lunes, 6 de diciembre de 2010

“El Sendero”

Esta es una novela del egipcio Naguib Mhafuz (1911), premio Nobel de literatura en 1988. Esta novela publicada originalmente en árabe en 1964 con el título de “Al Tariq” y apenas traducida en nuestra lengua en el 2003 (Ediciones mr-Martinez Roca). Este libro nos atrapa desde la primera línea. Toda la novela es una poderosa metáfora de la condición humana, presentada esta como un destino ineludible a partir de unos orígenes y una infancia que nos marca a fuego lento pero igualmente es el destino humano que se decide en y por nuestras acciones. Es la terrible libertad de nuestros actos que nos obligan a escoger y en esa decisión(es) perdernos o salvarnos. Son las encrucijadas vitales o los tiempos agónicos que determinan toda una vida.
El protagonista, Sabir Sayid vive la orfandad traumática de un padre desconocido que sale a buscar de manera infructuosa inducido por la madre moribunda. A partir de allí, toda su vida asume una dialéctica existencial de pasado-presente que se extravía en esa relación atormentada que la memoria establece. La otra presencia poderosa en la novela es la mujer: Karima, Ilham, Anfushi, mujeres arquetípicas que en sí mismas expresan en su relación con el hombre, todas las posibilidades de redención, sufrimiento y condena que existen en las relaciones humanas. La madre protectora y providente hasta la castración psicológica del hijo. Las otras mujeres que lo seducen y manipulan hasta inducir al protagonista al asesinato, así como hay otra mujer inocente y angelical que intenta redimirlo con su amor imposible.
La vida del protagonista Sabir Sayid es un destino que como todo destino humano se va definiendo en la cotidianidad por pequeñas (in)decisiones que terminan definiendo y hundiendo a Sabir en su naufragio inevitable. La filosofía del libro es pesimista y el ser humano es presentado como un ser irredimible y que por su voluntad o falta de voluntad transita su propio purgatorio y termina construyendo su propio infierno. El lenguaje del libro es poderoso y poético, con sus nubes cargadas de oscuridad y su atmósfera cómplice del estado de ánimo de los personajes, la belleza es subjetiva, no es el paisaje ni la naturaleza externa y objetiva quien nos condiciona sino es la mirada humana que la condiciona y define. En estas vidas Dios está ausente y en silencio y los seres humanos abandonados en su soledad existencial y metafísica. El sendero somos nosotros mismos en nuestro peregrinar trágico, la vida termina siendo ilusoria y absurda.

Humano, demasiado humano

Tomo la frase del filósofo Friedrich Nietzsche, para referirme a uno de los personajes más admirados de nuestro tiempo, Nelson Mandela, quien con Gandhi y Martin Luther King, resume y expresa una especie de santidad laica por sus luchas, valor e integridad. Nelson Mandela, consciente de lo que representa se niega a permitir su sacralización como un gesto de pedagogía necesaria para todos y que implica un mensaje de respeto a la verdad y a los seres humanos. Simple y directo, Mandela lo que nos quiere decir es que somos limitados e imperfectos, pero que a pesar de ello, podemos ser útiles y grandes en nuestro empeño de servir y de solidaridad militante. Todo lo anterior viene al caso por la publicación del libro autobiográfico “Conversaciones conmigo mismo” con prólogo del presidente norteamericano Barack Obama. Dice el autor que a través de su propio testimonio quiere combatir una falsa imagen que se ha difundido de él, muy a su pesar, la de un santo que nunca fué, al contrario se empeña en destacar en su libro cómo a través de su larga vida fueron muchos los errores cometidos, así como sus limitaciones, como por ejemplo al reconocer que en su juventud, sus escritos y discursos estaban llenos de “pedantería, artificialidad y falta de originalidad”. La gran lección de Mandela y de tantos otros es que siendo como todos se convierten en “diferentes y mejores” en la medida en que aprenden a crecer y a vivir con humildad y sencillez y al servicio de los demás, con una conciencia rigurosa de sus propias limitaciones, pero igualmente de sus posibilidades, lejos del cinismo y del fatalismo que sacuden tan frecuentemente nuestro mundo, como dice Barack Obama en su prólogo. El enemigo es la ignorancia y el fanatismo, no hay nada más inhumano y deshumanizador que la inconsciencia de creerse perfecto y poseedor de la verdad y con la pretensión de poder juzgar a los demás. Nelson Mandela se agiganta en su pequeñez individual y trata de vivir a la altura de las circunstancia y sobreponiéndose a sus propias debilidades y limitaciones. De alguna manera Mandela expresa la ancestral sabiduría bíblica y clásica de que el que se humilla será exaltado y que la verdadera grandeza humana no es otra cosa que la infinita capacidad de ayudar a vivir y a crecer a otros.

El poder vacío

El poder en términos conceptuales, es algo etéreo e indefinido, pero el ejercicio del poder siempre es algo tangible y concreto. En sentido antropológico y cultural, el poder implica: prestigio, representación y capacidad concreta de influir o determinar acciones que benefician o perjudican a los “otros”. En términos estrictamente políticos el “poder es el cargo” y la influencia que se tenga o se ejerza desde el mismo, aunque no necesariamente, ya que pudiera darse la posibilidad de ejercer una influencia por prestigio o modelaje ético e intelectual. Inherente al poder está la “auctoritas” y la legitimidad, esa fuerza moral intangible pero eficaz, que posibilita el verdadero ejercicio del poder, como algo necesario y positivo para los demás, es la versión moderna de la vieja frase “el que sabe y puede” para tipificar al gobernante ejemplar y al líder útil, tal como lo exigían Confucio y Platón. Frente a estos conceptos morales y filosóficos del poder, se contraponen las diversas patologías que contaminan el ejercicio del mismo, como la ilegitimidad y la arbitrariedad cuando alguien, en el ejercicio de un cargo, de manera abusiva y contraria a toda justicia, se considera único e insustituible y por encima de toda norma o límite, convierte la subjetividad y la arbitrariedad en suprema ley política. Todo poder por definición es temporal y limitado y termina en un poder vacío, solo sostenible por el temor o el terror, cuando esto sucede, la violencia es inevitable y el desenlace siempre será en contra de ese poder arbitrario y vacío, y es que “la fuerza no es poder” ya que irrespeta la única fuente legitimadora del poder que no es otra que la justicia y el consenso. Como dice Francisco Rivero en su artículo en el diario Tal Cual del 16-11-2010 “La lucha por la verdad, no por el poder, es la condición de posibilidad de toda justicia y por lo tanto de toda auténtica sociedad. De eso, de la lucha por la verdad se trata la política”.
En consecuencia nuestra crisis es política, económica, social e histórica, porque es una crisis moral, ya que desde el poder se ha dejado de practicar la justicia y se ha secuestrado la representación popular y la autonomía de los otros poderes. El poder debe volver a ser controlado por la sociedad y para ello es importante que perdamos el miedo a pensar y a actuar en consecuencia o como decía Erich Fromm en un libro emblemático “hay que perderle el miedo a la libertad”.

La revolución como ilusión


La palabra revolución de tanto repetirla y aplicarla a cualquier cosa, se convirtió en un término equívoco y vacío. La idea de cambio subyacente en la misma desaparece por el abuso nominalista. En nuestra historia política esto es fácil de ilustrar; todos nuestros dictadores y autoritarios se han presentado en algún momento como revolucionarios y la ignorancia les compró la ilusión. Las cosas no cambian pero la propaganda y el pensamiento mágico trasmuta la pesadilla real en un sueño mágico e irreal pero que opera fuertemente en el inconsciente colectivo de sociedades adormecidas e individuos que le tienen miedo a la libertad, así como a pensar, para evitar la condición de adultos que les permita asumir la propia responsabilidad frente a la realidad. En consecuencia, mucho líderes son simples ilusionistas, encantadores de serpientes, como el brujo cubano que tiene medio siglo pregonando una revolución en su isla-cárcel llena de hambre y miserias morales. Más cercano a nosotros, el discípulo dispendioso e irresponsable, que arruina a uno de los países con más posibilidades materiales de un mejor destino, con un discurso distraccionista e ilusorio, ofreciendo un futuro que ya es pasado.
La revolución no significa otra cosa que la necesidad de cambiar en una época de tiempos acelerados gracias a la tecno-ciencia y a los cambios de hábitos mentales y culturales que ella misma impulsa. El ilusionismo no solo afecta al gobierno con su pretendido cambio que no cambia nada y todo lo empeora sino también en la oposición tienen cultores, como cuando entretenidos en manipular las miserias locales, en un populismo trasnochado, olvidan que el futuro está en la economía globalizada y en la visión y esfuerzo para preparar adecuadamente a las nuevas generaciones para ese futuro que ya llegó. La política en nuestros predios sigue siendo más realismo mágico que economía política y el gobierno, en todos sus niveles, en vez de gerenciar y administrar lo que hace es ilusionar y hablar, mientras la arbitrariedad y la corrupción se nos vende como revolución. El concepto de revolución surge en la tradición moderna como un cambio político en profundidad, emblematizado en las llamadas revoluciones burguesas del siglo XVIII y XIX. En el siglo XX con la revolución bolchevique de 1917 es asumida además como un profundo cambio de sistema de carácter político, socio-económico y cultural, es decir, la revolución total, después de su fracaso ya nadie cree que la revolución no sea otra cosa sino un cambio de paradigmas mentales y culturales impulsados por la tecno-ciencia y que implica fundamentalmente una responsabilidad personal.

Interpretar la realidad


“El ser humano no es tanto señor de la Historia cuando interprete de su situación histórica”, con esta idea pudiéramos resumir uno de los ejes conceptuales del pensamiento del filósofo alemán Hans-Georg Gadamer (1900-2002). El otro concepto tiene que ver con el lenguaje que para el filósofo sólo puede existir como diálogo o coloquio,ya que piensa que la filosofía es fundamentalmente la interpretación del comportamiento humano, frente al mundo y este es esencialmente lingüístico. Gadamer hereda en 1949 la cátedra de Karl Jaspers (1883-1969) otro gran filósofo alemán en Heidelberg motivado al retiro de éste por su desilusión y amargura por la falta de conciencia de culpabilidad de los alemanes al término de la dictadura hitleriana. Gadamer fue discípulo de Heidegger (1879-1976) y una de sus tareas fue hacer accesible al maestro hermético en su terminología y lenguaje “con su poetización arcaico-esotérica” y su absolutización del yo cognoscente de la realidad a partir de la razón y la ciencia. Gadamer, a través del lenguaje y la hermenéutica, humaniza la filosofía al reconocerse en el diálogo en el otro, múltiple y diverso, y supera de alguna manera los límites cientifcistas que habían predominado en el pensamiento moderno. Gadamer es en plenitud un filósofo de nuestro tiempo, un contemporáneo del futuro, continuado de alguna manera por Habermas (1929).
Pudiéramos decir que Gadamer entendió la Universidad milenaria en su esencialidad ontológica e histórica como un espacio para el pensamiento libre, de diálogo científico, por encima de las disciplinas académicas y no vinculado ni mucho menos subordinado a ningún poder limitante. La Universidad se debe a la Sociedad más que al Estado, y su único compromiso es con la verdad científica y los valores. En estos tiempos de confusión e incertidumbre; de banalización y superficialidad, el filósofo llama la atención sobre el ser humano y sus responsabilidades, rechazando totalmente los proyectos utópicos amenazantes y peligrosos para la condición humana, como lo fue la idolatría nazi-fascista y comunista. La humanidad se ha empeñado siempre en proyectar mundos ideales como una necesidad de una u otra manera de recuperar el paraíso perdido y lo que termina construyendo en nombre de estos ideales son verdaderos infiernos en la tierra.

