lunes, 18 de diciembre de 2006

Tiempo de profetas

Los 60 y 70 para mi generación del 58 fueron tiempos luminosos de juventud y ambiciones y un compromiso firme con el país, para transformarlo y desarrollarlo; tanto en la izquierda como en la derecha (por comodidad ideológico-política utilizo ambos términos simplificadores y reduccionistas), se soñaba y se trabajaba por un país mejor; para convertirnos en una sociedad desarrollada. En nuestro lenguaje las palabras más repetidas eran, democracia, desarrollo, reforma y revolución y era unánime el rechazo a las dictaduras y al imperialismo. De allí el éxito de dos teorías en boga, la de la dualidad y la dependencia; de inspiración e influencia marxista aunque asumidas por todo el espectro político, inclusive el social-cristiano; cuya juventud se identificaba con las siglas JRC (Juventud Revolucionaria Copeyana).
Ambas teorías eran cómodas y útiles, permitían sin mucho esfuerzo explicarnos y entendernos como sociedades atrasadas y explotadas pero en trance de liberación y en tránsito al desarrollo.
La culpa de nuestros males y deficiencias las tenían otros y de esa manera cómoda e interesada nuestros pueblos y nuestras élites, evadían sus responsabilidades.
Al fracaso de la insurrección guerrillera y con el éxito del bipartidismo y la prosperidad económica con el boom petrolero de los 70, creíamos que la meta del desarrollo estaba al alcance de la mano y desde otro punto de vista el éxito de la literatura latinoamericana, el otro boom; catapultaba nuestra autoestima de pueblos emergentes a nivel mundial. Cuba, todavía conservaba su magia revolucionaria y la democracia venezolana, en un continente plagado de dictaduras, parecía consolidada y exitosa. Para nuestra generación eran tiempos heroicos, históricos y altamente propicios. Pero en toda fiesta hay un aguafiestas y en la nuestra fueron varios, despectivamente descalificados por la mayoría como profetas del desastre; entre otros, Argenis Rodríguez, con su literatura de denuncia ácida e irreverente; Domingo Alberto Rangel, con sus lucidos análisis económicos, políticos e históricos, donde establecía de manera clara y meridiana nuestras limitaciones como sociedad (cuarenta años después continúa en la misma trinchera de lucidez y denuncia) y Juan Pablo Pérez Alfonso, la voz más autorizada y escuchada, ya que venía del ejercicio gubernamental con éxitos evidentes como la política petrolera nacionalista y la creación de la Opep; seguía vinculado al principal partido de gobierno, AD, y a los principales líderes del mismo.
Pérez Alfonso fue un crítico consecuente de nuestras limitaciones como pueblo y como sociedad y particularmente incisivo con la política oficial de los gobiernos de Caldera y CAP; llegando a calificar al plan de la nación de este último como el plan de la destrucción nacional.
Los hechos le dieron la razón; la Venezuela de los 80 y 90 cosechó en abundancia los múltiples errores de nuestros gobiernos y élites en los 60 y 70. El más escandaloso, el de la corrupción; así como el clientelismo partidista y el populismo gubernamental, practicado por igual por Acción Democrática y por Copei. Todo ello se tradujo en despilfarro de recursos e ineficiencia generalizada, y un país que progresivamente se estancaba y entraba en crisis, y una sociedad que también progresivamente se empobrecía y desmoralizaba.

lunes, 11 de diciembre de 2006

Tiempo de crisis

El venezolano descubrió la palabra crisis mientras la vivía, aunque no tuviera plena conciencia de ello. Algunos escritores y articulistas, y muy pocos políticos, continuaron con las denuncias y con el infructuoso intento de alertar al país mayoritariamente formado por una sociedad amodorrada, o mejor, anestesiada, y una élite que había naufragado en el maridaje indecente y oportunista de la política y los negocios. En Venezuela el empresario más exitoso era el mejor vinculado al poder y el político de moda era el que tenía mejores vínculos con los empresarios y el sector económico en general. Banalizamos tanto la vida pública que locutores, cantantes y misses tuvieron la osadía de aspirar a la presidencia; pero lo grave no era la aspiración en sí sino que millones de venezolanos los secundaban; idiotas gobernando indiferentes, fue la forma verbal más cruel para definir aquel momento de verdadera decadencia nacional y de una prédica de la anti-política, irresponsable y suicida.
La realidad no tardó en hacerse presente con acontecimientos que han marcado a fuego nuestra historia más reciente: la devaluación del viernes negro de 1983, el Caracazo de 1989 y las intentonas golpistas de febrero y noviembre de 1992.
Para el Nobel de Literatura, Elías Canetti, la devaluación del signo monetario funciona a nivel simbólico, como una devaluación de la propia consciencia nacional; la sociedad se declara oficialmente enferma y el pueblo pierde la confianza en sí mismo. Se diluye en un presente precario y el futuro se le llena de temores e incertidumbres, mientras las demagogias de turno se entronizan sobre sus miedos y sus múltiples frustraciones, inventándose un pasado mítico y un futuro lleno de magia e ilusiones. Los tiempos de crisis casi siempre terminan en los tiempos del déspota.
Con el Caracazo se desplomó estrepitosamente la ilusión tecnocrática y populista de la gran Venezuela, y con los conspiradores del 92 (tenían una década larga en ello) el cuartel vuelve a irrumpir en la historia política venezolana; el venezolano de toda clase y condición vuelve a pensar que la solución a la crisis está en una "gorra militar", actitud y conducta que habla muy mal de nuestro proyecto educativo y de la cultura democrática internalizada. Venezuela, hoy escindida en dos mitades, sigue sin resolver el dilema de dictadura o democracia, reforma o revolución

lunes, 4 de diciembre de 2006

Tiempo de progreso


Un país no se hace, se va haciendo, en cada presente; interpretando y reinterpretando el pasado; inventando y reinventando el futuro. El siglo XX fue un intento de huida hacia el porvenir tratando de olvidar las feroces pesadillas del siglo XIX con "sus banderas color de miedo". Todo a cambio de la paz, inclusive aceptar la tiranía de Castro y Gómez, con su codicia y la paz de los sepulcros. La muerte una vez más fue liberadora y en 1935 el "gamonal", dueño del miedo, de haciendas y vida, muere. Se inicia la difícil transición llena de esperanzas y políticas salpicadas de errores, de una incipiente élite; que empujada por la economía petrolera, que desde 1914 y particularmente desde 1922, nos convierte en país minero y de abundancia fiscal.
En 1936, López Contreras y una minoría ilustrada echan las bases de un proyecto modernizador; había que "sembrar el petróleo". En 1945, una generación emergente e impaciente, quiere acelerar la historia con un "proyecto revolucionario" sustentado en las masas.
La impericia de las élites y las limitaciones objetivas de una sociedad atrasada contaminaron ambos proyectos de ineficiencia y sectarismo, personalismo y corrupción.
Ocurrió lo que tenía que ocurrir: el pasado ignorado y olvidado siempre regresa, y en nuestro caso como militarismo, esa enfermedad endémica, que todavía hoy, en los albores del siglo XXI, nos gobierna.
A pesar de todo en 1958, el país progresista y moderno se convoca en un proyecto democrático. El Pacto de Punto Fijo, hoy tan demonizado, no fue un acuerdo político simplemente sino un pacto de gobernabilidad ampliamente respaldado por las grandes mayorías nacionales.
La Constitución de 1961, la más democrática y discutida y consensuada de la historia nacional, de allí que haya sido la de más larga duración en nuestra historia de constitucionalismo.
En este breve período de escasos 20 años (1958-1978) el país conoció la primera presidencia electa que duró los cinco años completos que la constitución establecía, a pesar de los sinnúmeros intentos de golpe de Estado desde la derecha y de desestabilización guerrillera desde la izquierda; y el siguiente presidente, Leoni, no sólo cumplió su período sino que le entregó la presidencia al líder del principal partido opositor; algo impensable en la historia política nacional, de elecciones fraudulentas y trampas electorales. Venezuela, sin lugar a dudas, a finales de los 70 era un país y una sociedad exitosa, en el contexto latinoamericano y mundial

miércoles, 29 de noviembre de 2006

Participación y libertad

Así de simple se nos presenta la situación nacional: democracia o dictadura. La Venezuela de la dignidad y la libertad no puede sucumbir frente a la ambición de poder de un individuo, que sin importarle la Constitución, se proclama como el único capacitado para gobernarnos y lo piensa hacer hasta el 2021 o el 2030.
Más allá del juego de intereses en torno al gobierno y la oposición, en Venezuela tenemos que cerrar filas frente a un proyecto dictatorial personalista y no hay mejor oportunidad para hacerlo que el próximo 3 de diciembre.
Es cierto que no hay suficientes garantías electorales ni un CNE confiable, y el candidato del gobierno abusando de manera obscena de los recursos públicos; pero también es cierto que el proceso electoral para un demócrata es su mejor oportunidad para cambiar las cosas; y algo fundamental: la gente quiere votar, quiere corregir el rumbo y castigar el mal gobierno. Una vez que la gente vote no va a permitir que se irrespete su voto, allí es cuando se va a obligar a las verdaderas garantías electorales, como lo dijera el candidato de oposición sobre la fuerza de dos ejércitos: el del pueblo y el de las Fuerzas Armadas. Y es que ocho años después nadie puede llamarse a engaño sobre el personaje que desgobierna y su proyecto dictatorial. La oposición puede ganar, pero para ello debe terminar de unirse. El candidato está haciendo su trabajo, en la calle y en la base, el resultado ya se vio en la "avalancha" caraqueña del 7 de octubre. El venezolano no tiene vocación servil, por lo menos desde que murió Gómez en 1935, y no quiere emular al pobre pueblo cubano con su dictadura de 47 años.
Si se pueden ganar las elecciones de diciembre y si hay fraude, el pueblo no va a permitir que prospere. El "candidato del amor" lleva ocho años destilando odio y dividiendo a los venezolanos. Con su "amor" despidió a casi 200 mil venezolanos de sus trabajos en PDVSA. Casi 100 mil personas han sido asesinadas por la delincuencia durante su gobierno y apenas se permitió unas lágrimas por una víctima cubana. Ha comprado armas para 100 guerras que los venezolanos no queremos combatir. El único combate que queremos y debemos asumir es contra la pobreza, la inseguridad y el desempleo y por una democracia progresista, digna y honesta; porque los venezolanos nos merecemos la paz, el desarrollo y el progreso y ningún caudillo decimonónico nos lo va a impedir.

lunes, 27 de noviembre de 2006

¿Democracia o dictadura?

