista como si los planteamientos y tesis del gran filósofo alemán fueron textos canónicos inmunes a la crítica. En este tipo de planteamiento se vuelve a ignorar el impacto de la tecnociencia sobre la realidad. No hay duda de la importancia del análisis de la “ideología” en la comprensión de lo real tanto en la política como en la economía la sociedad y en la propia cultura y mucho más en el mundo moderno cuyos niveles de alienación y confusión han alcanzado niveles delirantes de unos seres humanos que pretendiendo ya no creer en nada terminan creyendo en cualquier cosa que la publicidad y los medios o el discurso político les ofrezca.
Las “tesis” de José Luis son discutibles y no pueden ser asumidas como un dogma y creo que al autor tampoco lo pretenda pero ya en la segunda parte de su trabajo se empieza a desarrollar el planteamiento de fondo presente en este libro y en la intuición de que la liberación solo es posible en los sueños y en la poesía o como diría Sandor Marai, la intrínseca dignidad humana solo es posible ser abordada desde la razón y el escepticismo.
Este es un libro-tránsito entre el ejercicio académico de una tesis y una necesidad de expresarse literariamente para asumir sus propias contradicciones: “lo que si es cierto es que si hay gente ejerciendo poder sobre otros, allí hay ideología que enmascara ese poder. Si algo fue hecho desde las afueras del poder-bien pudiera no ser ideológico en cuanto a falsa conciencia que oculta y justifica privilegios, injusticias, ganancias y beneficios; pero movimiento libertario que alcance el poder y no quiere o no puede cambiar las causas de la desigualdad, aun que sí puede permanecer en el poder, entonces necesita ideologizar y lo hace”. En cada época la ideas de la clase gobernante son las ideas gobernantes, es una frase afortunada de Marx citada por el autor. El autor, sin decirlo, a la manera de Sergio Ramirez, también le dice adiós a los nuevos amos del poder, con honestidad intelectual y compromiso permanente con sus sueños y utopías.
“Pensar el mundo” inevitablemente nos lleva a representarlo (casi siempre heredamos la representación) y en la edad juvenil hasta pretendemos cambiar el mundo, como lo propuso el poeta Rimbaud y el filósofo de la Biblioteca Británica, en el fondo, todo ser humano vive en búsqueda y huida de sí mismo, y es difícil no sucumbir a la tentación ácrata y al nihilismo devastador.
En este libro el auto se nos “confiesa“ intelectualmente con esta Conversación con K y su diatriba ideológica del poder. El estilo es directo e irreverente a lo Vallejo aunque pretender encasillarlo sería un error. En este “laberinto de ideas enmarañadas” el autor intenta un diálogo consigo mismo (leyendo me leo, escribiendo me escribo como diría Günter Grass). Este es un diálogo abierto consigo mismo, aunque hay un interlocutor K (quiźa un homenaje inconsciente a Kafka además de breves referencias y conversaciones con sus amigos de Irama Mesa 15). En el fondo creo que no quiere proponer nada ni demostrar nada (contrariamente a la intención manifiesta del libro). Solo mostrarse en sus lecturas y en su voyeurismo cinematográfico y en diálogo abierto, como diría Nietzsche irreverentemente en desafío y en espectativa. “en medio de este concierto enmarañado de ideas y de -discursos de poder, me toca tan solo hacer al lector la invitación de las ciencias y el arte de Platón y Aristóteles, de Sócrates, Schopenhauer y Nietzsche; una invitación a pensar el mundo”.
En realidad más que pensar el mundo lo quiere escribir, desde la lectura y el cine que inclusive se anteponen a la realidad y sin poder desprenderse de su formación historiográfica quiere también “comprender” aunque ya no con la pretensión del historiador. Como muchos ante el derrumbe de las utopías y los sueños de la razón se aferran no sin esperanza en el poder creador de la palabra.


domingo, 21 de marzo de 2010

La Política y la guerra o el arte del engaño

Ya lo decía el infaltable Sun Tzu, en la guerra el objetivo es engañar al enemigo (en la política sería al adversario). Si aplicamos esta fórmula, la debilidad del régimen es evidente, ya desde el gobierno no se engaña a nadie y el líder se ha quedado sin discurso. La realidad se ha encargado de desmentirle, y hoy nadie puede salvar su responsabilidad y ocultarse en el cómodo “no sabía lo que estaba pasando”.
A nivel internacional, nadie se llama a engaño, solo la complicidad interesada de los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Bolivia mantienen esa ficción llamada ALBA.
La crisis económica, que como un fatalismo indeseable, se cierne sobre el país desde el 2008, se ha encargado de desnudar al régimen en su incompetencia y corrupción. Ni siquiera a nivel social los éxitos iniciales pueden ser sostenidos frente al fracaso estruendoso en educación, salud, vivienda, empleo e inflación. Una crisis estructural en PDVSA además de una destrucción irresponsable de las industrias básicas y casi todo el aparato productivo. El gobierno por donde se le mire está en crisis y el liderazgo presidencial cada vez más menguado (mientras más grita y amenaza más débil es). Se puede mentir al principio y se puede engañar a muchos, pero no se puede engañar a todos siempre. Como dicen los estrategas, cuando el adversario amenaza con avanzar está pensando en cómo retroceder. Cuando habla de atacar, realmente está pensando en huir. En esta sintomatología del engaño y la huida, llama la atención la decisión del TSJ al aprobar una masiva y privilegiada jubilación. El 2010 pareciera ser un año decisorio en muchos sentidos y particularmente importante son las elecciones parlamentarias a pesar de la torpeza y el sectarismo tradicional de los partidos políticos, pero es una oportunidad para avanzar políticamente, convencidos en un triunfo electoral en el 2012, y es que el presidente en las encuestas se ha convertido en un presidente a “plazo fijo”. Cuando se le pregunta a sus seguidores sobre su permanencia en la presidencia más allá del 2012, apenas un 12% piensa que debería continuar. La democracia ente otras cosas es garantía de alternabilidad y es lo que desea la mayoría de los venezolanos. El régimen cada vez más se identifica con el pasado y un pueblo solo se moviliza cuando algo o alguien lo ilusiona o le promete un futuro mejor.