“Este hablar vacío”

En el periódico TalCual del 19 de Octubre de 2010 hay un interesante artículo de Francisco Rivero, titulado “Suerte de la lógica” que debería leerse y comentarse en todas nuestras escuelas de Comunicación Social y tiene que ver con la impertinente e impropia manera de preguntar e interrumpir de algunos conductores o animadores de espacios comunicacionales cuando tienen entrevistados o en actos públicos con la intromisión inoportuna de interlocutores totalmente descontextualizados. Dice Rivero: “Este hablar vacío es expresión de la alienación activa propiciada por la cultura mediática de masas, que prescinde de la lógica y le importan tres pitos pensar”. Una preocupación parecida, en un contexto cultural más amplio, han expresado diversos autores con respecto a la banalización y superficialidad de los medios de comunicación y en general de la llamada subcultura urbana casi siempre negadora o en conflicto con la lógica y la objetividad. Es increíble nuestra capacidad para la incoherencia y lo irracional, así como para la degradación reduccionista del lenguaje. Lo superfluo y lo superficial pareciera caracterizar toda la cultura urbana moderna, de allí ese naufragio colectivo de incultura y mala educación: hablamos de todo de manera irresponsable. Exageramos, calumniamos y murmuramos de manera increíble; lo inventado se convierte en verdad, sin demostración y sin apelación. Nuestra creencias de cualquier tipo es la verdad consagrada y nuestras tonterías, dichas y hechas son aceptadas sin replicar. En el tema religioso no aceptamos contradicción, ni en la política ni en lo deportivo ni en nada que creamos que son nuestras verdades. Indudablemente nos falta humildad y ciencia y nos sobra vanidad; si el lenguaje es comunicación por definición (reconocerse en el otro) nuestro hablar vacío no es lenguaje ni es comunicación. Ello explica en parte la famosa soledad urbana así como la usual agresividad en la conducta de las personas que habitan las grandes metrópolis. El lenguaje no solo comunica y expresa la realidad sino también deconstruye y degrada a la misma, de allí la obligación de atender de manera prioritaria este aspecto de lo humano, tanto en la escuela como en el contexto de la sociedad educativa, concepto novedoso que implica y compromete en todo tiempo y lugar al entorno social en el compromiso educativo y en donde el respeto y el lenguaje sin lugar a dudas constituye el primer eslabón.

El poder como enfermedad

“En el poder y en la enfermedad”, es un libro del médico y político inglés David Owen que trata del “síndrome de hybris” palabra esta última que significa en griego algo así como “una intoxicación de poder” para referirse a aquellas personas que por su desmesura, soberbia y arrogancia se creen mejor que los demás o pretenden que están por encima de otros.
Cuando el presidente se asume y proclama como el único necesario e insustituible para gobernar este país, no hay duda que sufre de hybris y evidentemente no está solo en esta megalomanía del poder, especialmente en el campo político cuando se asumen predestinados a un cargo. En el pasado reciente Rafael Caldera lo sufrió en demasía y de allí que en un afiche para una de sus tantas campañas presidenciales se identificara como “el mejor”, por cierto copiado de un político italiano del partido comunista Palmiro Togliatti. La hybris es una enfermedad extendida y endémica, la sufre el tirano del caribe Fidel Castro y cuanto dictador y líder mesiánico ande por allí. El dictador ugandés Idi Amin la sufrió hasta la excentricidad, como cuando le ofrece a Inglaterra ayuda alimentaria gobernando un país asolado por las hambrunas. Igualmente el loco de Libia, Gaddafi, o el “guerrero de Dios” Saddam Hussein, definitivamente nacidos para vergüenza y desgracia de sus pueblos. Owen, caracteriza la hybris como un desorden de la personalidad que los aísla y los incapacita para prestarle atención a otros, se aíslan y hablan en nombre del “pueblo”, la “nación” y porqué no, en su desmesura, hasta llegan a hablar de Dios, como fue el caso del sanguinario dictador Francisco Franco en España. Esta enfermedad, locura o paranoia, se acentúa con el ejercicio del poder y de allí el daño irreparable que provocan estos enfermos que nos gobiernan. En la sociedad moderna del siglo XXI tan importante va a ser el control del poder, como evitar e inhabilitar a estos individuos. La democracia moderna y en desarrollo va a exigir de manera imperativa la despersonalización del poder y la institucionalización del mismo, en aras de una responsabilidad individual pero dentro de un concepto de equipo inteligente. Una sociedad sana no puede estar gobernada por la insania, afortunadamente hemos avanzado lo suficiente como para establecer en todo momento la posibilidad de retirar constitucionalmente del poder a quienes, aunque tengan una legitimidad de origen, fracasen en una legitimidad de desempeños y resultados y puedan ser sometidos al control social respectivo.

jueves, 7 de octubre de 2010

Sobre el Respeto

Material de la conferencia sobre el Respeto.
Valera, 7-10-2010

http://www.scribd.com/doc/38907591/Sobre-el-respeto 

Por: Ángel Lombardi

Recordando a Cabrujas

José Ignacio Cabrujas (1937-1995) fue un intelectual de excepcional lucidez que vivió, padeció y entendió el país como pocos, de allí la importancia y vigencia de su obra, recientemente reeditada “El mundo según Cabrujas” (Alfa) y “J.I. Cabrujas Obra Dramática (Equinoccio)”.
Su obra se complementa con sus entrevistas y artículos de prensa, especialmente en los últimos años de su vida, cuando el autor entra en diálogo con el país a partir de una postura crítica que lo convierte en un agudo observador de nuestras debilidades y deficiencias como sociedad y que se expresa muy bien en la frase “uno debe amar este maldito país”. Cabrujas fue inexorable y lúcido y logró calar hondo en nuestro drama nacional, no solamente el de su tiempo sino el tiempo siguiente que es el nuestro y de allí que la actualidad de sus ideas y planteamientos con respecto al país que fuimos y que seguimos siendo, dice Cabrujas “el Estado desconfía absolutamente de los ciudadanos... el Estado es un truco legal que justifica formalmente apetencias, arbitrariedades y demás formas de “me da la gana”. Estado es lo que yo, como caudillo o como simple hombre de poder, determino que sea Estado. Ley es lo que yo determino que es ley...el país tuvo siempre una visión precaria de sus instituciones porque, en el fondo, Venezuela es un país provisional...en Venezuela el corrupto es la norma. El hombre honesto o es un pendejo o simplemente una excepción lujosa”. (del Estado del disimulo).
Venezuela, un campamento minero sigue siendo una tesis a discutir y Cabrujas un escritor a quien hay que volver a leer. Definitivamente, no terminamos de entender lo que ha significado para Venezuela, el petróleo, tanto en términos societarios como culturales, y de allí quizás nuestra incapacidad para entender que el petróleo fue una oportunidad para desarrollarnos y progresar y en parte nos ayudó a ello, pero igualmente el petróleo, tal como lo entendió Juan Pablo Pérez Alfonso, implicaba una cantidad de riesgos que no supimos evitar, como la improvisación, la superficialidad, el facilismo y la irresponsabilidad, de allí la urgencia en tránsito al siglo XXI que nos planteemos una vez por todas que el petróleo sigue siendo una oportunidad por algún tiempo, pero que definitivamente el modelo petrolero no puede seguir definiendo ni al Estado ni a la Sociedad venezolana.

Tiempo perdido


A los políticos siempre les ha preocupado la historia y la imagen que de ellos se tenga en la memoria colectiva; esto en parte explica la frase “la historia me absolverá” que se le atribuye a Hitler después de su fracasado intento de golpe de estado y que repitiera Fidel Castro también en su fracasado asalto al cuartel Moncada. La historia en verdad los trata bien y hasta los halaga mientras tengan la posibilidad de escribirla desde el poder, pero una vez perdido este por lo general pasan a ser lo que fueron en realidad: victimarios y destructores de su propia gente y país, así fue con Hitler y así será con Fidel.
En otro orden de ideas y ya en el ámbito nacional, nuestro presidente será recordado cuando deje el poder como el presidente del tiempo y las oportunidades perdidas, el que malogró las mejores posibilidades que el país tuvo en mucho años para su progreso y binestar colectivo. La soberbia y la ignorancia en el arte y en la ciencia del gobierno nos ha hecho perder 12 años y así lo comenta D.F. Maza Zabala con su competencia, objetividad y ecuanimidad acostumbrada:

“...el país ha perdido la oportunidad de desarrollarse teniendo como punto de apoyo la extraordinaria bonanza petrolera y de los metales básicos; otra bonanza petrolera como la pasada no tendrá lugar en el futuro previsible. Es paradójico que un país petrolero como el nuestro sea casi el único de América Latina que no crecerá este año ni el próximo y que padece la más alta inflación de la región. Inclusive, los países cuyos gobiernos siguen, de alguna manera, lo que se denomina el socialismo del siglo XXI, como Bolivia, Ecuador y Nicaragua, están en mejor posición que Venezuela. Estamos sumergidos en el subdesarrollo bastante más que hace 12 años y padecemos la dependencia externa en mayor grado. La población venezolana ha crecido hasta sobrepasar los 28 millones, pero su calidad se ha deteriorado: nos alimentamos menos y con mala calidad, el alojamiento es precario (Un déficit habitacional de 2 millones de unidades), los servicios básicos dejan mucho que desear y el desempleo efectivo afecta a más de un tercio de la población activa. El gobierno confronta una insuficiencia evidente de recursos fiscales ordinarios, en tanto que sus requerimientos de gasto aumentan. Tendrá que recurrir al endeudamiento o reajustar el gasto. Es una necesidad la reforma del régimen cambiario: la soluciones parciales practicadas y por practicarse son alivios transitorios.” D.F Maza Zabala. Revista Zeta del 13 al 19 de Agosto de 2010 No. 1767.