En el siglo XX latinoamericano era frecuente plantearse el debate político en estos términos: democracia o dictadura, en un continente mayoritariamente gobernado por dictadores. En Venezuela padecimos esta tragedia con Castro - Gómez y su epígono Pérez Jiménez; fueron casi 50 años de dictadura, autoritarismo y falta de libertad.
Después vino el largo amanecer democrático, tímidamente en el 36 y en el 45 y después de manera plena y auspiciosa en el 58, con el 23 de enero y la progresista Constitución del 61. Democracia imperfecta e incompleta, pero democracia real y perfectible. Por acumulación de errores de una élite política ensoberbecida en el poder y una élite empresarial dada al negocio sin escrúpulos; el país intenta un cambio en 1998 y elige al ex golpista; ocho años después no terminamos de asumir el enorme error cometido.
El 3 de diciembre nos toca votar y elegir, a mi juicio, no tanto entre candidatos sino entre un proyecto dictatorial, personalista y militarista, y una alternativa que nos permita recuperar el proyecto democrático venezolano y relanzarlo, sin los errores y desviaciones del pasado.
El candidato a la reelección indefinida y aspirante a perpetuarse en el poder se nos presenta como el hombre providencial; humilde, repite que es el único que nos puede gobernar hasta el 2021 o el 2030 o hasta que la "revolución" se consolide, para felicidad de sus "súbditos", y apela al "amor" como argumento supremo de buena intención y buen gobierno. Este es un concepto tan anacrónico y cursi que habla muy mal de la idea que tiene de los venezolanos, como si fueran seres en minoridad absoluta, que necesitan un "padre" para vivir como sociedad y nación. Es la negación de todo lo que ha logrado Venezuela en el último siglo y lo que ha logrado la mayor parte de la humanidad en los últimos 300 años.
"Yo, el supremo", necesita el poder absoluto para "amarnos", para decretar una gran "misión miseria" y con las migajas de la renta petrolera administrar nuestras necesidades con sentido paternalista, convirtiéndonos a todos, menos el grupo en el poder, en necesitados crónicos.
El 3 de diciembre no es una simple elección; es una decisión entre la democracia o la dictadura. La calle y el voto son nuestros instrumentos de lucha pero igualmente las garantías electorales y el respeto a la voluntad popular.
Las líneas estratégicas nacionales e internacionales se están desarrollando en contra del candidato del continuismo: la chequera petrolera ya no alcanza y el aislamiento hacia adentro y hacia fuera es visible y notorio.

lunes, 13 de noviembre de 2006

La locura que nos gobierna


Este artículo se iba a titular "Crónica electoral", después pensé en llamarlo "Crónicas Marcianas", hasta que me decidí por "La locura que nos gobierna"; y es que lo que está pasando en Venezuela sobrepasa toda racionalidad y toda lógica.
Un candidato se proclama "único, absoluto y eterno". Después de ocho años de gobierno pide más tiempo, como si en los sistemas políticos modernos y democráticos períodos de 4 ó 5 años con reelección inmediata no fueran más que suficientes. Después de ocho años de odio, confrontación y violencia se declara el candidato del amor; como si el que fuera pintor o pelotero tuviera alguna importancia para los venezolanos (de paso creo que ni es pintor ni es pelotero); y como militar, dicen que ni pasó el curso de estado mayor y traicionó su juramento de oficial. Como gobernante tiene que rendir cuentas de los 300 mil millones de dólares que le tocaba administrar y aparentemente no está dispuesto a hacerlo.
Sus contrincantes son "frijolitos" y "currutacos" y no merecen que él baje de su olimpo mesiánico para debatir sobre el país, el presente y el futuro del mismo. Un debate no lo acepta porque su autosuficiencia narcisística se lo impide.
Su problema es el mundo, Venezuela le queda pequeña, aunque de aquí saca los dólares para su diplomacia irresponsable y aislacionista. El enemigo es el imperio, con el cual comercia como nunca antes se había hecho; le mandamos petróleo e importamos casi todo. Se ha aislado de América Latina y sufre una paliza diplomática en la ONU y lo proclama como victoria. No tengo duda: la locura nos gobierna, y si la sociedad lo permite, es que estamos peor de lo que pensamos. No es la primera vez que esto ocurre en la historia y seguramente no será la última, pero los venezolanos merecemos mejor suerte.

lunes, 30 de octubre de 2006

Abuso de Poder


En la última semana de septiembre visitó el Zulia el Sr. Presidente de la República como candidato a la reelección; la impresión que tuve fue que en Venezuela vivimos un tiempo detenido. El mismo abuso de poder y el mismo inescrupuloso uso de los recursos públicos para la campaña; peculado de uso creo que se llama, pero nadie le “para” porque todos lo hacen; desde el gobierno nacional antes y ahora y desde las alcaldías y gobernaciones.
En la gira el candidato tenía una actividad en una televisora regional, vecina nuestra en la UNICA y debido a ellos asfaltaron y pintaron por donde iba a pasar el Presidente. Los vecinos y la Universidad tenemos más de 5 años pidiendo el asfaltado del sector sin respuesta oficial alguna, gracias al Presidente le están haciendo un “cariñito” de emergencia al sector; algo es mejor que nada: gracias Sr. Presidente; que igual es la 4ª y 5ª. Como era de esperar los militares tomaron el sector en resguardo de la seguridad presidencial; pero a nadie se le ocurrió pedir permiso para entrar en la Universidad; obviando detalles como la autonomía universitaria y la propiedad privada.
En Venezuela seguimos empeñados en seguir siendo y haciendo siempre lo mismo; gobiernos arbitrarios que se asumen por encima de la ley y una mentalidad militarista de país ocupado. Tanto despliegue militar y tantas armas compradas y el país sucumbe en la inseguridad. Si hay un derecho humano fundamental es el derecho a la vida y no sentirse amenazado por nadie, ni desde el poder del estado ni desde la delincuencia. Que diferencia con Brasil y Lula, este en su campaña electoral para la reelección no pudo inaugurar ninguna obra de su gobierno porque la ley se lo prohíbe y la misma ley lo limita para que no abuse de envestidura presidencial.

lunes, 23 de octubre de 2006

La República de Platón


Este libro del filósofo griego, conjuntamente con la política de Aristóteles inauguran formalmente en la cultura occidental la reflexión sobre la actividad política y el poder.
La República de Platón, según K. Popper, forma parte de lo que él llama, sociedades cerradas, regimentadas verticalmente y fuertemente estratificadas jerárquicamente.
Platón concebía su República, eficientemente racional y su gobierno en todo estaba gobernado por la razón, de allí su exigencia de que sólo los sabios tenían derecho a gobernar. La realidad de la política y el poder ha sido casi siempre lo contrario: los intereses particulares, lo irracional y la locura ha sido frecuente en el ejercicio del poder y la política, ambiciosos y codiciosos la han dominado frecuentemente.
Platón también desconfiaba de los poetas y de la poesía como inconvenientes y peligrosos para la República por lo que tiene que ver con lo emocional y con lo irracional; aunque a nuestro juicio una República también necesita soñadores aunque nunca como gobernantes. En nuestra real y particular República la política y el poder ha estado frecuentemente contaminada de locura e irracionalidad y para colmo de males hasta malos poetas se han colado a todos los niveles del Estado.

lunes, 9 de octubre de 2006

Crítica de la modenidad

La “Modernidad” es un concepto de comprensión múltiple y definición variable. Para unos empieza en el siglo XIV, para otros en el XVII; cualquiera sea su cronología; todos coinciden en que es una dinámica histórica que se origina en Europa Occidental y se expande por toda la tierra. En una economía-mundo; capitalista; inclusive en los países que se declaran anticapitalistas como la antigua Unión Soviética; la actual China y la propia Venezuela del Presidente Chávez. Nunca como ahora nuestra economía es capitalista las 24 horas del día; los 365 días del año; a pesar de la retórica esquizofrénica del régimen.
En términos políticos la modernidades liberal- burguesa; es el Estado democrático tradicional definido en su momento por Locke, Hobbes, Montesquieu, Jefferson, Lincoln, entre otros.
En términos socio- culturales la modernidad tiende a un individualismo exacerbado y a un consumismo irracional; con una moral relativista, hedonista y acomodaticia.
Hecho el retrato de la modernidad; algunos autores empezaron a hablar de postmodernidad; para algunos es el comienzo de un nuevo tiempo; para otros es una transición y para otros una modernidad “in extremis”.
Como quiera es el siglo XXI a quien le tocará responder los grandes interrogantes y asumir los múltiples desafíos; y en su momento los teóricos definirán y clasificarán.
La realidad siempre va por delante.