sábado, 13 de marzo de 2010

El lenguaje de la dignidad

No conozco a Henry Falcón, gobernador de Lara e ignoro su futuro político, pero su carta al presidente destila libertad y dignidad (El Nuevo País, martes 23-02-2010). En un régimen de cómplices y aplaudicantes y en una sociedad enferma casi paralizada por el temor y el miedo, esta carta es oportuna y clara, respetuosa pero sin concesiones. El autor se declara de izquierda y en total identificación y apego a la Constitución. Su reclamo es directo: “La relación entre un jefe de estado y los gobernadores y alcaldes, no puede limitarse a la emisión de instrucciones u órdenes sin la mínima oportunidad de que podamos confrontar puntos de vista, analizar los pro y los contra de determinadas iniciativas y revisar o revocar decisiones, que luego de su ejecución, resultan dañinas o inconvenientes al interés de la región o del país”.
El jefe de estado no es un dios, ni un monarca absoluto, apenas un magistrado temporal obligado a rendir cuentas. En el mejor de los caso es un servidor público, a quien se le exige honestidad, competencia y responsabilidad. El gobierno debe ser un equipo de iguales y las instituciones deben ser autónomas. Es lo que le dice Henry Falcón al presidente desde una posición principista. “Creo en una democracia horizontal, participativa, abierta, cargada de garantías y oportunidades”.
El gobernador igualmente se deslinda del partido oficialista y sus razones son directas y precisas. “El PSUV ha sido minado por la burocracia, la ausencia de discusión, el clientelismo, el grupalismo, y un malentendido concepto de lealtad”. Como nos lo recuerda Teodoro Petkoff (Tal Cual miércoles 24-02-2010) citando a Stalin, dictador soviético “El partido se fortalece depurándose” es lo que han repetido en coro desde el sector oficialista. Es la vieja historia del partido totalitario, fascista, nazi o comunista, que en el fondo es lo mismo.
Los venezolanos debemos leer y aprender de esta carta, profundamente cívica y republicana, llena de dignidad, en un momento en donde la ignominia y la indignidad de muchos marcan dolorosamente estos tiempos oscuros.

jueves, 4 de marzo de 2010

Reconciliación

El país luce cansado y en vilo, la inmensa mayoría de los venezolanos, tanto en el sector oficialista como en la oposición así como en los llamados ni-ni, o como diría Jorge Eliecer Gaitán, el gran líder popular colombiano, el país nacional está exigiendo a gritos diálogo y entendimiento, sobre la base de un gran acuerdo nacional de gobernabilidad y de gobierno que posibilite a la sociedad retomar el rumbo del desarrollo, y ello no se logra si seguimos en esta carrera irracional de insultos y descalificaciones y mucho menos con la grosera entrega a Cuba, ni el absurdo armamentismo. Nunca más pertinente la lección de Mandela en Sudáfrica y la del presidente uruguayo, recientemente electo. Mujica, un consecuente militante de izquierda y con un profundo sentido común, llega a la presidencia con un lenguaje conciliador y una política inclusiva. Durante la campaña, le plantearon la posibilidad al llegar al poder de enjuiciar y encarcelar a los hombres de la dictadura y la respuesta fue diáfana. Negaba absolutamente la posibilidad de encarcelar a unos viejos que ya eran pasado. Lo importante es el futuro y el proyecto nacional, compartido y consensuado con todos los sectores. En contraste, en esta Venezuela surrealista, con 11 años en el gobierno, apenas ahora se les ocurre solicitar la extradición de Carlos Andrés Pérez para enjuiciarlo y encarcelarlo, un hombre de casi 85 años y severamente limitado en su salud.
El otro caso es el de Nelson Mandela, ya en el gobierno, los extremistas de su partido le plantearon la exclusión de los blancos y un posible apartheid político para los mismos. La respuesta del gran líder africano fue tajante: sin los blancos sudafricanos el país no tendría futuro y que tan sudafricanos eran los unos como los otros y que un gobierno que representaba a toda la nación no podía excluir a ningún sector.
Un país, una sociedad, una nación, una república, es diversa y compleja por definición y con múltiples intereses y que en algún momento inclusive son intereses antagónicos, pero en lo esencial, la política y el gobierno, tienen que participar de una visión compartida del país, que permita posibilitar un futuro común. No hay otra posibilidad para garantizar nuestro destino como pueblo que la reconciliación nacional, y de allí el acierto creativo de una pancarta desplegada en Caracas por el movimiento estudiantil que expresa de manera gráfica este sentimiento nacional de reconciliación: “Paz y Diálogo, Venceremos.”