Construyendo una mayoría


El 26 de Septiembre la población venezolana se pronunció electoralmente y con ello estableció una direccionalidad política para los próximos años, a mi juicio, irreversible y es que la mayoría ya no está apoyando el proyecto político del presidente, y así lo refleja el porcentaje del 52% para las “oposiciones” y 48% para el gobierno.
La vida social es fluida y en permanente movimiento y mucho más lo es el proceso político. La crisis nacional o mejor dicho la crisis del modelo petrolero ya avizorado a finales de los 70 del siglo pasado se desarrolló indetenible por más de dos décadas posibilitando el ascenso al poder de un personaje charlatán y aventurero que encandiló a un porcentaje importante de nuestra población, que irresponsablemente venía buscando soluciones simples y fáciles, como fue la reelección de CAP II y Caldera II o lo que es peor se estaba dejando seducir por la idea de una reina de belleza en la presidencia. Doce años después no hay ilusión que valga, este es un gobierno fracasado que debe rendir cuenta de sus fracasos y de las oportunidades desperdiciadas como sociedad. Esto es lo que significa el 26 de septiembre, un proceso de deterioro para el gobierno que comenzó en el 2007 y que se acentúa en los siguientes 2 años con la crisis económica. La oposición parece haber aprendido la lección de no caer en las provocaciones presidenciales y mantener el rumbo de la denuncia responsable, oportuna y necesaria, así como mantenerse cerca de la gente y continuar construyendo la plataforma electoral y gubernamental unitaria con un candidato único para el 2012. A todo trance no hay que repetir los errores del pasado, como lo fue el sectarismo partidista, ni las candidaturas mesiánicas, la gente pide la construcción de un gobierno responsable y serio, competente y honesto, capaz de restituir la confianza popular en el gobierno y en el futuro, que permita el diálogo necesario y la solución efectiva de nuestros múltiples y urgente problemas acrecentados en los últimos años.
Vienen tiempos de oposición parlamentaria y pre-candidaturas presidenciales, esto último en sí mismo no es malo, siempre y cuando exista el compromiso de terminar en el candidato único, hay que seguir avanzando en la construcción de la nueva mayoría, partidos políticos y sociedad civil, de manera orgánica y eficaz, el país lo está demandando y toca al liderazgo estar a la altura de las circunstancias.

viernes, 1 de octubre de 2010

Ganó la tradición democrática

En la jornada electoral del 26 de septiembre de 2010 se puso en evidencia, una vez más, la cultura democrática de nuestro pueblo que arraigó de manera definitiva en el siglo XX y particularmente después de los acontecimientos políticos que se derivaron del 18 de octubre de 1945 y del 23 de enero de 1958. El pueblo venezolano ha entendido de manera irreversible, firme e irrevocable, que su mejor destino político sólo puede desarrollarse en la medida que apuntalemos y fortalezcamos nuestro proyecto democrático sobre bases éticas y Constitucionales compartidas.
Venezuela está cansada de división y odios, quiere la reconciliación nacional y un gran acuerdo político que nos permita recuperar el futuro. La importante victoria electoral del 26 de septiembre tiene que ser asumida con humildad y como parte de un proceso unitario que culmina en el 2012. La Unidad es un imperativo que debe ser mantenida dentro del respeto de las diferencias y el pluralismo necesario. 
La Asamblea Nacional recuperada para la política y el diálogo tiene que reasumir sus funciones Constitucionales de equilibrio y participación en la promulgación de leyes y en las contralorías necesarias.
A través de usted (diputado) me permito felicitar y reconocer el esfuerzo de muchos compatriotas que acompañaron y apoyaron el mismo, al fin de cuentas los triunfos siempre son colectivos y así es como tiene que ser asumido éste, sin menoscabo del reconocimiento personal que cada quien merezca y en este caso no nos cabe la menor duda de la importancia de su participación.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Del discurso al parloteo

El lenguaje y la comunicación son características que definen lo humano. Política y lenguaje son indisolubles de allí que al analizar estos últimos 11 años resulta bastante esclarecedor esta relación. En 1992, como consecuencia de un golpe de estado frustrado y por una circunstancia comunicacional fortuita el líder golpista se constituye en un importante dirigente que con su afortunado “por ahora” termina focalizando y simbolizando las expectativas de cambio que millones de venezolanos venían acumulando. Hugo Chávez logra conectarse a través de la palabra con una mayoría nacional de manera eficaz con un “discurso” comunicacionalmente adecuado, como un líder justiciero y reivindicador de los pobres y marginales de nuestra sociedad. Sobre este discurso de rebeldía y denuncia obtiene un triunfo electoral clamoroso en 1998 sobre la promesa de un futuro luminoso sin los vicios y lacras del pasado. El drama del liderazgo así surgido es que progresivamente las palabras y los hechos se fueron distanciando hasta que 11 años después ya las palabras no son suficientes y los hechos lo desmienten de manera casi absoluta. Su discurso pierde eficacia y del diálogo que sostenía con el país pasa a un monólogo cada vez más aislado y minoritario. Es el gobernante que se desgastó en la retórica, el despilfarro, la corrupción y la ineficacia y no solamente agotó su palabra sino que también terminó agotando sus recursos financieros que le permitieron desarrollar y de alguna manera soportar el discurso populista con algunos beneficios marginales para el sector más desasistido de nuestra población.
Del 2008 en adelante, la crisis económica ha estado presente así como una percepción cada vez más generalizada de que el gobierno y su líder se van quedando sin respuesta frente a la multiplicación de problemas y necesidades. Perdida la magia de la palabra ya no hay discurso que valga, este se ha convertido en un parloteo cansón y repetitivo que nadie realmente escucha, el tiempo y el fracaso han acabado con su prestigio político para terminar aislándolo en un círculo cada vez más cerrado de incompetentes y aprovechadores.
El mito del gran comunicador se ha derrumbado, no hay palabra que resista la confrontación con la realidad, de allí que la percepción más generalizada ya no es el de un gran comunicador sino el de un gran charlatán, desacralizando el discurso y el personaje que en un monólogo obsesivo sólo se escucha a sí mismo.

sábado, 18 de septiembre de 2010

El futuro como incertidumbre

Vaticinar el futuro es una necesidad pero nadie renuncia a intentar anticiparlo. En el escenario político nacional el año en curso fue visualizado por Shimon Peres, presidente israelí, como el año del derrumbe de los gobiernos de Irán y Venezuela, quizás porque en su horizonte mental y en función de los intereses isralíes es de desear que esto suceda. En la misma dirección se pronunció la prestigiosa revista TIME quien pronosticó para este año la muerte del dictador cubano Fidel Castro y la caída de las dictaduras de Irán y Venezuela. En este intento por anticipar el futuro casi siempre lo que hacemos es proyectar nuestros deseos y de alguna manera asumimos unas probabilidades con cierto asidero en la realidad. En el caso venezolano, más allá de nuestras expectativas y deseos y más allá de los imponderables del escenario internacional y nacional lo único real y objetivo es el proceso electoral del 26 Septiembre para renovar la Asamblea Nacional, proceso electoral a través del cual las diversas oposiciones al actual gobierno y en general los descontentos con el mismo pudieran intentar cambiar la correlación de fuerzas existentes y por vía democrática frenar este insensato e irracional proyecto de poder autocrático en desarrollo franco hacia la dictadura abierta y un amenazante totalitarismo castrocomunista.
A los venezolanos de buena voluntad y en general a toda la sociedad en su conjunto no importa cuales sean sus intereses particulares no le queda otra alternativa pacífica y democrática que el voto y la vía electoral para proteger y garantizar el desarrollo de nuestra imperfecta democracia, la mejor herencia que nos dejó el siglo XX para encarar el futuro en la perspectiva de una sociedad recuperada en la convivencia y el respeto mutuo para reasumir plenamente la política como diálogo fecundo y concertación necesaria en un proyecto compartido de sociedad y país. La cifra mágica para la oposición es elegir por lo menos 56 diputados que rompan con la mayoría absoluta oficialista y obliguen al gobierno a negociar en el marco de la Constitución de allí que en la perspectiva de un optimismo razonable la oposición incluida la disidencia del chavismo pudiera aspirar entre 50 y 70 diputados, es una posibilidad real y ojala así lo entendamos una mayoría que en este momento tenemos la gran responsabilidad no de favorecer a un partido en particular sino proteger la democracia venezolana y el necesario equilibrio d
e poderes en donde el propio sector oficial tendría un importante papel a desempeñar.

El pensamiento crítico

El Primer problema en la relación al intelectual es realmente preguntar qué es un intelectual, pues tendríamos que ir mas allá de asumirlo como quien de una u otra manera accede a la educación universitaria y tiene la posibilidad de opinar, de publicar o mas allá de un oficio externo.
El intelectual termina siendo lo que pudiéramos llamar el pensamiento crítico, ejercido de manera sistemática, encarado desde una postura ética sin complacencias, sin ubicarse con un sector u otro, un poco lo que en la cultura europea occidental pudiera representar un Erasmo. Erasmo fue un hombre impopular tanto en un bando como en el otro, tanto en el bando del emperador como en el bando del papado, para simplificar el antagonismo, porque él vio los puntos débiles de uno del otro y no se prestó a la propaganda de ninguno de los lados.
Yo pienso que el intelectual de verdad, sería esa persona que desde su postura crítica, no importa si coincide o disiente con los poderes constituidos y lógicamente paga un costo, es una especie de franco tirador, y en Venezuela los hemos tenido pero muy escasos. Después viene lo que podemos llamar responsabilidad del intelectual orgánico institucional, es decir, ya no el individuo sino instituciones que estarían llamadas a fijar posiciones críticas: como las academias, las universidades, y cualquier tipo de institución. Y resulta que estas instituciones normalmente son expresiones de lo contrario, se acomodan con facilidad a quien manda o a lo establecido. En Venezuela, lo que hemos tenido es una serie de individuos que normalmente han terminado enrolándose o claudicando, el suicidio es una constante en la historia del intelectual venezolano, por otro lado está el finís patria, una actitud de desespero que ya no puedes cambiar, pienso que todo eso configura un aspecto característico del intelectual venezolano, que en las últimas décadas, en su mayoría, abandonó sus responsabilidades.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Candidato único

Me niego a creer y a aceptar que la patria tienen dueño y esa es una de las razones para rechazar la campaña oficialista, que con recursos públicos obscenamente utilizados ha montado una campaña electoral anodina y dispendiosa, sin mensaje y sin ideas y que gira en torno a la imagen presidencial, icono sagrado de la revolución al cual hay que reverenciar y temer al mismo tiempo.
El gobierno no tiene candidatos a la Asamblea Nacional, puede ser cualquiera, lo importante es el líder único, indispensable, omnisciente y eterno. Una sociedad que tolera este despropósito está condenada a vivir por un tiempo determinado en la ignominia y a indigencia moral, que es mucho peor que la pobreza material. El programa gubernamental es uno solo, simple y directo: el endiosamiento presidencial y la eternidad de su mandato.
Ir a votar en estas elecciones por los candidatos que adversan al proyecto oficialista es vital para nuestra democracia y para el futuro, se trata de un problema de salud pública y de profilaxia política necesaria. El gobierno de una sociedad seria y moderna no puede ser reducido a la imagen de nadie y mucho menos a la sombra de un caudillo, agotado en su liderazgo oscurantista y regresivo.
Al régimen lo sostiene el miedo y la complicidad de muchos compatriotas que tienen un interés material determinado, así como en el deterioro espiritual generalizado de una parte importante de nuestra población, además de la miseria y la ignorancia.
La Asamblea Nacional tiene que ser rescatada y puesta al servicio del país, de eso se trata, crear los equilibrios políticos necesarios en el pluralismo, en donde el propio oficialismo tiene cabida plena. Este gobierno ha fracasado en casi todo y sus únicos éxitos verdaderos tienen que ver con la consolidación estructural de la pobreza y en ser una fábrica de millonarios, no es un exabrupto hablar de la plutocracia chavista en Venezuela, si en algo son expertos los diversos gobiernos que hemos tenido es la riqueza dolosa y fácil de algunos que descubrieron en su momento que el mejor negocio en nuestro país es vincularse al gobierno de turno.