lunes, 2 de octubre de 2006

La historia pendular

En la historia pendular de acuerdo a G. B. Vico, la historia de América Latina vuelve a oscilar hacia la izquierda; frustrada la revolución cubana y abortada la experiencia socialista de Chile con el sacrificio de Allende, nuestro subcontinente se entregó a la reacción dictatorial y a populismos derechizantes que plagaron de miserias e injusticias el continente latinoamericano, llegándose a definir la década de los 80 y 90, como las décadas pérdidas, con muy pocos excepciones. Producto del fracaso de estos gobiernos, el siglo XXI se inaugura con el triunfo en serie de poderosos movimientos populares identificados con liderazgos y gobiernos de izquierda: Chávez en Venezuela; Lula en Brasil; Kischner en Argentina; Evo Morales en Bolivia; Tabaré Vásquez en Uruguay, y la onda de izquierda parece continuar.
El drama es que por lo que llevamos visto se están volviendo a repetir los viejos cánones del populismo demagógico y autoritario que asoló a América Latina en el siglo XX; el continente pareciera destinado a no aprender de sus errores y devorarse a si mismo, en una historia cíclica.
Seguimos esperando por la modernidad política plena de unas democracias del y para el ciudadano, que sepan conciliar libertad y justicia para todos.
En esta hora latinoamericana tan difícil y compleja sólo el regreso a la realidad, más allá de las ideologías, nos puede regresar al sentido común y a la política en su acepción moderna de gerencia eficaz y administración eficiente. Al gobernante, no importa el cargo y la jerarquía hay que evaluarlo por sus hechos y no por sus palabras.

lunes, 25 de septiembre de 2006

A la sombra de J.V. Gómez

Los mitos gobiernan la historia, y cuando los pueblos se emborrachan con sus mitos pierden el norte, se extravían y convierten la realidad en una pesadilla. En Venezuela hay dos mitos que nos marcan y persiguen, el que recogió Eduardo Blanco en su “Venezuela Heroica” que reduce la historia del país a una guerra y el otro es el mito de el Dorado o el país rico, que realmente nunca hemos sido; ya que en Venezuela la riqueza de todos siempre alguien se la termina robando; así fue con las perlas y así ha sido con las tierras y el petróleo. Páez terminó siendo el gran terrateniente; igual que los Monagas y Guzmán Blanco. J.V. Gómez era el dueño de todo.
En Venezuela el mejor plan de gobierno es “subirse a un campanario con una mochila de morocotas, regalar algunas y cogerse el resto” (Falke de Federico Vega); el tiempo no pareciera transcurrir en esta “tierra de gracia”; es como si siguiéramos viviendo a la sombra de Gómez. Decía el expresidente Ignacio Andrade que en Venezuela no se puede gobernar con la Constitución, de allí que se gobierne por decreto o a través de leyes a la medida y satisfacción del mandamás de turno.
La sociedad en su conjunto tiene una alta dosis de responsabilidad al respecto, y es que la mayoría o una buena parte de compatriotas siguen asumiendo el país desde el Dorado y la Venezuela Heroica y lo vivimos en la subcultura de lo superficial y superfluo, agravado por la consciencia contemporánea del consumo y la moda de una sociedad que no ha convertido en valor absoluto la honradez y el trabajo y que relativiza todo; subordinándolo al interés egoísta y la “riqueza”. Esta es una sociedad fuertemente anclada en tiempos primitivos y atrasados; a veces pienso que seguimos en el siglo XIX y que estamos viviendo la noria del eterno retorno.

lunes, 11 de septiembre de 2006

El asalto a la razón


El asalto a la razón o el fracaso de la inteligencia, con ello queremos significar el delirio intelectual, contrario a la racionalidad según Kant, que sufren algunos intelectuales, aparentemente muy inteligentes pero que se ciegan ante la cruda realidad de los hechos. Así sucedió en Europa y el mundo con la Unión Soviética, admiradores de la Revolución y de Lenín, fueron sordos y ciegos frente al sanguinario dictador Stalin; igual sucedió con Mao hasta que el senil dictador de la revolución cultural los hizo despertar a la realidad. Igual pasó con Fidel Castro, la intelectualidad francesa tardó 30 años en darse cuenta que en Cuba ya no había una romántica revolución libertaria sino una satrapia de 46 años de ejercicio de un poder absoluto, arbitrario, violento e inhumano, con nuestro presidente está sucediendo algo parecido, los ángeles rebeldes del 4 de febrero del 92, así los llamó Angela Zago, diez años después, uno de ellos asume una revolución nominal y un proyecto autocrático de poder.
Intelectuales reconocidos como Ernesto Cardenal, Eduardo Galeano e Ignacio Ramonet lo reconocen y apoyan sustentado en un discurso supuestamente latinoamericanista y antiimperialista y se niegan a ver los hechos de un régimen evidentemente autoritario, militarista y en el fondo profundamente reaccionario.
Que tonta es la inteligencia cuando se ciega a la realidad y los hechos y la razón es traicionada en aras de ideologías afincadas en nuestras emociones y pasiones.

lunes, 4 de septiembre de 2006

Constituciones de papel

En un artículo reciente en el semanario Quinto Día, Domingo Alberto Rangel, de manera enfática y directa califica a nuestras constituciones, a todas ellas sin excepción, como constituciones de papel; por algo hemos tenido o padecido casi treinta (30). La verdadera constitución, la real, está en Fuerte Tiuna, dice D.A.R. y siempre ha sido así; en el siglo XIX respondían a los intereses del caudillo de turno, el famoso traje a la medida de J. G. Monagas; situación que prevalece hasta el 18 de octubre de 1945, que según nuestro autor pasa a prevalecer, no tanto el caudillo o jefe militar, sino la estructura de las Fuerzas Armadas y en particular el Ejército. Esta situación se modificó en algo después del 23 de enero de 1958, que pasamos a un régimen de partidos, pero siempre tutelados desde Fuerte Tiuna. Desde 1992 la situación vuelve a cambiar y regresamos al tutelaje pleno y preeminencia casi absoluta de la Fuerza Armada. Es como una síntesis anacrónica, una dialéctica al revés, del poder político en manos de un caudillo y una elite militar (activa y retirada) que tiende a monopolizar todos los cargos.
Otra opinión aleccionadora la dio recientemente Felipe González, en su visita a Venezuela. El ex jefe del Gobierno español decía que la democracia no garantiza el buen gobierno, sino que si este no funciona o no satisface las expectativas populares puede ser cambiado democráticamente y esta es precisamente la diferencia más importante entre un régimen y un gobierno; el primero aspira a perpetuarse y el segundo puede ser cambiado por el voto mayoritario de los ciudadanos.
Domingo Alberto desconfía de las constituciones que se creen perfectas y nosotros desconfiamos de quienes las sacralizan mientras las violan e incumplen, vamos a confiar que las constituciones de papel engendren regímenes de papel.

lunes, 28 de agosto de 2006

El siglo XX entre Lenín y Wilson

El siglo XX es susceptible de muchas interpretaciones y quizás sea ecesario que transcurra más tiempo para afinar nuestra lucidez y comprensión del mismo. Entre los muchos fenómenos de carácter histórico que se hicieron presente en ese siglo, sin lugar a dudas la aparición de las masas como actores políticos fue uno de ellos, así lo vieron muchos autores y en particular Elias Canetti con su fundamental libro “Masa y Poder” y J. Ortega y Gassett con su emblemático libro “La rebelión de las masas”. Con el siglo se llegó a la conclusión que las masas no hacen la historia pero sin ellas no hay historia posible; así lo entendió el presidente Wilson, pero fundamentalmente Lenín y Mao y también Hitler y Mussolini; con las masas, se hacia la patria y se hacia la revolución; dos fuerzas tremendas y terribles que atravesaron el siglo XX como ideología, el nacionalismo y la revolución sembraron de esperanza la historia de los pueblos pero también de violencia, sangre y destrucción.
Hoy por hoy ambas ideologías lucen agotadas, aunque sobrevivan cien años; son estructuras y teorías anacrónicas; el Estado Nacional o se asume en la globalización o no tiene vida; hoy tenemos a la Unión Europea, sin ella, ni Francia, ni Italia, ni España, ni Alemania, ni Inglaterra y mucho menos los demás países tendrían viabilidad, o se unen o perecen. Entramos de lleno en el siglo XXI en los Estados Continentales, tipo Estados Unidos, Rusia, China, India, Brasil; los demás o se integran o se satelizan, como está ocurriendo en América Latina con Uruguay, Bolivia, Suriname con respecto a Brasil; ni hablar de Centroamérica y el Caribe, con respecto a Estados Unidos.
El mundo, la geopolítica y la historia, indetenibles, se deslizan hacia la integración de bloques y superestados, con conflictos crecientes hacia fuera y hacía adentro.