lunes, 30 de agosto de 2010

Razones para ser optimistas

En el siglo XX, esa concepción optimista del hombre y del mundo, fundada en la idea del progreso y de la educación como palanca fundamental del desarrollo humano y social, que heredamos de los siglos XVIII y XIX, ha hecho crisis.
Frente al predominio de otros medios e instituciones —tal es el caso, por ejemplo, de la llamada industria cultural— que inciden de manera más profunda y permanente en la conducta y formación de valores, la educación se encuentra fuertemente cuestionada y su influencia disminuida.
Cuando en los años 60 se impuso el feminismo, el orientalismo, la ecología y la paz; y en los 70 y 80, el naturismo, la cultura física y las creencias esotéricas, la sociedad de consumo terminó dándole la única configuración posible en una cultura donde se privilegia tener todo dentro de un consumismo desatado y un mal gusto de nuevos ricos. Vivimos una época profundamente despersonalizadora, marcada por el fetichismo del dinero y el éxito, económico y social.
La moda yuppie no es otra cosa que la vuelta a los 50, cuyos rasgos resaltantes son la manía del dinero, la indiferencia social y la falta de sensibilidad frente a la pobreza. La generación de los años 80 y 90 asume como modelo ideal de identificación al tecnócrata, cuya única aspiración es convenirse en capitalista. El dinero es su verdadera pasión y la base sobre la cual se construye el éxito. La diversión y el enriquecimiento configuran el horizonte de los jóvenes. El futuro es un simple afán de novedad que la quincallería tecnológica tiende a satisfacer. No obstante, existen razones para ser optimistas: una época más liberal y una nueva sensibilidad se abre frente a nosotros, ante el retroceso de la onda neoconservadora.
Pienso que de aquí en adelante, el mundo será más inestable, pero también más interesante. Muchas cosas nuevas van a nacer. Nuevos valores, nuevas actitudes y nuevas interrogantes.
En un plano individual, todas las grandes religiones y filosofías coinciden en un principio ético-moral fundamental: el respeto a los demás. La educación del hombre contemporáneo se centra en la necesidad de construir un mundo solidario en donde cada pueblo participe desde su identidad específica. La paz y el desarrollo forman parte del programa común de toda la humanidad. Los pueblos avanzan unidos y sólo en la solidaridad es posible la justicia y la libertad.

lunes, 23 de agosto de 2010

Mhadiva

Mhadiva, es el nombre ancestral que se le da a los ancianos de la tribu Thimba de Sudáfrica y que le fuera otorgado en su momento también a Nelson Mandela.
Mandela, nacido en 1918, se nos presenta hoy como un joven nonagenario que ha tenido el privilegio de vivir casi todos los desafíos y amenazas de nuestro tiempo. Conoció la persecución, el exilio y la prisión, la derrota y el fracaso y en sus 27 años de encierro fraguó en él el carácter fuerte y humilde y el coraje paciente que le hizo merecedor a que se le llamara Mhadiva.
Su vida nunca fue fácil y nunca evadió sus responsabilidades con su sociedad y con su época. Militante de la descolonización y de la liberación de África y denunciador implacable del Apartheid que llenaba de ira y vergüenza a su país.
Entendió desde el primer momento que la verdadera liberación responde a una dialéctica profundamente humana y humanizadora que implica “liberar tanto al opresor como al oprimido”. Al final lo importante es la lucha contra cualquier tipo de segregación, es la solidaridad militante con el oprimido y el débil.
Nelson Mandela fue un hombre que nunca se dejó atrapar por el tiempo, ni cultivó una memoria rencorosa, ni se dejó inmovilizar ni por el pasado ni por el presente, fuera cual fuera éste.
A los 70 años fue presidente, a los 75 se le concedió el Nobel de la Paz y a los 92 sigue siendo el líder espiritual de su país y ejemplo para el mundo.
En una época plagada de temores y pusilanimidad, la entereza e integridad de Mandela es toda una pedagogía para el compromiso con la esperanza. Mhadiva nunca ha perdido el sentido del humor y la ironía, para referirse a su posible jubilación al cumplir 87 años dijo que ya se había ganado el derecho a ella después de haber estado vagueando 27 años en la cárcel. Militante de una idea, de unos principios y valores entendió desde el primer momento que el compromiso por los derechos humanos y la civilización no se agota en el estrecho marco de un determinado país. Frente a tantos poderosos destructivos, este apóstol del humanismo nos abre la puerta del silencio, es decir, nos invita a una asecis y a una mística que identifica a estos seres humanos como el propio Mhadiva, seres universales que abrevan su vida y desarrollan su destino en un nuevo o renovado “ethos religioso que se identifica con la resistencia pasiva, que se emparenta con la objeción se conciencia de los Cuaqueros y el espíritu de no resistencia rusa (Tolstoi) y asiática (Gandhi)”.
Al final como lo expresara en su momento Romain Rolland y Albert Camus lo importante no es la causa sino la persona. Hay que amar a las personas, y a estas, no se les puede ayudar sino simplemente amar, que es el viejo mensaje evangélico que atraviesa poderoso los siglos.

domingo, 1 de agosto de 2010

Historia del presente

No se trata de anticipar ni profetizar, pero sí contribuir a una visión estratégica del presente en su dinámica compleja y múltiple, tanto en el corto como en el mediano y largo plazo. Para evitar riesgos innecesarios en el futuro y ayudar en la concientización de la sociedad y en especial de las élites sobre sus responsabilidades históricas es fundamental la lucidez del presente y la planificación y desarrollo de las políticas que hagan “manejable” problemáticas complejas como por ejemplo la “bomba” demográfica, estadísticamente previsible o proyectable así como las otras amenazas recurrentes de tipo ambiental, o la pobreza o la posibilidad irracional de un conflicto nuclear.
Qué lejos se percibe el siglo XX, apenas transcurrido 10 años y todo luce viejo. La memoria del siglo XXI emerge vigorosa y retadora como una necesidad agónica de nuevos paradigmas y nuevos aprendizajes. Inventar o errar decía el maestro Simón Rodríguez y hoy tiene más vigencia que nunca, ya no solo se trata de educar y re-crear un nuevo continente sino de re-educar a toda la humanidad frente a sus múltiples desafíos y riesgos. Es imperativo el sentido profundo de responsabilidad que se deriva del concepto mismo de libertad. Urge el sentido de los límites. No todo está permitido. Se hace imperativo en cada uno el conócete a ti mismo para madurar, cambiar y evolucionar. Hay que aprender a escuchar y olvidar. La generosidad y la solidaridad se aprenden, practicándola. El aprendizaje es permanente y para generar confianza, la serenidad y el equilibrio frente a la propia vida y el entorno es indispensable. No hay otra manera de justificar el tiempo presente.
Historia inmediata, historia del presente, historia reciente, historia actual, son algunos de los términos al uso para significar una de las características de nuestro tiempo que le ha permitido a Edgar Morín proponer la necesidad de desarrollar el pensamiento complejo y la epistemología de la complejidad. “desde nuevas miradas, en clave transdiciplinaria, es también una propuesta por recorrer posibilidades y reparar en obstáculos que conlleva la comprensión de la dimensión histórica de los tiempos presentes en América Latina... a la hora de investigarla y escribirla.

Vota o bota

El General de División Luis Enrique Rangel Bourgoin en su campaña presidencial en los años 80 utilizó como lema electoral “el golpe es con el voto” queriendo significar con ello que para un demócrata, no importa si es un civil o un militar, no hay otra vía de participación política que la vía electoral.
Pero desde otro punto de vista la frase pareciera expresar una mentalidad generalizada entre civiles y militares sobre el hecho de que “el golpe” nunca es descartable, especialmente en sociedades de tradición civil y democrática endebles y precarias.
En Venezuela “el golpe” ha sido una constante oprobiosa en nuestra historia, el camino de la fuerza siempre es el camino más fácil. Nuestra historia está llena de “intentonas y golpes de estado” inclusive en nuestra historia más cercana como los intentos fallidos de golpe de estado de febrero y noviembre de 1992 respectivamente. En particular el 4 de febrero de 1992 ha sido sacralizado por el actual régimen y mitificado, tratando de disimular o confundir con el hecho simple de que era un golpe de estado más, en cambio se demoniza el intento de golpe de estado del 2002 y de manera farisaica se condena los recientes hechos ocurridos en Honduras.
Golpe de estado es golpe de estado, no importa su intención u orientación ideológica y política, y debe ser rechazado como fórmula de solución, pero si una sociedad se empecina en sus extravíos y quien ejerce el poder no acepta la alternabilidad democrática y no garantiza procesos electorales transparentes, los golpes de estado ocurren, y esa es peligrosamente nuestra situación actual sino logramos desarrollar un proceso electoral en donde las garantías ciudadanas y electorales estén garantizadas. De allí la importancia del 26 de septiembre, una posibilidad cierta para recuperar plenamente el ejercicio de la política y la democracia en la medida que garanticemos el pluralismo político la participación y la división y autonomía de los poderes para crear las condiciones de gobernabilidad y progreso sobre un gran acuerdo nacional que debe trascender lo meramente electoral.
Un exitoso año electoral en el 2010 nos garantiza un proceso electoral confiable en el 2012 y con un fortalecimiento seguro de nuestra democracia, arrinconando para siempre las tentaciones golpistas que tanto daño han hecho a nuestra sociedad y que lamentablemente siempre están latentes y se potencian en la medida en que se debilitan los mecanismos democráticos.

Democracia aparente

A riesgo de repetirnos es importante insistir en Venezuela y en la opinión pública internacional sobre las tendencias y riesgos de la democracia venezolana; una democracia más aparente que real y así lo observa con mucha lucidez el periodista paraguayo Adrián Cattivelli (El Nuevo País, 17-06-2010). Dice el periodista “en la Venezuela de Hugo Chávez rige una democracia aparente. De manera relativamente periódica se realizan elecciones. El origen de su poder es legítimo pero de ninguna manera se puede asegurar que hoy exista una plena vigencia de las instituciones democráticas. El personalismo del controvertido caudillo caribeño ha desdibujado completamente el proceso político y, por lo tanto, este se ha deslegitimado por el ejercicio abusivo de sus funciones”. La separación no existe en Venezuela. “Como sucede en todo régimen despótico, la ley es la palabra del autócrata y la justicia, el cumplimiento de sus arbitrarios deseos”.
Otra confusión entre muchos de nuestros compatriotas, es con respecto al proyecto ideológico del régimen, enmarcado en la palabra socialismo pero que en el fondo es una mimetización de un proyecto totalitario castro-comunista nada oculto y que un 80% de nuestra población rechaza abiertamente. Proyecto inviable y fracasado pero que lamentablemente muchos compatriotas no terminan de asumir como un proyecto simplemente comunista. La estatización ha sido progresiva y permanente y la reducción del sector privado no ha cesado en ningún momento. La Estadofagia ha engullido petróleo, siderurgia, hierro, bauxita, aluminio, electricidad, cemento, telecomunicaciones, importación y distribución de alimentos (Pudreval). El 20% de la fuerza laboral está al servicio del sector público. Los poderes secuestrados, una propaganda bestial y todo opositor o disidente amenazado de una u otra manera, además de la amenaza generalizada de la delincuencia. La destrucción de la economía es una estrategia perversa no solo producto de la incapacidad y la corrupción sino del cálculo cierto que solo la miseria y la carestía puede posibilitar un gobierno despótico y un régimen totalitario.