lunes, 21 de agosto de 2006

La sociedad anacrónica


Nuestra tragedia como sociedad es que no hemos tenido una tradición cultural verdaderamente moderna. El “renacimiento”, la “reforma”, el “racionalismo”, y la ´”ilustración” apenas fue un barniz en nuestra formación y evolución como sociedades; seguimos anclados genéticamente y psicológicamente en la Edad Media. En nuestra conducta individual y colectiva sigue prevaleciendo la actitud y la conducta mágico-religiosa; seguimos siendo profundamente nominalista y continuamos ignorando a la economía política como la capacidad de prosperar a partir de la escasez y en política domesticar y limitar el poder personal a través de la democracia. La mayor demostración de lo anterior en el caso venezolano es la actitud de nuestra sociedad, elites e intelectuales frente al petróleo en la historia nacional; el petróleo ha sido demonizado y se le ha hecho cargar con todos nuestros males y responsabilidades; comenzando con la desafortunada frase de “sembrar el petróleo” una ilusión de arcadia rural añorada, absolutamente fuera de la realidad; de allí la paradoja de mientras más ricos somos más pobres y la abundancia fiscal en vez de permitirnos progresar nos hunde más en el atraso.

lunes, 14 de agosto de 2006

La cobardía como género literario

Todos tenemos derecho a escribir y expresarnos; evidentemente el talento es otra cosa, es privilegio de una minoría afortunada. Lo que quiero significar en el gremio de los escritores es que no todos son creadores y que los hay buenos y menos buenos, como en todos los oficios y que no toda la obra de un escritor mantiene el mismo nivel de calidad, pero lo que es obligación para todos es la integridad moral e intelectual. No se puede ni debe escribir para complacer, para ganar dinero, premios y éxito; ni escamotear ni ocultar la verdad. El verdadero escritor grita su agonía y su verdad en cada letra, en cada palabra; escribe con sangre, como lo quería Nietzsche y es que el escritor tiene una responsabilidad social con sus semejantes, no puede ser ajeno a nada que atente contra la dignidad y la libertad de los seres humanos; inclusive el testimonio más personal y subjetivo, como literatura tiene que ver con los “otros”. El escritor que escribe sin otro propósito que expresarse, está en su derecho, al publicar su trabajo y posibilitar el encuentro con un lector asume una gran responsabilidad moral y social ineludible; de allí que el pueblo sabio cuando alguien dice o escribe naderías, dice que está hablando o escribiendo “paja”.

lunes, 7 de agosto de 2006

La Era fascista

La historia es dinámica y cambiante; cuando todo parece dicho sucede algo inesperado y todo cambia. En la historia de los pueblos; hay épocas mejores y peores; tiempos más fáciles o tiempos mas difíciles; pero ninguno, afortunadamente es eterno; hasta los peores tiempos pasan, por aquello de que no hay mal que dure 100 años.
En América Latina, la dialéctica política del siglo XX se movió fundamentalmente entre democracia y dictadura, reforma o revolución. Comenzando el siglo XXI nuestro subcontinente pareciera moverse hacia la izquierda; lo que en sí mismo no es malo; si pensamos en Chile y Uruguay; pero es otra cosa si pensamos en Cuba y Venezuela, en donde un social-fascismo –populista trata de perpetuarse; en Cuba ya son 47 insoportables años, en Venezuela no sabemos.
El problema no es el discurso sino el costo real de un proyecto político y un programa de gobierno.
Cuánta pobreza y cuánta corrupción se genera y asume y cuántas oportunidades perdidas. Sería interesante unas elecciones verdaderamente libres en Cuba; cuando ello suceda veremos al régimen cubano como lo que es, un tigre de papel, como diría Mao Tse Tsung; un régimen a punto de colapso y como le pasó a la extinta Unión Soviética su caída va a ser breve y estrepitosa y es que la ficción en la historia termina por desaparecer frente a la terquedad realista de los hechos.

jueves, 3 de agosto de 2006

La Era fascista


La historia es dinámica y cambiante; cuando todo parece dicho sucede algo inesperado y todo cambia. En la historia de los pueblos; hay épocas mejores y peores; tiempos más fáciles o tiempos mas difíciles; pero ninguno, afortunadamente es eterno; hasta los peores tiempos pasan, por aquello de que no hay mal que dure 100 años.
En América Latina, la dialéctica política del siglo XX se movió fundamentalmente entre democracia y dictadura, reforma o revolución. Comenzando el siglo XXI nuestro subcontinente pareciera moverse hacia la izquierda; lo que en sí mismo no es malo; si pensamos en Chile y Uruguay; pero es otra cosa si pensamos en Cuba y Venezuela, en donde un social-fascismo –populista trata de perpetuarse; en Cuba ya son 47 insoportables años, en Venezuela no sabemos.
El problema no es el discurso sino el costo real de un proyecto político y un programa de gobierno.
Cuánta pobreza y cuánta corrupción se genera y asume y cuántas oportunidades perdidas. Sería interesante unas elecciones verdaderamente libres en Cuba; cuando ello suceda veremos al régimen cubano como lo que es, un tigre de papel, como diría Mao Tse Tsung; un régimen a punto de colapso y como le pasó a la extinta Unión Soviética su caída va a ser breve y estrepitosa y es que la ficción en la historia termina por desaparecer frente a la terquedad realista de los hechos.

lunes, 31 de julio de 2006

¿La Caída?

Todo régimen o sistema de gobierno descansa sobre la pretensión de durar para siempre, pero la historia desmiente esta pretensión: todo lo que sube, cae y particularmente los gobiernos en los tiempos que corren tienden a ser efímeros, bien sea porque se respetan los lapsos constitucionales o porque se iligetimizan y caen. Haití y Bolivia son dos buenos ejemplos recientes.
El presidente ha apuntado que su permanencia en el poder puede ser hasta el 2021 y eventualmente hasta el 2030. No creo que sea así, de hecho las líneas estratégicas de su gobierno se están acortando velozmente.
  1. Si se fuerza una salida electoral sin garantías, se ilegitimiza.
  2. Basta con que el petróleo se estabilice entre 50 y 60$ para que el gobierno empiece a confrontar problemas crecientes de financiamiento y el “chorro” actual se vea comprometido y por consiguiente toda la estructura de gasto, despilfarro y corrupción.
  3. El aislamiento internacional; ni América Latina ni el mundo va a permitir por mucho tiempo esta diplomacia del micrófono y el insulto. Venezuela no tiene capacidad financiera ni política para competir y prevalecer en un juego geopolítico mucho más complejo de lo que piensa nuestro presidente.
  4. Más allá del año electoral; este 2006 y el 2007 se presentan peligrosamente interesantes y fuertemente dinámicos. Estoy seguro que la política no nos va a aburrir y puede depararnos algunas sorpresas.
La historia está en permanente movimiento y ningún sistema político es inmune a ello y nadie escapa a la “lógica” de la historia ni a las fuerzas que la impulsan.

lunes, 24 de julio de 2006

Estalla el mundo

En la dura realidad de la historia el anhelo de paz tiende a convertirse en un sueño romántico o una utopía renacentista.
Otra vez la guerra nos amenaza desde ese minúsculo territorio israelí- palestino; conflicto de larga duración cuya solución racional sería fácil y sencillo a partir del reconocimiento mutuo y el respeto y la colaboración de dos pueblos más cercanos de lo que las apariencias indican.
Israel debe permitir y reconocer un Estado Palestino y los palestinos y los países árabes e islámicos en general reconocer el derecho a existir del Estado de Israel.
Si el conflicto del Medio Oriente no se canaliza de manera adecuada, la tercera guerra mundial deja de ser una profecía aterradora y se convierte en posibilidad real.
Más allá del frente libanés y palestino en este conflicto hay otros intereses fundamentalistas presentes como la geo-política anti israelí del gobierno sirio y del gobierno iraní, cuyo máximo representante ha llegado a negar el holocausto judío en la II guerra mundial y a proclamar la decisión de expulsar a los hebreos de su actual territorio y para ello se quieren convertir en potencia nuclear. La humanidad esto no lo puede ni compartir ni permitir. El hecho que existan países con capacidad nuclear (Estados Unidos, Rusia, China, Inglaterra, Francia, India, Pakistán, Corea del Norte y presuntamente Israel) no es argumento para seguir aumentando este perverso club de la muerte y mucho menos con el argumento del derecho soberano de cada país. En el mundo actual, afortunadamente, el tema de la paz, el desarrollo y el ambiente, dejan de ser temas nacionales y se convierten en asuntos de interés e importancia para toda la humanidad, la apuesta colectiva tiene que ser con la vida y no con la muerte, toda guerra es injusta por definición y esta de Medio Oriente es absolutamente injusta e inconveniente para los intereses de la humanidad.

lunes, 17 de julio de 2006

Ese bello país de la muerte

Tropecé con esta frase recientemente atribuida a un pueblo indígena del Caribe para referirse a la isla de Cuba. Parece ser que en Cuba desde que se conoce históricamente el número de suicidas es muy alto; así fue con los indios; con los africanos; con los criollos y así es en la Cuba “fidelista”. Como en Suecia el aparente paraíso en la tierra asusta y da miedo. Venezuela también forma parte de otra estadística aterradora: la de los homicidios, antigua tradición humana que empezó simbólicamente con Caín y Abel.