jueves, 15 de julio de 2010

La derrota de la Historia

Viendo la película de Ridley Scott, Robin Hood, me convencí más que nunca que el relato histórico creado por la historiografía y en menor medida por la literatura queda totalmente desplazado por la poderosa versión cinematográfica de la Historia, cuyos recursos audiovisuales y efectos especiales son insuperables y de suma eficacia.
En la conciencia colectiva la pobre Historia escolar, aburrida y repetitiva, queda arrinconada en la memoria ingenua de la niñez y en la Historia oficial como un simple reflejo de la ideología dominante, expresado en efemérides, fiestas patrias y en el bronce y la polilla rde la necrofilia. La nueva historia para las grandes masas urbanas, es decir para la mayoría de la población, es la historia que el cine proyecta y la historia-ciencia apenas conocida y apreciada por un reducido grupo minoritario.
Sería interesante explorar este tema de la percepción colectiva de la realidad a partir del cine, y estoy seguro que las respuestas confirmarían nuestra hipótesis. Para la masa de espectadores, Cleopatra sin lugar a duda es Elizabeth Taylor, y Marco Antonio es Richard Burton. Toda la escenografía altisonante y teatral igual que vestuarios y diálogos pasan a sustituir los hechos reales de la historia.
Hitler es Bruno Ganz en la película “El derrumbe”, con más realidad y verosimilitud en la genial representación que el propio personaje real, en que se inspira
El dictador nazi y el dictador fascista en la representación que hace el genial Charles Chaplin a través de los personajes Hinkel y Napolini terminan siendo mucho más reales y cercanos que el verdadero Hitler y el verdadero Mussolini.
Otro brillante ejemplo de nuestra tesis, cuando la ficción cinematográfica sustituye la verdadera realidad, lo es la visión cinematográfica de la historia japonesa en las películas de Akira Kurozawa. Para la mayoría de los espectadores la época bíblica no es otra que la que Holywood ha ofrecido ,al igual que el mito del “Far West” han impactado de manera indeleble el imaginario colectivo.
El futuro para las masas no es otro que el que proyecta Holywood, bien sea que hablemos de la Guerra de las Galaxias o más recientemente, Avatar. Mitos y leyendas se confunden con la literatura y la historia y parece ser un recurso frecuente en la condición humana evadirse o escapar de la cotidianidad a través de la alienación que implica un cuento bien contado y la ilusión pertinaz de un final feliz.

Obsesión por el poder

Leyendo el excelente libro de Francisco Suniaga “el pasajero de Truman” no solo recuperamos una parte de nuestra historia reciente, a través de la recreación que hace el novelista de un personaje trágico como Diógenes Escalante, sino que además nos beneficiamos de las lúcidas y oportunas reflexiones que se hacen en el libro sobre la política en general y su ejercicio a la venezolana. En función de lo anterior es que podemos afirmar que en nuestro país la política prácticamente se reduce a la “silla” de Miraflores, símbolos por excelencia del poder. Se vive para alcanzar el “coroto” y es que lograrlo lo es todo porque para quien llega a Miraflores prácticamente se convierte en un reyezuelo o pequeño emperador tropical. Todos se les subordinan y el personaje llega a sentirse superior a los demás y a ubicarse por encima de las leyes y la propia Constitución y a usar los dineros públicos como si fueran parte de su patrimonio personal. El erario nacional convertido en propiedad privada del gobernante de turno.
En el caso que nos ocupa Diógenes Escalante era un político y diplomático exitoso que venía de la época de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez y que el destino le deparó la posibilidad de ser presidente en 3 ocasiones, en 1931, en 1936 y en 1945; frustrándose en las 3 oportunidades sus posibilidades por diversas circunstancias pero particularmente dramática fue la última que se frustró por la locura del personaje.
La historia de Diógenes Escalante le permite a Suniaga desarrollar toda una reflexión histórico-política sobre el ejercicio venezolano de la búsqueda del poder, siendo este un verdadero calvario de pasiones subalternas y que obligan al autor a usar reiteradamente términos como “diabólico” e “infernal” para hablar de los hechos políticos y sus protagonistas. Todo ello es característico de las sociedades atrasadas, invertebradas y poco institucionalizadas. Uno de los mayores problemas de nuestra historia política es que es básicamente personalista y en ella casi el único motivo es el ejercicio primitivo y pragmático del poder con el consiguiente abuso y codicia, llenando este ejercicio de arbitrariedades y corrupción. La búsqueda del poder de manera patológica es producto de la locura y esta se acrecienta en la medida que se ejerce sin control y sin límites.

¿Pueblo manso?

Creo que en una canción de Ali Primera se habla de “Pueblo manso, manso pueblo” para referirse a las sociedades que se aletargan en un determinado momento pero siempre terminan despertando y es que de no ser así no habría progreso histórico.
En una película reciente de Scott Ridley, se recrea muy cinematográficamente, la leyenda inglesa de Robin Hood, y en ella uno de los ejes argumentales gira en torno a la inscripción grabada en la espada del héroe y que más o menos dice algo así como: “Nunca rendirse hasta que los corderos se conviertan en lobos”. El mensaje en ambas referencias es el mismo: que la pasividad de los pueblos siempre es temporal.
Todo lo anterior viene al caso para referirnos a nuestra propia sociedad en los últimos tiempos y que suscita una pregunta reiterada: ¿Qué pasa que la gente no reacciona? Referido al hecho de la multiplicidad de problemas que nos acosan en nuestra cotidianidad y con un horizonte que no termina de despejarse. Las incertidumbres se acumulan y el futuro para mucha gente nunca había sido más desesperanzador. De acuerdo a la experiencia histórica este estado de ánimo colectivo es preocupante porque cuando aparentemente no hay reacción, cuando esta sobrevenga tiende a ser violenta y anárquica. Un ejemplo reciente fue el Caracazo de 1989. El presidente lo sabe y por eso echó para atrás el racionamiento eléctrico en Caracas y el decreto con respecto a los buhoneros y la venta de productos de la cesta básica.
Frente a estos imponderables de una violencia hipotética y no canalizada, nunca más importante que desarrollar la ruta electoral con las garantías suficientes de imparcialidad y equilibrio, de allí la importancia de las elecciones del 26 de Setiembre de este año. Oportunidad que debe ser aprovechada para que triunfe el equilibrio y el pluralismo político y que posibilite, a corto plazo, un gran acuerdo nacional incluida la disidencia chavista para crear las condiciones de gobernabilidad y progreso que el país está demandando. La inmensa mayoría de los venezolanos no desea otra cosa que recuperar la cordura y la racionalidad en los asuntos públicos y que la política vuelva a ser un espacio de confrontación democrática y diálogo constructivo y no como se ha pretendido hasta a hora desde el oficialismo como una guerra sin cuartel entre venezolanos.

domingo, 27 de junio de 2010

Necesidad de un gran acuerdo nacional

Sin lugar a dudas este es un gobierno cercano a su fin, tanto por el desastre nacional que ha provocado como por la agenda electoral que posibilita un mayor equilibrio político a nivel de la Asamblea Nacional y una posible victoria electoral en el 2012 sobre las bases de una recuperación plena de la Constitución y la Democracia enmarcado en un gran acuerdo nacional de gobernabilidad. El país está urgido de una salida política, para ello la ruta electoral es insustituible aunque no única tal como lo establece la propia Constitución.
El 26 de septiembre de 2010 es una fecha altamente propicia para recuperar el impulso democrático de nuestra sociedad al elegir una Asamblea Nacional plural y equilibrada, que permita legislar para todo el país, así como ejercer a plenitud el poder contralor necesario.
Si el presidente fuera un demócrata no debería sentirse amenazado por este proceso electoral y con un eventual triunfo de la oposición. Su suerte política se va a dirimir electoralmente en el 2012 con el resultado previsible de un voto castigo a tanto desgobierno y además como expresión de un cansancio colectivo frente a una retórica guerrerista y siempre amenazante. Los pueblos son indulgentes, a veces tienen memoria corta pero no perdonan el mal gobierno especialmente cuando la capacidad de crear ilusión y esperanza por parte del gobernante no puede ser confrontado con la realidad.
La idea no es destruir políticamente a nadie sino simplemente recuperar nuestra condición de república democrática con una Constitución respetada y acatada por todos y unas instituciones despartidizadas al servicio de toda la sociedad. Hay que rendir cuentas, es mucho el dinero que se ha manejado; la “regaladera” y la corrupción y el deterioro general visible en todos los ámbitos van a servir para crear y desarrollar la conciencia necesaria en una gran mayoría de ciudadanos de que al actual gobierno se le dio una oportunidad a la cual no supo honrar. Si hay una necesidad nacional es un gran acuerdo político que permita volver a tener la posibilidad de un gobierno democrático pluralista, participativo e inclusivo. No hay mejor programa que la unidad sin impunidad y la reconciliación nacional. Reconstruir nuestra sociedad no va a ser fácil pero es una tarea necesaria e ineludible, necesitamos recuperar colectivamente nuestro mejor destino como pueblo.

Ideología y política exterior

Los tiempos se aceleran, son los inevitables tiempos de la globalización y el portentoso empuje tecnocientífico que caracteriza nuestra época. La sociedades, aunque aparentemente estáticas, siempre se mueven. La economía, con sus crisis cíclicas, desestabiliza y crea incertidumbres. La política lo que hace es “somatizar” estas realidades y estos síntomas mientras que la geopolítica lo proyecta a nivel internacional en un “juego” permanente de intereses y tensiones. El mundo siempre ha vivido en conflicto y para el conflicto y no podía ser de otra manera cuando cada país se asume como un proyecto único, que pretende girar exclusivamente en torno a sus intereses materiales e ideológicos, entendible lo primero pero totalmente irracional lo segundo, ya que no hay nada más insensato que la pretensión hegemónica en torno a una verdad única que nos obliga a imponérselas a los demás como sea y de cualquier manera. Las alianzas ideológicas siempre han existido y siempre terminan en fracaso particularmente cuando entran en conflicto con los intereses nacionales de cada sociedad. Tan absurda es la pretensión de una alianza revolucionaria como puede serla la sustentada en el libre mercado, como si la afinidad o identidad ideológica puede sustituir los intereses concretos de una sociedad y de un Estado.
Los nuevos desafíos internacionales con temas o problemáticas que trascienden los estrechos marcos de las naciones y los anacrónicos nacionalismos del pasado. Paz y guerra, pobreza y desarrollo, ambiente y demografía, entre otros, dejan de ser problemas locales y nacionales y se convierten en problemas globales que tienen que ser asumidos con criterios globales que trasciendan en mucho los simples egoísmos nacionales, así como las limitaciones ideológicas de un determinado gobierno. Estos pasan, los Estados quedan por tiempos relativamente largos y el desafío es cómo conciliar estos intereses particulares con intereses de interés general para la humanidad sustentado en un planteamiento menos egoísta y más solidario tanto de la política como de la economía. La relaciones internacionales no pueden sustentarse ni en los egoísmos nacionales ni en los fundamentalismos ideológicos. Las nuevas, complejas y desafiantes realidades nos obligan a trascender nuestra propia experiencia histórica, así como nuestro horizontes mentales tradicionales. De lo que se trata es de humanizar la globalización en aras de una mayor reciprocidad internacional a pesar de las desigualdades geopolíticas existentes.

martes, 15 de junio de 2010

“La economía tocó fondo”