En América Latina, México tenía fama de un país de homicidas, pero hoy esta es una característica generalizada y pareciera que Venezuela en los últimos tiempos se ha incorporado con todos los honores a este terrible club.
“Desde 1998 hasta este año (2006) los homicidios han aumentado un 128%, las muertes violentas indeterminadas un 74%, los homicidios con armas de fuego un 36%, los secuestros un 426% y las muertes en enfrentamientos con policías” (la perversa ley de fuga tan nuestra), agravándose esta última cifra en la ciudad de Caracas en un 791%.
Cada media hora muere un venezolano de manera violenta, 44 familias se enlutan a diario y en los últimos 8 años, 100 mil familias han sufrido directamente este flagelo. Casi nunca hay culpables y si los hay no hay sanción o esta es muy leve. Las cárceles, los cuerpos armados y la justicia lenta y cómplice son otros capítulos trágicos de esta agonía nacional.
La violencia no tiene ideología igual que el desempleo, aunque una vez más es el más pobre el que soporta la carga más pesada y a quien más golpea la violencia y el desempleo, estructuralmente relacionados.

lunes, 10 de julio de 2006

El Continente extraviado


En la dura realidad de los hechos y en el lenguaje de la geopolítica, nuestro continente es casi inexistente y su importancia es poco menos que nada, algunas cifras para sustentar lo dicho: apenas representamos el 3% de la innovación tecno-científica; de las 200 mejores universidades del mundo; apenas hay una latinoamericana y en el puesto 195; de las primeras 500 apenas clasifican 14 de nuestras universidades, ninguna venezolana por cierto ni cubana, nuestro subcontinente apenas representa el 4.1% de comercio mundial y el 7.6% del producto bruto mundial. Si no fuera por nuestra poderosa cultura e importante literatura la situación sería acomplejante; el drama es que no tendría que ser así; en términos igualmente geopolíticos nuestro potencial es inmenso en recursos demográficos y naturales en territorio y recursos humanos clasificados; el problema fue y sigue siendo el de nuestras “élites” y gobiernos que siguen asumiendo la gestión pública como asunto privado y negocio al mismo tiempo que nuestros pueblos insisten en equivocarse al elegir a sus gobernantes o su nivel de carencias afectivas y materiales son tan altas que no terminan de desarrollar un proyecto societario democrático; al fallar en la familia y en la sociedad fallamos también en el gobierno y en la economía; ya en el siglo XXI, es urgente revertir esta situación; en el siglo XX algunos pasos se dieron pero no suficientes.

lunes, 3 de julio de 2006

El terrorismo y la Historia


Un principio elemental de la teoría de la historia es el que define el hecho histórico como el hecho o acontecimiento a partir del cual se generan otros hechos o acontecimientos, usualmente, calificados de importantes.
Es lo que está sucediendo con los actos terroristas, especialmente los del 11 de septiembre en Nueva York y los más recientes de Madrid y Londres. El mundo no sólo se prepara a enfrentarlos en términos policiales, sino que están empezando a diseñarse políticas al respecto que asuman el desafío. Por ejemplo, la condonación de la deuda de los 40 países más pobres así como políticas más eficaces para combatir la pobreza y un diálogo intercultural e intereligión más realista y eficaz.
Igualmente, el terrorismo está obligado a repensar muchos conceptos que tienen que ver con los sistemas políticos, la nacionalidad, la inmigración y la cultura.
Por ejemplo, en Suecia, el parlamento acaba de aprobar una propuesta de dos diputados suecos, uno de origen africano y el otro chileno, de que la nacionalidad sueca se otorgue a aquellos extranjeros que aprendan a hablar sueco, ya que se parte de la idea que un extranjero o ciudadano no integrado lingüística y culturalmente a su nueva patria, termina siendo un riesgo potencial a su país de adopción, ya que el “ghetto” y la marginalidad no garantizan la integración y cohesión necesaria de la sociedad. Un poco lo que está ocurriendo en Estados Unidos, Inglaterra y Francia; ciudadanos de primera y segunda generación que no terminan de integrarse ni lingüística, ni culturalmente y por ende socialmente, creando así un país potencialmente invertebrado y eventualmente confrontado.
El multi culturalismo que es una evidente riqueza antropológica pudiera terminar siendo una amenaza. La discusión apenas empieza en esta “Nueva Historia” que marca el comienzo de la nueva cultura y el nuevo milenio.

lunes, 26 de junio de 2006

¿Régimen o Gobierno?

En lenguaje cotidiano régimen y gobierno llegan a significar casi lo mismo; conceptualmente no es así; un régimen tiende a ser una hegemonía en el poder que trata de perpetuarse y convertirse en permanente mientras que un gobierno es por definición temporal, limitado, controlado y sujeto a ser sustituido legalmente por vía electoral; dentro de un sistema de pluralismo y alternabilidad.
El soviético fue un régimen; igual que el nazi-fascismo en Alemania e Italia o el “franquismo” en España o el “gomecismo” en Venezuela o el “fidelismo” en Cuba.
En Venezuela estamos viviendo este drama ¿régimen o gobierno?. Para el Presidente esta es una revolución y además está armada y no van a permitir perder el gobierno.
Mucha gente identificada con el régimen piensa que estamos en presencia de una nueva hegemonía; en un sentido “marxista” y “gransciano” y por consiguiente las reglas del juego de la “democracia burguesa” no valen. Si esto es así; la actual discusión electoral es una farsa; el CNE es revolucionario; igual que los otros poderes; por consiguiente todos van a jugar a perpetuar al líder en el poder como garantía suprema para la revolución. El buen ejemplo ha sido Fidel y el malo el de los sandinistas que perdieron el poder por aceptar las reglas democráticas.
Si nuestra apreciación es correcta estamos en presencia de una trampa y una posible tragedia política, estaríamos cerrando las vías electorales democráticas aunque hubiera elecciones sin garantías para la oposición.
En una revolución gobierno, estado y sociedad se superponen y confunden y una sola persona y una “nomenclatura” se convierten en la nueva clase dominante; parafraseando a Trotsky podemos decir que el partido; un sector militar y el líder terminan asumiendo la representación de toda la sociedad; todo el estado; todo el gobierno.
Otro buen ejemplo es el caso de William Lara, Director Nacional de Organización y miembro activo del Comando Táctico Nacional del MVR y al mismo tiempo Ministro de Información. En un régimen esto es posible; en un gobierno esto es ilegal e inconveniente.

lunes, 19 de junio de 2006

La revolución bonita

Herbert Marcuse (1898-1979) fue un autor importante para entender la contemporaneidad; especialmente el siglo XX, en los años 60 y 70 era uno de los intelectuales de moda entre la juventud contestaria de la época y casi un profeta de lo por-venir. Sus libros “Eros y Civilización”; “Razón y Revolución”; “El Marxismo soviético” y “El hombre unidimensional” eran textos obligados para aquella generación rebelde e irreverente.
En su libro sobre el “Marxismo Soviético” (1958) dice algunas cosas, a nuestro juicio, aplicables al análisis de lo que viene pasando en Venezuela desde 1999. Para Marcuse, citando a Marx; la transición al socialismo no se decreta ni es automática sino que responde a leyes objetivas del cambio social y que tiene que ver con la libertad del individuo y la liberación de éste de su esclavitud con respecto a sus necesidades y al trabajo alienado.
Por eso en Rusia fracasó la revolución con el colapso de la Unión Soviética en 1989; y es que contrariamente a la teoría, el trabajador soviético cada día era menos libre y menos próspero; lo que a mi juicio está sucediendo en Venezuela; en donde cada día la libertad retrocede y la pobreza aumenta.
Marcuse afirma que “el socialismo soviético en vez de suceder al capitalismo coexiste con él, en vez de superarlo lo imita”. Lo mismo que está pasando en Venezuela; por un lado un lenguaje anticapitalista y antiimperialista y en la práctica nunca como ahora están haciendo tan buenos negocios en Venezuela las tan denostadas multinacionales capitalistas e imperialistas; el lenguaje en esta Venezuela desorientada de hoy; es ruido y sombra y no luz, tal como lo quería el poeta Holderlin.
El socialismo, nos recuerda Marcuse, según Marx era la última etapa del desarrollo industrial y la superación de toda forma de trabajo alienado; en nuestro país el “proyecto socialista” cada vez se está pareciendo más a la experiencia birmana de Pol Pot y su atrasada revolución genocida, rural y endógena, llena de violencia y horror; que tantas víctimas y dolor provocó. El socialismo es cosa seria y respetable, no permitamos que la palabra y las ideas que lo expresan se conviertan en burla y estafa.
Lo real es que tenemos una República militar y una democracia amenazada por una voluntad de poder que lo que quiere es perpetuarse en el mismo.

lunes, 12 de junio de 2006

La Locura Imperial

La historia es como un espejo que refleja el drama y la aventura humana no importa la época ni el tiempo transcurrido. La historia igualmente es como una pintura, un cuadro, que los grandes historiadores reproducen y recrean a partir de una realidad diversa pero siempre igual y es que el drama humano tiende a reproducirse; así sucede en nuestra relación con la política y el poder y es que los ambiciosos de poder se reproducen idénticos, no importa donde ni cuando.
Leyendo a Jacobo Burckhardt en su extraordinaria semblanza de los emperadores romanos del siglo III; nos damos cuenta de lo actuales que resultan estos emperadores locos y como la locura y el poder tienden a vivir maridados. Burckhardt dice hablando del emperador Comodo (180-192) rápidamente se desarrolló en él la “locura imperial”. La idea de mandar al mundo entero, el temor a todos los que pudieran disputarle ese dominio y disfrutar todo el tiempo los placeres del poder como si el presente lo fuera todo mientras se aferraba al poder como si este fuera eterno.
Continua nuestro autor “la locura de los emperadores” era propia de hombres no bien dotados y poco escrupulosos.
Con el siguiente emperador Septimio Severo (193- 211) “se halla representado por primera vez de modo puro la dominación militar. Su arrogancia de militar y caudillo” plagó de males el Imperio hasta que el pueblo romano harto exclamó “cuánto tiempo vamos a soportar esto todavía”. El líder y la dominación militar se habrían convertido en un fin en si mismo y ya no respondían a los intereses del pueblo.
Severo se dice que le aconsejó a su hijo para acceder y conservar el poder “Sé firme, enriquece a los soldados y desprecia a todos los demás”.
La locura de poder alcanza su cima con Caracalla (211-217) “esa espantosa calamidad” la llaman los historiadores. El gobierno militar maravilla a Roma hasta niveles indecibles; la guardia pretoniana y los generales victoriosos se apoderan de la política y el poder en una orgía de pasiones y corrupción; que terminaron de llevar al imperio a la decadencia y posterior disolución.
Cicerón decía que la historia es la maestra de la vida, más de dos mil años después, la locura sigue rondando el poder, especialmente cuando este lo acompañan personas inadecuadas.

lunes, 5 de junio de 2006

Elogio de la locura

Leyendo la prensa en estos días, fue como se me ocurrió el título de este artículo o de pronto hubiera podido llamarlo “El retorno de los brujos”. Casi todo lo que está sucediendo en nuestro país parece desquiciado, fuera de si. El primer ciudadano, por su cargo no por su conducta y lenguaje, sigue empeñado en pelear con todo el mundo y condenarnos al descrédito y aislamiento internacional. Las ideas más dementes se pretenden presentar como políticas de Estado; un fantasioso gasoducto hacia el Sur, dispendioso, ecocida e irreal. La salida intempestiva e inconsulta del Pacto Andino (mientras a los venezolanos se nos está otorgando precisamente un Pasaporte Andino). El insulto excesivo y exorbitante a un candidato presidencial peruano, casi seguro Presidente de ese país, por segunda vez. Un acuerdo de pobres con Cuba y Bolivia, que con excepción del petróleo y dinero venezolano, no tienen nada o casi nada que ofrecer. Mientras se denuncia el imperio y a Mr. Danger se incrementa la dependencia comercial con ese país y el comercio con Florida aumenta un 35% en el 2005. Mientras más endógenos somos más importamos (paradoja que no logro entender) mientras la corrupción, la pobreza y la inseguridad sigue creciendo. El colmo fue un personaje del régimen acusando a la CIA y a la oposición de fraguar los últimos asesinatos que han estremecido a la opinión pública en los últimos tiempos, para desestabiliza el régimen.
La irracionalidad y la locura pareciera ser la nota dominante de nuestra sociedad; claramente enferma y neurotizada por personajes, cuya presencia y lenguaje, por decir lo menos intranquiliza y asustan.

lunes, 29 de mayo de 2006

Miedo a la libertad


La necesidad de lo no necesario; es la nueva esclavitud del consumismo del hombre- masa; un amigo lo llamaba “trapomorfismo” genético a la neurótica necesidad de desear y comprar más allá de nuestras necesidades reales. Nunca he podido entender la actitud compulsiva del “turista” que viaja para comprar ni la actitud del esclavo o esclava de la moda, cuya elección o selección lo determina una marca o un nombre.
El “hombre unidimensional” de Marcuse realmente es la versión actualizada del “hombre mediocre” de José Ingenieros es decir del individuo que le tiene miedo a su individualidad; que lo que quiere y desea es mimetizarse en la masa, es el “instinto termita” o de colmena que nos posee; la satisfacción de pertenecer al rebaño y de que todos los poderes trabajan para ello.
En el fondo el temor a nuestra propia individualidad es el temor a nuestra libertad, como decía Erich Fromm; el temor a elegir y asumir riesgos y responsabilidades es otra expresión más de nuestro egoísmo y comodidad; que otro decidan por nosotros y determinen nuestra conducta es más fácil y cómodo; es asumirse siempre como menor de edad e instintivamente negarse a usar la propia razón; la negación absoluta del “Sapere Aude” kantiano; es decir atreverse a usar la razón y ser adulto. Nietzsche decía qué cantidad de verdad estamos dispuestos a aceptar los seres humanos; pudiéramos agregar; qué cantidad de libertad estamos dispuestos a asumir y arriesgar, es decir, asumir la inevitable soledad del hombre libre, ese solitario en la muchedumbre; lleno de temores y terrores; que habita la urbe despersonalizada y violenta.

Politica, Alienación y Publicidad

Asistir a un evento de comunicadores y publicistas es toda una experiencia: (3º Congreso de la Conferencia Venezolana de Comunicación Social. COVECOS 3. Margarita; 15-19 de Mayo).
Una experiencia que nos conecta con un mundo joven lleno de posibilidades; especialmente en un país en donde se ha llegado a desconfiar de todo el mundo.
El evento se inauguró con Antonio Pasquali; una autoridad indiscutible en la materia. Nos habló de la publicidad su importancia e influencia; especialmente en su dimensión económica y política y el reto tecnológico que encaran los medios de comunicación. Es impresionante lo que se gasta en publicidad en los diversos medios y en particular en televisión. En otra conferencia de Aquiles Esté, un competente profesional; se destacaba por cierto; el gasto en publicidad del actual gobierno y se manejó la hipótesis, a falta de investigaciones suficientes al respecto; que es el gobierno que mas ha gastado en publicidad en toda la historia del país y uno de los presupuestos mas altos del mundo para la publicidad del régimen y su caudillo; que en lo personal me hizo recordar la importancia de la propaganda en regimenes políticos totalitarios y autocráticos; como el soviético y el nazi- fascista; de hecho los verdaderos fundadores de la propaganda moderna y contemporánea, que en el sistema capitalista derivó fundamentalmente hacia el consumo masivo con una fuerte base de irracionalidad; tal como lo recordaba Aquiles Esté en su conferencia.
La publicidad; sustentada en la investigación neurológica y psicológica, trata de construir una “obsesión para promover una marca”. Lo racional, en publicidad es evadido de manera sistemática y se recurre todo el tiempo a lo emocional instintivo; es decir a lo irracional, es casi como el conductismo “pavloniano”.
El ser humano es asumido en sus paradojas y dualidades; que asume la experiencia y la realidad “narrativamente”; más en términos míticos o literarios que científicamente y por allí se cuela el mensaje y el propósito publicitario; lo importante es “vivir” no “comprender”.
El mundo de la publicidad termina atemorizándome; por un lado es una profesión respetable y una disciplina interesante y necesaria en el mundo de hoy; inconcebible sin la publicidad; pero tan vinculado a los apetitos y complejos del ser humano que ayuda a aumentar nuestra alienación consumista hasta niveles de irracionalidad.
El siglo XXI se inaugura solitario en sus desafíos; el pasado cada vez nos sirve menos y las nuevas generaciones tienen enormes retos y desafíos por delante; les sobra energía y talento, pero no es suficiente.

lunes, 22 de mayo de 2006

Fuerte apache o el muro de la vergüenza

Los norteamericanos, como todo pueblo próspero y satisfecho, viven atemorizados con los vecinos y los extraños desde el 11 de septiembre y la destrucción de las torres gemelas; el miedo se les introdujo en el alma; se les acabó la insularidad y el aislamiento protegidos por dos océanos y su arrogancia y poder. En el pensamiento simbólico norteamericano y en el inconsciente colectivo el blanco siempre vencía al indio, emblematizado en la mítica conquista del oeste y en las miles de películas de vaqueros.
El policía del mundo tiene miedo y como en una nueva edad media trata de amurallarse; lo intentó China y terminó fracasando estruendosamente porque el temor y el vacío no pueden ser contenidos por ninguna muralla. Lo intentó Roma y también fracasó y recientemente la Unión Soviética con su cortina de hierro y el muro de Berlín, ya sabemos en qué terminaron en 1989, en la desaparición de la propia Unión Soviética, un imperio de papel. Recientemente Israel, acosado en su pequeño territorio, también recurrió a la construcción de un muro de mas de 700 kilómetros, como si el miedo, el fanatismo y la intolerancia pudieran ser controlados por un muro y ahora el poderoso y prepotente imperio americano después de su famoso escudo tecnológico protector de la llamada guerra de las galaxias, decide separarse de México físicamente con un muro de la vergüenza de mas de 1.100 Km. en una frontera de mas de 3.000 kilómetros y que ya habían empezado a segregar con un incipiente primer muro de 12 kilómetros.
Este es un proyecto que debe ser rechazado y denunciado por infamante y contrario a los principios fundamentales de la civilización y la dignidad humana.
Un país que se jacta de su democracia y sistema de libertades y propugna una Asociación de las Américas a través del Tratado de Libre Comercio, sale con esta agresión flagrante, ya votada favorablemente por la Cámara de Representantes y pendiente de aprobación en el Senado, es el comienzo del fin del imperio, porque éstos al perder la autoridad moral pierden su legitimidad histórica, no importa el tiempo que tarden en derrumbarse; si el siglo XX fue norteamericano, según algunos historiadores, el XXI podría ser el de su agonía y decadencia. El mundo y América Latina como un todo deben denunciar y rechazar este malhadado e insultante proyecto
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sábado, 20 de mayo de 2006