Esta frase se le atribuye al diputado Ricardo Sanguino, presidente de la comisión de finanzas de la Asamblea Nacional (El Nuevo País, viernes 28-05-2010) y agregó “fue la crónica de una muerte anunciada que se vio venir con la crisis energética”. A nuestro juicio esta es una media verdad, asumida conscientemente para proteger la enorme responsabilidad presidencial y gubernamental en esta agónica y prolongada crisis económica, social, y política, que afecta a la casi totalidad de nuestra población y como siempre son los más desprotegidos socialmente los que van a recibir el mayor impacto. La demagogia y el populismo parecieran estarse agotando en la medida que no hay respuesta concreta a los problemas y estos tienden a incrementarse.
El pueblo sí tiene memoria y nadie olvida la jactancia presidencial al decir que esta crisis no nos tocaría y que estábamos blindados frente a ella. Los hechos dicen todo lo contrario, la corrupción y el despilfarro irresponsable continúan y allí están para comprobarlo el racionamiento eléctrico y la pérdida escandalosa de alimentos, por negligencia y corrupción. La Venezuela electoral no ignora ni la “Oscurana” ni a “Pudreval”.
Los “años dorados” de este gobierno pertenecen al pasado cuando la chequera petrolera lucía abultada e inagotable. Desde el 2008 para acá la economía está en un desbarrancadero aunque el gobierno sigue siendo derrochador y corrupto. Las promesas incumplidas después de 11 años explican el creciente deterioro de la imagen presidencial y la disminución progresiva de sus apoyos. La gobernabilidad es precaria y el gobierno luce sobrepasado, la crisis general es inocultable, de allí la importancia de canalizar toda esta carga de descontento y frustración hacia un proyecto político alternativo democrático, civilista y progresista y esa oportunidad no es otra que el 26 de septiembre cuando es imperativo recuperar el equilibrio institucional y garantizar el necesario pluralismo.
La oposición, en este caso el MUD, alianza exitosa de más de 30 organizaciones así como la llamada disidencia con el PPT a la cabeza deben asumir la gran responsabilidad que es recoger la insatisfacción generalizada y la construcción de un gran acuerdo nacional que permita ir delineando un gobierno alternativo merecedor o a la altura del siglo XXI.


Colombia

Nunca tuve ninguna duda sobre la elección de Santos a la presidencia de Colombia, por una razón muy sencilla, es el heredero visible de la exitosa gestión de Uribe y su política de seguridad democrática y como allá se dice la narcoguerrilla y el narcoterrorismo han sido derrotados parcialmente pero no definitivamente, y en sana lógica era esperable que el pueblo colombiano estuviera claro en sus prioridades y urgencias del momento aunque en los procesos políticos funcionan tantos imponderables que hace difícil la predictibilidad.
Una mayoría de ciudadanos colombianos demostraron su coherencia y decisión, aunque en algún momento parecía que pudiera darse un caso parecido al de Winston Churchill al finalizar la 2da guerra mundial, cuando siendo el líder indiscutible de la victoria fue derrotado electoralmente porque la mayoría sabía y entendía que era un personaje para la guerra y no para la paz.
El Presidente Álvaro Uribe, sin lugar a dudas, fue altamente eficaz y positivo para asumir y confrontar a la mayor amenaza a la estabilidad y progreso de Colombia como lo son los grupos ya citados. Los pueblos tienden a desarrollar un instinto de las realidades políticas inclusive en sus presuntas equivocaciones.
Antana Mockus y su propuesta electoral sin lugar a dudas tiene un porvenir garantizado, con su perfil civil y administrativamente exitoso. La Colombia urbana y en particular la juventud no hay duda que aspira y espera en un cercano futuro una política de desarrollo y progreso cónsono con el siglo XXI, pero mientras sigan existiendo los factores de perturbación como lo son, el narcotráfico y la narcoguerrilla es difícil que se pueda elegir un presidente que no garantice en primer lugar la plena gobernabilidad territorial así como una eficacia demostrada de control armado de la subversión y el narcotráfico.
En la segunda vuelta, sin lugar a dudas, Santos va a ampliar sus apoyos electorales y va a recibir un mandato claro y directo, pero al mismo tiempo, una advertencia y una invitación, tratar de compaginar con la política de seguridad democrática un proyecto de desarrollo sustentable e inclusivo.
El presidente venezolano fue un factor de perturbación evidente en la campaña electoral colombiana con sus interferencias e imprudencias acostumbradas y terminó siendo uno de los grandes aliados para facilitarle el triunfo a Santos. En América Latina la “amistad” política del presidente se agradece cuando viene cargada de dólares y es inconveniente cuando decide apoyar a un candidato.

sábado, 5 de junio de 2010

Los héroes también son mortales

Una sociedad debe respetar y venerar a sus ancestros, a sus ilustres cenizas, inclusive recordarlos periódicamente y honrarlos debidamente, lo que no se puede ni se debe es ponerlos a gobernar y dirigir nuestro presente y mucho menos nuestro futuro. Tanto el uno como el otro son de la absoluta responsabilidad de las generaciones presentes.
Los griegos fueron grandes cuando hicieron decender a sus dioses del Olimpo y se dieron cuenta que solo podían depender de ellos mismos y su “razón”.
Recién terminados los procesos emancipadores en el Cono Sur, se puso de moda la siguiente frase: “Los libertadores nos libertaron, ahora quien no libera de los libertadores” queriendo significar con ello que los antiguos héroes se habían convertido en su mayoría en prepotentes y abusivos amos del poder y acumulado riquezas ostentosas y malhabidas.
En lo personal tengo un profundo respeto y admiración por Andrés Bello y Simón Rodríguez, pero evidentemente se que no podemos depender de ellos para entender y lidiar con los problemas propios de nuestro tiempo y en especial la problemática educativa sin menoscabo de que muchos de sus principios educativos puedan seguir teniendo vigencia como por ejemplo, educar en valores o democratizar la educación o como expresaba Comenio, había que lograr una “Educación de todo para todos”.
No hay peor experiencia que la necrofilia gobernando el presente y mucho menos tratando de limitar o encausar el impulso vitalista de cada generación. El tiempo siempre es joven y si hay un tiempo este está hacia adelante, sin menoscabo que en términos individuales cada persona en su ancianidad pueda pensar que su mejor tiempo quedó atrás. Nunca más sabia la expresión evangélica que cada cosa tiene su tiempo y que los muertos entierren a sus muertos. Cada generación es responsable de su destino y el proceso histórico no es más que la herencia acumulativa de una sociedad en el marco de una identidad progresiva y siempre haciéndose. No solo somos lo que fuimos sino lo que vamos siendo ya que toda identidad, como toda cosa viva, es creativa y abierta.

domingo, 23 de mayo de 2010

La oposición no es toda la oposición

Entre las cosas importantes que las elecciones parlamentarias plantea es la apertura y diversificación del juego político. Hay que dejar atrás el maniqueísmo ideológico y la polarización estéril que siempre termina favoreciendo al gobierno. Que el presidente gobierno o desgobierne hasta el 2012, lo importante es adversarlo democráticamente y tratar de construir una alternativa plural y democrática inclusiva, en donde toda la sociedad se sienta expresada y representada.
La política debe ser recuperada en su diversidad y complejidad de actores. No es normal ni conveniente que la “derecha”, el “centro” o la “izquierda” se superpongan y confundan ya que cuando todos representan a todos, nadie representa a nadie. De alguna manera esa fue una de las tragedias del bipartidismo que al final entre “adecos“ y “copeyanos” no había ninguna diferencia. A pesar de lo dicho, en la coyuntura actual electoral está en el interés nacional la propuesta unitaria de la mesa de la unidad democrática así como la participación importante del llamado chavismo azul o cualquier otra manifestación de disidencia o participación diferente a la mesa de la unidad, a pesar de que el nuevo sistema electoral prácticamente hace inevitable la polarización. Una vez electa la nueva Asamblea Nacional, con una presunción fundada de un mayor equilibrio político entre a operar en pleno todas las posibilidades del pluralismo, el diálogo y la negociación, para desarrollar los acuerdos necesarios de gobernabilidad y desarrollo nacional. Estoy convencido que si se le garantiza respeto político a muchos sectores del oficialismo que han actuado de buena fe o en defensa de sus legítimos intereses y que no hayan incurrido en delito alguno, se alejarían progresivamente de un proyecto que inicialmente fue atractivo en sus discursos y propuestas pero que hoy pareciera derivar hacia una dictadura personal y un sistema totalitario.
Venezuela en el siglo XX se hizo como sociedad con una cultura democrática nada desestimable y es en ella que apuntalamos nuestra esperanzas de que este insensato proyecto de una vuelta atrás sea derrotado política e históricamente.

Ningún poder es eterno

En todo sistema político se tienden a reproducir los tres momentos del poder: 1) La toma o conquista del poder (no importa la forma o la vía). 2) La permanencia en el poder y 3) La herencia o sucesión en el poder. Toda la teoría política moderna ha tratado de estudiar y entender estos momentos o situaciones al mismo tiempo que se ponía empeño en establecer la “fórmula” institucional que permitiera controlar y limitar el ejercicio del poder. De aquí surge la necesidad de la división y equilibrio de los poderes y la alternabilidad en el mismo.
En América Latina la experiencia más exitosa de esta fórmula ha sido la mejicana, que en el siglo XX estableció una verdadera dictadura o hegemonía de partido por más de 70 años y unas presidencias casi imperiales, pero reducidas a un lapso inexorable de 6 años, ya que no era permitido la reelección bajo ninguna circunstancia, aunque el presidente saliente prácticamente decidía sobre el candidato sucesor.
Varios casos aberrantes de dictadura de largo plazo ha padecido latinoamérica en el siglo XX y casi en todos nuestros países han vivido la experiencia. En Venezuela tuvimos una tiranía de larga duración, como fue el caso de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. Marcos Pérez Jiménez dictador militar se convierte en el hombre fuerte desde 1945 hasta su expulsión del poder en Enero de 1958.
Cuba, se ha convertido en el símbolo y el referente más largo de una dictadura de larga duración, con más de medio siglo de régimen autocrático y anacrónico. Haiti, Nicaragua y República Dominicana en su momento fueron referencias obligadas de unas largas, despiadadas y primitivas dictaduras, como lo fueron las de Duvalier, los Somoza y Trujillo respectivamente.
En Brasil y en Cono Sur, se vivieron décadas de dictaduras militares, algunas personalizadas como la de Argentina de Perón y la de Chile con Pinochet.
La tentación totalitaria siempre está presente en la accidentada historia humana especialmente en momentos de crisis cuando todo el tejido social se contamina de miedo y desorientación. De cara al siglo XXI no hay fortaleza mayor para un país que prevenir a tiempo estas desviaciones autocráticas a través de las reformas oportunas y las garantías ciertas de un sistema electoral e institucional que permita la alternabilidad y la división efectiva de los poderes.

sábado, 15 de mayo de 2010

Todos somos extranjeros

Diversos autores en los últimos años vienen anticipando el agotamiento del estado nacional. Este tiende a estar sobrepasado por los grandes desafíos que significan la pobreza y la demografía en el mundo y los retos ambientales y nucleares que confronta la humanidad. El desarrollo y la paz desbordan los límites nacionales y exigen ser asumidos de manera conjunta y coordinada más allá de cada frontera lo que nos obliga de manera urgente a seguir construyendo las instituciones internacionales necesarias en lo político y económico y que actúen con una eficacia creciente. En nuestra aldea global “el 15% del mundo mantiene al 85% restante en la miseria” lo que no solamente es injusto y produce profundos desequilibrios, sino que obliga a millones de personas a desplazarse fuera de sus países de origen, es como si estuviéramos regresando a la precariedad antropológica y cultural de un nuevo nomadismo universal.
El cristianismo como un universo social y cultural, tienen mucho que decir y hacer al respecto. De hecho, desde los primero tiempos hemos sido extranjeros, lo fue Abraham y lo fue Moisés, y lo fueron en su mayoría las llamadas comunidades primitivas. “Los cristianos no viven en ciudades exclusivamente suyas, ni hablan una lengua extraña. Viven en sus propias patrias como forasteros; participan en todo como ciudadanos y lo soportan todo como extranjeros; cualquier tierra extraña les es patria y toda patria les es tierra extraña” (Carta a Diogneto).
Una característica dramática de nuestro mundo es el desplazamiento obligado de millones de refugiados por razones políticas y bélicas, y otra cantidad de millones por simple necesidad económica. Los países de emigrantes se descapitalizan y los países receptores se aprovechan y abusan de estos “condenados de la tierra” como los denominó Franz Fanon. El emigrante, no importa su origen o destino siempre será un extranjero a la manera de Camus. Un peregrino sin retorno, con el alma escindida y la memoria secuestrada; solitario en la multitud que lo desconoce y que casi siempre desprecia.

domingo, 9 de mayo de 2010

Elogio de la locura

Así se llama el celebrado libro del gran humanista Erasmo de Rotterdam, y nunca tan oportuno título y libro para una época desquiciada y confundida, en tránsito indetenible a repetir los errores del pasado como las guerras y los conflictos alimentados desde el poder.
El dictador Mugabe, después de alimentar durante 30 años todo tipo de violencia desde el gobierno, hoy, agónico en su poder de muerte y con un país absolutamente arruinado clama por el cese de la violencia política, en un gesto insincero, tardío e inútil.
La teocracia feudal iraní, sigue empeñada en su apuesta con la muerte, como en su momento la Alemania nazi, el fascismo italiano y japonés y la Rusia comunista, regímenes que convirtieron en política de estado el armamentismo y el desafío permanente, hasta convocar la inevitable guerra con su secuela de destrucción y muerte. Otro personaje que apostó al armamentismo irracional y la absurda guerra fue el tristemente célebre “señor de las moscas” Saddan Hussein con su hiperbólica amenaza de desatar la madre de todas las guerras. Cuando la política y la diplomacia fracasan, la guerra reaparece amenazante como la solución suicida de esta corte de locos. En un estudio reciente sobre las personalidades “Borderlaine” caracterizados como narcisistas y megalómanos, huérfanos psíquicos y carentes afectivos, se establece con asombro que la locura en la historia del poder es frecuente y recurrente entre muchos y de manera emblemática los emperadores romanos Nerón y Calígula y el propio Julio César. En este estudio se corrige la tesis de que era el poder quien enloquecía a estos personajes y se sostiene todo lo contrario, buscaban el poder porque estaban locos y con el poder omnímodo se volvían más locos todavía. La historia está llena de ellos, equidistantes entre el payaso y el exhibicionista, sino fuera por las tragedias que provocan serían verdaderos especímenes del teatro del absurdo, y así los vio Chaplin, ese creador genial, que en “El Gran Dictador” película filmada en plena guerra mundial dejaba al descubierto esos payasos patéticos, ridículos y destructivos como lo fueron Hitler y Mussolini y que ambos perfectamente pueden ser identificados con otros dos personajes posteriores como Idi Amin y Kadafi y tantos otros, como si la historia se empeñara en repetirse a sí misma.

domingo, 2 de mayo de 2010

Sr. Presidente, vuelva al Cabildo

Afortunada expresión que utilizó monseñor Ovidio Pérez Morales para fijar posición frente a la situación nacional, texto a nuestro juicio, pertinente y necesario en esta coyuntura compleja y difícil que vive la patria y que nos remite de manera indirecta a otro documento de un hombre de Iglesia como lo fue M. Arias Blanco, arzobispo de Caracas, cuando el 1ero de Mayo de 1957, día del trabajador, publicó una carta pastoral histórica que conmovió hasta los cimientos la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, fenecida pocos meses después.
Como Movimiento Civil por la Unidad (MCU), un grupo de opinión independiente, plural, civil y absolutamente comprometido con el proyecto republicano y democrático, queremos expresar que asumimos los postulados éticos y políticos contenidos en dicho documento y que no son otros que lo que nuestra tradición libertaria, civil y republicana ha establecido de manera sólida e irreversible en los últimos 200 años.
Volver al Cabildo es volver a Venezuela; a su pueblo y a su sociedad; en su multiplicidad pluralista y su multiculturalidad creadora, sin distingos de ningún tipo y sin divisiones de odio y muerte. No hay mayor anhelo nacional que el diálogo y la reconciliación de todo un pueblo, inclusive en la mayoría de los simpatizantes del oficialismo. La lucha de clases es una tesis fantasmal, trasnochada y trágica y derrotada por la Historia. Los pueblos tienen diferencias y antagonismos, responden a intereses diversos, pero para dirimir sus diferencias, la humanidad en su proceso civilizatorio creó la teoría y la praxis política, como el escenario necesario de negociación y acuerdos en las diferencias, buscando siempre puntos de equilibrio para garantizar el bien general y el bien común.
Basta de prédica guerrerista y militarista y de un armamentismo inútil y dispendioso, usted fue elegido presidente en su condición de civil y designado primer magistrado de la República sometido en todo momento a leyes e instituciones y particularmente a la Constitución que en su artículo 2 establece, entre otras cosas, “la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”. Usted es el representante legal del país por un tiempo determinado, no el “dueño” del mismo, ni un monarca absoluto. Usted fue electo con un 56% de votos en 1998, pero si asumimos la abstención del momento, el apoyo popular expresado en votos se reduce apenas a un 33% de venezolanos, es decir, una primera minoría que le permite ejercer el gobierno, pero no el control absoluto de la sociedad.
Presidente, vuelva al cabildo, vuelva a la Venezuela que lo eligió y que lo ha adversado democráticamente; un país y una sociedad que anhela: 1) “Volver a la unidad de la patria” sin insultos ni descalificaciones y sin pretensiones hegemónicas y de perpetuidad en el poder. 2) “Volver a Venezuela como ámbito de vida” el país se está desangrando en a violencia y la inseguridad, nuestras cifras son aterradoras, entre las más altas del mundo, como si estuviéramos en guerra con nosotros mismos. 3) “Volver al progreso en el marco de la Constitución”. Venezuela siempre ha sido una sociedad progresista, que ha mirado el futuro con esperanza e ilusión. Hoy luce desorientada y confundida y definitivamente rechaza el fracasado sistema castro-comunista, plagado de miseria, dolor y aislamiento, aunque usted lo disfraza con la retórica del “bolivarianismo y del socialismo del siglo XXI”. 4) “Volver a Venezuela” es rescatar, mantener y promover su identidad de sociedad abierta, pacífica y pluralista; sin manipulación ideológica de la historia y mucho menos pretender subsumir en usted toda la gloriosa herencia de nuestro pueblo que es un bien colectivo y esencialmente civil.
Su legitimidad de origen no está en duda, a pesar de un sistema electoral fuertemente cuestionado en todo sentido; pero sí su legitimidad de desempeño, en la medida en que insista en representar solo a una parte del país y negar a la otra parte, que largamente empieza a representar a más de la mitad de nuestra sociedad.
Dice M. Ovidio Pérez Morales “El Presidente lo es de verdad, cuando respeta a los ciudadanos no a pesar de sino precisamente por sus diferencias, conviviendo en la diversidad comprensible e inevitable de una sociedad democrática, pluralista. Cuando tiene el reconocimiento de todos; los que lo eligieron y los que no votaron por él o lo adversan, pero que, en todo caso, deben y necesitan percibirlo, cercano, humano, como su Presidente. De otro modo, está en juego la legitimidad de su ejercicio como mandatario”. “La Constitución en efecto, está siendo violada; más aun, no se oculta su interpretación y utilización como simple función del proyecto socialista distorsionarla radicalmente. Está así en juego obviamente, la legalidad del régimen”.
El Movimiento Civil por la Unidad (MCU) no solamente quiere compartir su preocupación por la democracia y el bienestar colectivo; sino que de manera insistente y reiterada seguimos empeñados en ayudar a desarrollar con todos los sectores, causes democráticos y constitucionales a la avasallante crisis que afecta a toda nuestra población, de allí la importancia coyuntural y estratégica del proceso electoral para la Asamblea Nacional. No se trata “ de tumbar a Chávez” ni de irrespetar los legítimos derechos de su parcialidad política; sino simplemente impulsar la representación de factores de oposición y de la propia disidencia chavista que permita recuperar la Asamblea Nacional como un poder autónomo, que legisla y controla y permita un necesario equilibrio con los otros poderes, en consecuencia invitamos a todos los venezolanos a participar y a votar en el proceso electoral parlamentario, sin menoscabo sobre algunas reservas que algunos pudieran tener sobre las metodologías usadas y las personas seleccionadas para representarnos. Instamos a los candidatos a diputado a retomar la calle, junto al pueblo, en su cotidianidad llena de dificultades de todo tipo. La gente espera acompañamiento y solidaridad de los aspirantes así como de los partidos políticos en general. No hay manera más efectiva de defender el sistema democrático y promover el necesario relevo gubernamental que la militancia popular y la participación directa en todo cuando afecte a la comunidad. Hay que volver a soñar en una Venezuela posible y mejor, en donde todos los venezolanos nos volvamos a reencontrar en la identidad común y en los proyectos de futuro compartido.
Volver al cabildo es volver a Venezuela.