La Fuerza Armada y el proceso electoral

El candidato unitario de la oposición Manuel Rosales ha expresado, con pleno derecho, su deseo de reunirse con el Alto mando militar y con mucha más razón, desde el momento que el actual Presidente y candidato reeleccionista, haya dicho de manera pública, imprudente e inconveniente que no sólo Petróleos de Venezuela sino también la Fuerza Armada es "roja, rojita", imitando y apoyando la aventurera y anticonstitucional afirmación del tristemente célebre ministro de Energía y Minas, cuyo video, oportunamente publicitado, pudiera llegar a convertirse y a jugar el mismo papel que cumplió en el Perú el famoso "video de Montesinos".
El Alto mando y el general Baduel al frente, están obligados moral, legal y constitucionalmente a atender la petición de entrevista del candidato de oposición y con ello no sólo negar de manera absoluta lo de "la Fuerza Armada roja, rojita" sino de reafirmar la institucionalidad de la Fuerza Armada, su subordinación constitucional y su condición de garante de la transparencia electoral y respeto a la voluntad popular. De no hacerlo estarían, de manera tácita y elocuente, aceptando el triste papel de guardia pretoriana del aspirante a dictador y no solamente ello, sino además estarían asumiendo el proyecto totalitario en curso y así dejarían de ser los soldados de la patria para convertirse en el ejército del régimen y custodios armados del mismo.
Si en algo habíamos avanzado en Venezuela en el desarrollo de nuestro proyecto democrático y civilizatorio era en la profesionalización e institucionalización de las Fuerzas Armadas, subordinada a la Constitución, a las leyes y al poder civil legalmente constituido. Chávez nos quiere retrotraer al pasado y ello es inaceptable; nos quiere regresar al ejército del caudillo, al ejército de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, un ejército personal, servil y represor. Afortunadamente estamos en el siglo XXI y ello no se puede permitir y confío en que no va a ocurrir.
La Fuerza Armada tiene una clara misión que la Constitución le asigna y ella es estar al servicio de todo el país y no de una parcialidad. Es una institución de Estado y para ello trasciende cualquier gobierno, que por definición son temporales e intercambiables. Si algún color tiene es el de la Bandera nacional, que simboliza a todos los venezolanos, sin ningún tipo de excepción ni exclusión. No conozco al general Baduel personalmente, pero quisiera pensar, por algunas declaraciones leídas del mismo, que es un verdadero oficial de la República y no un servil comandante del amo de turno.

lunes, 15 de mayo de 2006

La fraternidad como política

Dedicado a Rosario Tapiero y Antonio Da Silva

“La fraternidad es un compromiso que favorece el desarrollo auténticamente humano del país sin aislar en la incertidumbre del futuro a las clases más débiles, sin excluir a otras del bienestar y sin crear nuevas formas de pobreza (…) permitiría además introducir nuevos principios en el trabajo político cotidiano: haría que no se gobernara nunca contra nadie ni sólo como expresión de una parte del país…” (Chiara Lubich).
“Gobernar nunca contra nadie” esta es la frase de oro para el buen gobierno; es lo que nos obliga de verdad al servicio público, como servicio del “otro”; no importa el nivel o jerarquía de nuestra responsabilidad.
La política o el gobierno, como todas las cosas depende de las personas que la ejercen y ocupan los cargos. Nadie es más o menos importante como persona dependiente del cargo que ocupa, lo importante es el nivel de competencia, responsabilidad, eficiencia, resultados y servicio que prestemos. Las instituciones y la organización y gerencia son instrumentos importantes y necesarios en la gestión social e inherente al proceso económico e histórico en general. Un incompetente, más allá de sus buenas intenciones, termina siendo un peligro y un desastre para sus semejantes, se debería tener la honestidad y el valor de nuestra real competencia y preparación y actuar en consecuencia y no obligar a nadie a sufrir nuestro desgobierno.
Igualmente es importante la honradez, ésta como la competencia es responsabilidad personal y tiene razón George Bernard Shaw cuando afirma que “no es cierto que el poder corrompa, es que hay políticos que corrompen el poder”. La responsabilidad definitiva de nuestros actos siempre es personal, aunque puedan existir atenuantes y circunstancias que disminuyan o aumenten nuestra responsabilidad, pero el hecho de ser libres nos obliga siempre a elegir y tomar decisiones que nos comprometen a nosotros y a los demás; y es que la libertad conlleva una responsabilidad moral ineludible y ésta nos obliga siempre a servir a los demás y nunca hacerle daño voluntariamente a nadie. Como dice Chiara Lubich “La fraternidad hace posible pensar en un bien común de todos los hombres, y pensar en la humanidad entera en términos políticos; con esta perspectiva, obviamente, es como se pueden afrontar incluso los retos que la globalización plantea hoy dentro de nuestras sociedades (…) es la que nos realza plenamente como ciudadanos de nuestra ciudad y del mundo.

Nota: Si se quiere profundizar en el pensamiento, vida y obra de esta extraordinaria mujer que es Chiara Lubich, se puede hacer visitando el sitio web: http://www.focolare.org

domingo, 7 de mayo de 2006

Venezuela sin miedo

Es el “slogan” de campaña de Teodoro Petkoff; creo que es un acierto político y publicitario del candidato; en tres palabras resume y expresa el estado anímico y psicológico de casi todos los venezolanos, no importa edad o condición.
Igualmente inteligente fue su comentario sobre su edad; Nerón incendió Roma a los 28 años, si no recuerdo mal; mientras que Tancredo Neves, de 78 años, liderizó la transición brasileña de la dictadura a la democracia.
Está estudiado que dictaduras y tiranías se aposentan y eternizan sobre el miedo de la gente; así fue en la España franquista, y así fue en la Venezuela gomecista. La sociedad norteamericana vivía un profundo miedo cuando la gran debacle económica de 1929; el famoso “crak” financiero de Wall Street; por cierto una crisis inesperada y precedida por años de bonanza económica. Frente al miedo colectivo surgió la valiente, oportuna y esperanzada candidatura de F.D. Roosevelt con su “slogan” de campaña: Vencer al miedo y perderle miedo al miedo.
“Mr “Danger” como dice nuestro presidente no puede gobernar la primera potencia del mundo amenazando al mundo; pero tampoco el Sr. Chávez puede gobernarnos amenazándonos todo el tiempo y amenazando fuera y dentro de Venezuela a los que no piensen como él.
Hitler fue producto del miedo y el miedo acabó con él, a un costo de 50 millones de víctimas.
Un gobernante, por definición debe trabajar para la vida y no para la muerte, de allí que la candidatura de Teodoro plantea todo un programa y propuestas para todos los venezolanos, incluidos “chavistas” y en especial para la Venezuela pobre, casi 60% de nuestra población, con su idea de la “cesta ticket petrolera” orientada a la promoción personal y familiar en rubros vitales como alimentación, salud, educación y vivienda. Lo otro es el empleo y la seguridad; sin ello no hay democracia. Hay que acabar con la paradoja de un gobierno rico y un país pobre; unos gobernantes enriqueciéndose y protegidos y una sociedad empobreciéndose y desprotegidos.
Ojalá Teodoro, en los próximos meses logre articular su mensaje y candidatura con el país. Mientras tanto hay que seguir impulsando un proceso electoral limpio y transparente y un candidato único de oposición.
Urge recuperar el futuro.

lunes, 24 de abril de 2006

Notas Críticas

I
Marcando distancia


Chávez se ha convertido en un “amigo” incómodo para muchos políticos y gobiernos latinoamericanos, que interesadamente buscan el “cheque” venezolano en petrodólares, que de manera irresponsable ha manejado nuestro presidente; pero que han empezado a evadir o marcar distancias con el mandatario venezolano; es el caso de López Obrador en México; Ollanta Humala en Perú; Evo Morales en Bolivia y Lula en Brasil. El único “amigo” entusiasta es el agónico y moribundo Fidel que se sacó la lotería con Chávez.
Este, astuto y “vivo” para algunas cosas es un ingenuo y un “aprendiz de brujo” en materia internacional; todavía no se ha dado cuenta que en las relaciones internacionales los gobiernos no tienen amigos sino intereses.
II
La coyuntura electoral

El gobierno ya tiene candidato, falta el de la oposición; de abril a agosto es el tiempo de los precandidatos y al mismo tiempo tratar de lograr un poder electoral independiente y confiable y reglas claras y transparentes. Los venezolanos, todos, sin distingos políticos queremos recuperar la confianza en el voto. En septiembre debería haber un candidato único de la oposición; no va a ser fácil, pero es posible.
El gobierno está alentando la candidatura de Rosales; Teodoro, luce con las mejores condiciones y Borges, puede reservarse para otra oportunidad.
El método de selección que se escoja: primarias o encuestas, siempre es traumático y deja secuelas, pero no hay otra opción sino que la gente decida.
Lo que está claro es que el candidato Chávez debe rendir cuentas de 8 años de gobierno y cuantiosos recursos administrados; para muchos ha resultado mas de lo mismo.
El candidato de oposición no debe ser confrontacional ni descalificador; sino crítico y constructivo; a la mayoría lo que le interesa, al fin de cuentas, es el futuro, el perfil ideal pareciera ser de centro-izquierda.La democracia, expresa y representa muchas cosas; pero una fundamental es poder cambiar de gobierno cuando estos no funcionan o no cumplan con las expectativas que despertaron.

sábado, 15 de abril de 2006

Borges, el cosmopolita y el escritor

Familia e infancia

El escritor argentino Jorge Luis Borges (1899 – 1986) dictó su autobiografía en 1970. Allí, con su estilo inimitable, prosa magistral, ironía y cultura, nos deleita con su testimonio lleno de humor y lucidez.

Sus primeros años están reducidos a su familia y a su casa, se reconoce como fundamentalmente lector en inglés y en español, en ese orden, y los libros y autores leidos son muy ilustrativos: Huckleberry Finn; Los primeros hombres en la luna de Wells; Poe; Longlellow; La isla del tesoro; Dickens; Don Quijote; Grimm; Lewis Carroll; Las mil y una noches de Burton (a escondidas); igual que el Martín Fierro, prohibido por su madre, porque la consideraba sólo para matones y colegiales. “Leí también el Facundo de Sarmiento y muchos libros sobre mitología griega y escandinava. La poesía me llegó a través del inglés: Shelley, Keats, Fitzgerald y Swinburne”.

“Empecé a escribir cuando tenía seis o siete años. Trataba de imitar a clásicos españoles como Cervantes”.

“Recordar mis primeros años escolares no me produce ningún placer”. Ingresó a los nueve años y muy temprano empezó a desconfiar de lo estatal (era una escuela pública) y del catecismo de la patria, es decir, de un nacionalismo anacrónico y corto de vista. “Por ejemplo se nos enseñaba historia Argentina antes de permitirnos el conocimiento de los muchos países y los muchos siglos que intervinieron en su formación. Me trataron de enseñar a mal escribir y a no ver las cosas con mis propios ojos. Pobre educación la nuestra, en las deplorables escuelas con sus precarios y modestos maestros”.

Borges, a imitación del padre, hace temprano profesión de fe anarquista e iconoclasta, que lo acompañará el resto de su vida, y nutre profusamente su obra.

“Siempre llegué a las cosas después de encontrarlas en los libros”.

Europa

Borges primero fue lector, y después de la experiencia europea (1914 – 1920) se convirtió en escritor; no es casual que en esta autobiografía, refiriéndose a estos años en donde tantas cosas trágicas estaban pasando, sólo se le ocurre hablar de sus estudios de lenguas (latín, alemán, francés, italiano) y de literatura y de su amistad con algunos escritores, en especial Rafael Cansinos Assens.

Descubre a Whitman y Schopenhauer, a quienes en aquel momento llega a considerar como el poeta y el filósofo por antonomasia. Descubre el expresionismo alemán; el jazz, y frecuenta las diversas vanguardias de las cuales no llega a tener una buena opinión. Profundiza su consciencia de “ser nórdico”; simpatiza con Ginebra (donde termina enterrado por decisión propia; es la misma ciudad donde fue feliz, según confesaba años después y donde también está enterrada su abuela materna). En cambio no habla con entusiasmo ni de Stalin ni mucho menos de España y tampoco simpatiza con París ni con el idioma galo. A pesar de Europa y su condición “nórdica” que posteriormente lo llevará a estudiar anglo-sajón antiguo y las lenguas escandinavas, se sabe irremediablemente argentino y su destino es escribir en español. Ser argentino no era fácil; se consideraban europeos y no latinoamericanos y mucho menos de fuerte y decisiva influencia hispánica. La riqueza y la prosperidad súbita había creado la idea de que eran seres superiores y predestinados, idea que los acompañaría por muchos años, distanciándoles del resto del continente y haciéndolos insufriblemente argentinos, lo que en América Latina pasó a ser un cliché de autosuficiencia y vanagloria.

Borges, europeo por vocación y formación regresa a su país con la firme decisión de ser argentino.

Buenos Aires

Era comprensible que su primer libro bonarense se llamara fervor de Buenos Aires; una ciudad redescubierta “con entusiasmo y con una mirada diferente porque me había alejado de ella un largo tiempo.” Publicado, con una nueva ausencia de un año en Europa, el libro fue leído por algunos y tuvo algún reconocimiento local; Borges dirá: “El libro era esencialmente romántico, aunque estaba escrito en un estilo escueto que abundaba en metáforas lacónicas. Celebraba los crepúsculos, los lugres solitarios, y las esquinas desconocidas; se aventuraba en la metafísica de Berkley, y en la historia familiar; dejaba constancia de primeros amores. Al mismo tiempo imitaba el siglo XVII español y citaba Religio Medici de Sir Thomas Browne en el prólogo. Me temo que el libro era un “pluro fudoliuf” contenía demasiadas cosas. Sin embargo, creo que nunca me he apartado de él. Tengo la sensación de que todo lo que escribí después no ha hecho más que desarrollar los temas presentados en sus páginas; siento que durante toda mi vida he estado reescribiendo ese único libro.”

Ultraísta sin serlo, el joven poeta lo que intentaba era ser admitido (de manera inconsciente, claro está) en una ciudad y una sociedad propia y extraña; ambigüedad que lo acompañó toda la vida, como una ironía más que como una contradicción; el más argentino de sus escritores decidió morir y ser enterrado en Ginebra; renegó de los caudillos populares; en especial Perón, que ni nombraba siquiera y aborreció el patriotismo como una enfermedad incurable y mortal.

El mayor acontecimiento que registra Borges a su regreso fue conocer a Macedonio Fernández, personaje socrático y excéntrico que le enseñó a leer con escepticismo. “si en Madrid, Cancinos Assens había representado todo el conocimiento, Macedonio pasó a representar el pensamiento puro, para él la verdad no era comunicable y estaba convencido de que vivíamos en un mundo de sueños”.

Jorge Luis Borges, “joven pedante y un tanto dogmático”, en este período, desplegó una portentosa actividad; 4 libros de ensayo, 3 de poemas, fundó 3 revistas, y colaboró en más de una docena de publicaciones. Con el tiempo renegó de la mayor parte de las cosas escritas en esa época; solo salvaba las amistades de aquellos años y la influencia de Leopoldo Lugones y Alfonso Reyes además de los innumerables libros leídos, lo que lo llevó a afirmar más adelante, no sin ironía, que más que escritor siempre se ha considerado un buen lector.

Madurez

Borges escritor, es la época de la vocación desplegada, con sus narraciones breves, sus cuentos ensayos y sus poemas narrativos. Historia de la infamia, historia de la eternidad, ficciones, el Aleph y el hacedor marcan su vida y definen su identidad, que complementan al conferencista; lo demás son anécdotas, la vida de empleado público, en bibliotecas de barrio o como director de la Biblioteca Nacional, situación esta última que ironiza en él poemas de los dones cuando dice que le fue dado una biblioteca de ochocientos mil volúmenes y la ceguera.

Fueron años grises en un período político de cobardía general y sumisión nacional. La compensación vino a través de sus 12 años enseñando literatura inglesa en la Universidad; sus viajes por Argentina y Uruguay como conferencista y su creciente interés por el inglés antiguo y las lenguas y literatura escandinava.

Igualmente gratificante fue la obra escrita en colaboración con Adolfo Bioy Casares, ejercicio lúdico de cultura, inteligencia y humor. Si El Aleph es la obra más conocida, El Hacedor es la más valorizada por Borges. “Para mi sorpresa, ese libro que más que escribir acumulé me parece mi obra más personal, y para mi gusto, la mejor.” La explicación es sencilla: en las páginas de El Hacedor no hay ningún relleno; cada pieza fue escrita porque sí, respondiendo a una necesidad interior. Al preparar ese libro ya había comprendido que escribir de manera grandilocuente no solo es un error sino un error que nace de la vanidad.  Creo con firmeza que para escribir bien hay que ser discreto.

En la última página del libro conté la historia de un hombre que se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de naves, de torres, de caballos, de ejércitos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ha trazado la imagen de su cara. Quizá sea ese el caso de todos los libros; sin duda es el de este libro en particular.”

Años de plenitud

Este es un Borges pleno, en equilibrio consigo mismo. Dueño de su escritura, cree que ha dicho lo que tenía que decir, pero está lleno de planes. La fama como la felicidad, ni se merece ni hay que buscarla. La felicidad existe, son instantes; así como existe la amistad y el amor. La enemistad es real pero innecesaria. Dice Borges “no tengo enemigos, y si ciertas personas se han puesto ese disfraz han sido tan bondadosos que ni siquiera me han lastimado. Cada vez que leo algo que han escrito contra mí, no solo comparto el sentimiento sino que pienso que yo mismo podría hacer mucho mejor el trabajo.  Quizá debería aconsejar a los aspirantes a enemigos que me envíen sus críticas de antemano, con la seguridad que recibirán toda mi ayuda y apoyo. Hasta he deseado escribir con seudónimos, una larga invectiva contra mi mismo. ¡Ay, las crudas verdades que guardo!”.

“La fama como la ceguera llegó progresivamente. Nunca busqué ninguna de las dos, presumo que al ser traducido al francés dejé el anonimato, ya que hasta ese momento era casi invisible tanto en el exterior como en Buenos Aires”. Borges, el cosmopolita al comienzo, es al final de su vida, simplemente, Borges el escritor.