Movimiento Civil por la Unidad (MCU)

El lente deformante de las ideologías

En las últimas décadas del siglo pasado se puso de moda la tesis de la “muerte o fin de las ideologías” postura razonable si la asumimos en la perspectiva del enorme daño y la gran destrucción que provocó la absurda, dogmática e irracional idea de que la realidad política e histórica podría ser reducida a una sola visión o idea de la misma. Así tuvimos la aberrante experiencia soviética y la nazi-fascista que plagaron de sufrimiento, muerte y destrucción a casi todo el planeta. Entonces con el “muerte o fin de las ideologías” lo que se quería significar era la necesidad de no permitir más nunca este reduccionismo ideológico de la historia humana que lo único que propicia es el fanatismo y la intolerancia, así como permite una historia maniquea, en blanco y negro; por una lado “nosotros” y los “nuestros” y por el otro los “otros”, los enemigos a exterminar y que merecen todos los epítetos descalificadores posibles: reaccionarios, contrarrevolucionarios, burgueses, gusanos, escuálidos y un largo etcétera de denigración y descalificación, como si la historia pudiera ser reducida a una dialéctica asesina de “buenos y malos” que en su peor momento se expresaron a través de las llamadas guerras de religión y en los últimos años en el fundamentalismo islámico, con su anacrónica guerra santa o en su momento el infame apartheid sudafricano.
La humanidad, peligrosamente ha regresado a la tentación de los muros y cercados que pretenden dividir pueblos y territorios. Se calcula que hay unos 30 países que por un motivo u otro han construido murallas y perímetros cercados para segregar y separar, como si estas modernas murallas chinas o castillos y fortalezas medievales pudiera parar el curso inevitable de la historia, que no es otro que el proceso civilizatorio que nos acerca y nos obliga a vivir en comunicación abierta y solidaria y nos invita de manera creadora a tratar de construir la única utopía razonable que no es otra que la fraternidad constructiva, en un mundo fuertemente desigual y amenazado desde la pobreza de millones de seres humanos que claman por su oportunidad de ser protagonistas de su propio destino y que no tienen otra aspiración sino la muy humana del bienestar propio y familiar sin menoscabo de las oportunidades y del bienestar de los demás.

sábado, 24 de abril de 2010

Ideología o soberanía

Según la reseña periodística (EL NUEVO PAÍS, martes 20-04-2010) “Al cierre del desfile Chávez aseguró que fue el más grande y vistoso que ha tenido la historia del país. Destacó que Venezuela es una nación democrática y pacífica, aunque advirtió que está preparada para enfrentar cualquier invasión extranjera animadas por los intereses capitalistas”. La pregunta obligada sería ¿Qué pasaría si nos intentara invadir un país extranjero de régimen comunista, por ejemplo China, Vietnam, Corea del norte o Cuba?. No he entendido bien lo de los intereses capitalistas y menos cuando leo que el “rojo-rojito” ministro de PDVSA fue a Washington, capital del imperio y del capitalismo, a ofrecer nuestro petróleo (EL NUEVO PAÍS, sábado 17-04-2010) “En declaraciones ofrecidas el jueves, el ministro de energía y petróleo dijo que: EEUU no puede dejar pasar esta oportunidad. El gobierno de Chávez está ofreciendo en EEUU contratos para que las empresas de ese país exploten el crudo venezolano de la Faja del Orinoco por varias décadas. De hecho, esta semana la asamblea nacional ya aprobó que la estadounidense Chevron-Texaco sean parte de los titulares de una de las empresas que han adquirido derechos de explotación en los bloques Carabobo 2 Sur, Carabobo 3 Norte y Carabobo 5 de la Faja del Orinoco. El gobierno de Chávez recibirá 425 millones de dólares de parte de la empresa estadounidense.” En verdad no entiendo esta noticia. Si nos armamos y gastamos tantos millones para combatir el imperio que se quiere apoderar de nuestro petróleo, porqué vamos a Washington a ofrecérselo. Marx, judío ilustrado e ingenuo, proclamó aquello de: “proletarios del mundo, uníos” privilegiando la conciencia de clase sobre la ideología nacionalista. Transcurridos casi 200 años de esa proclama, lo que se observa es que más allá de las ideologías gubernamentales cada país desarrolla sus relaciones en base a los negocios y el comercio y en aquellas sociedades que lo permiten por su desarrollo, la clase obrera intenta convertirse en clase media. No entiendo definitivamente este capitalismo de estado que se proclama socialista y al mismo tiempo estimula y protege una boliburguesía nacional y privilegia como nunca a las grandes transnacionales y los intereses capitalistas de otros países. Hitler, hacía excelentes desfiles y la Unión Soviética era emblemática al respecto y ambos sistemas solo provocaron destrucción y muerte. No hay nada más importante para la soberanía de un país que un pueblo educado y con oportunidades reales de un trabajo creador, que permita la promoción individual y colectiva.
Las ideologías son espejismos para cultivar ilusiones que terminan siempre creando pesadillas.

domingo, 18 de abril de 2010

El pasado como futuro

José Ortega y Gasset escribe su ensayo “España invertebrada” en 1921 y en él trataba de expresar y entender la profunda crisis histórica que venía padeciendo España, especialmente en su tránsito del siglo XIX al XX. De manera aguda el autor desarrolla su ensayo con una serie de observaciones que analógicamente podrían ser utilizadas en nuestro propio análisis sobre la crisis nacional que nos aqueja en este igualmente traumático paso del siglo XX al siglo XXI.
Decía Ortega, las cosas van mal, pero nuestro compatriotas se empeñan en no verlo por aquello de que los españoles eran optimistas de nacimientos y a ultranza. producto de una visión ingenua y en cierta forma complaciente de la realidad tal como ha sido nuestra propia actitud en los últimos años). El pesimismo no le gusta a nuestra gente, ni siquiera cuando la realidad nos golpea tan duramente. Nos empecinamos en un optimismo ciego e irresponsable y preferimos solo ver las cosas superficiales y obviamos, en un evidente acto de irresponsabilidad, las causas profundas de la crisis y nuestra responsabilidad individual en la misma, haciendo patente la afirmación nietzscheana de que los seres humanos preferimos ignorar la verdad y muy pocos están dispuestos a asumirla plenamente. 
Dice Ortega y Gasset, así como el psicólogo es capaz de identificar las pasiones dominantes o sus complejos en cada individuo, así en el análisis histórico, social o político debemos aprender a identificar la especificidad de cada sociedad en particular, siempre son las mismas cosas, solo que de otra manera y así como se puede hablar de responsabilidad individual, también se puede o se debe asumir el concepto de la responsabilidades colectivas, nada más irresponsable que el “yo no sabía” o “yo no creía” como le ocurrió entre otros al pueblo alemán frente al gobierno nazi o al pueblo cubano en nuestro propio continente.
En ese sentido, España y en general América Latina, tienen sus particularidades, como por ejemplo nuestra sobrevalorización del pasado y el empeño de quedarnos en él como un absoluto perfecto frente a un presente lánguido y menguado, transmutando el pasado en una utopía inalcanzable y en consecuencia condenándonos a una eterna orfandad traumática de un pueblo sin verdadera memoria y por consiguiente, extraviado en su búsqueda de futuro. Los grandes sueños y las grandes hazañas colectivas solo son válidas y útiles si las pensamos en tiempo futuro, de allí lo anacrónico de esa pretensión bicentenaria de volver siempre a nuestra primera independencia.

lunes, 12 de abril de 2010

Crisis y desenlace

Dice el historiador Tácito “15 años son una etapa decisiva del tiempo humano”. Si aplicamos esta idea a los tiempos venezolanos más recientes, podemos observar como en 15 años naufragó el proyecto de poder del bipartidismo nacional y en menos de 15 años está naufragando el actual proyecto de poder autocrático, en un desenlace que se viene prolongando demasiado. El escritor español José Ortega y Gasset, en un tiempo difícil de su patria, muy parecido al nuestro, en su ensayo “España invertebrada” anticipó y diagnosticó adecuadamente la crisis y su desenlace. “Ya a estas horas están haciendo las masas -las masas de toda clase- la experiencia inmediata de su propia inanidad”. Esta afirmación se hacía en 1934, en pleno apogeo de las alucinadas e irracionales dictaduras soviéticas y nazi-facista, en Rusia, Alemania e Italia respectivamente. “La angustia, el dolor, el hambre y la sensación de vital vacío... la resignación”, la humillación y la derrota se convirtieron en un prerrequisito o costo a pagar para “que la exaltación de las masas nacionales y de las masas obreras, llevadas al paroxismo de los últimos 30 años, era la vuelta que ineludiblemente tenía que tomar la realidad histórica para hacer posible el auténtico futuro, que es, en una u otra forma, la unidad de Europa”. Lo admirable de estas líneas es que esto fue escrito ente 1920 y 1934. en sentido analógico, la situación venezolana nos induce a pensar que desde 1983 hasta nuestro días la llamada crisis nacional, no es más que el estertor caótico de una sociedad confundida que necesita cancelar su período petrolero y rentista y no sabe cómo.
Si Rómulo Betancurt, resumió su visión y su proyecto político de la primera mitad del siglo XX en su libro “Venezuela, política y petróleo” hoy me atrevería a decir que nuestro mejor resumen de la situación nacional y los tiempos vividos en la segunda mitad del siglo XX y en esta difícil y atemorizante primera década del siglo XXI sería algo así como “Venezuela, política sin petróleo”, traduciendo de esta manera la necesidad de una idea-fuerza que nos convoque a todos en la creencia y la convicción de la necesidad de asumirnos como una sociedad productiva, civilizada y moderna, sin la excesivas ataduras del pasado y con una visión adecuada del futuro, que no es otro que la participación dinámica en el nuevo orden mundial, que las nuevas tecnologías y el propio desarrollo económico están imponiendo. Hacia el futuro sin complejos, ni mitos consoladores y mucho menos con la ilusión de un “Dorado” no merecido.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Murmurando en voz baja

A Lilia

El llamado NI-NI representa en estos momentos en que nos preparamos para las elecciones parlamentarias, casi el 60% del electorado. Sus características son múltiples, pero está claro que no milita en ningún partido y no se identifica en sentido absoluto ni con el gobierno ni con la oposición. Critica ocasionalmente a ambos y en el fondo desea que este gobierno termine pronto, sin traumas y sin violencia. La mayoría de los llamados NI-NI privilegia lo suyo, tanto en el ámbito familiar, como en el de su privacidad e intereses. Viven en una “bipolaridad” permanente y con tendencia al escapismo. Para el siquiatra Luis José Uzcátegui (Revista Zeta No. 1743 del 12-02-2010) todo está dominado por el miedo y en donde la estabilidad mental es el bien más escaso. “Nos encontramos con el comportamiento del individuo que es “cheverísimo”, que básicamente es dependiente, tonto, insulso, que no sabe porque no lo es; también está el dependiente pícaro, “sinvergüeza” que lo que hace es aprovecharse de las circunstancias; está el dependiente cuestionador de todo, irritable, dentro de todas estas características están los NI-NI”.
En un excelente trabajo sobre los no alineados (El Nacional del 17-01-2010) se identifican 5 arquetipos de los NI-NI. 1) Los desmoralizados (Yo no me meto en política). 2) Los químicamente puros (no están con nadie y le tienen miedo hasta a su sombra). 3) Los críticos (rechazan la polarización y buscan o esperan una tercera vía). 4) Los no alineados opositores (antichavistas pero críticos de la oposición). 5) Los no alineados chavistas (simpatizan o simpatizaban con Chávez, pero cada día son más críticos de éste y de su gobierno).
¿Es esta la mayoría silenciosa, y en sus manos está el destino del país?. ¿Tendrán conciencia de su gran responsabilidad?.
En toda crisis histórica y la nuestra lo es y lleva casi 30 años de desarrollo, el desenlace va a depender de múltiples factores y en donde el “pueblo” en su totalidad, tiene la responsabilidad mayor. Si se deja dominar por el temor, la crisis no tiene solución a corto plazo, y esto es válido, tanto para los diversos sectores sociales, como para las élites, ahora, si una mayoría está convencida que sí hay salida y que sí tenemos la capacidad para generar respuestas creativas y positivas a la crisis, evidentemente existen soluciones, y que no son otras que las que nuestra historia indica y la racionalidad demanda, con una esperanza cierta de un futuro mejor y una capacidad permanente para aprender de nuestros propios errores.

La Política y la guerra o el arte del engaño

Ya lo decía el infaltable Sun Tzu, en la guerra el objetivo es engañar al enemigo (en la política sería al adversario). Si aplicamos esta fórmula, la debilidad del régimen es evidente, ya desde el gobierno no se engaña a nadie y el líder se ha quedado sin discurso. La realidad se ha encargado de desmentirle, y hoy nadie puede salvar su responsabilidad y ocultarse en el cómodo “no sabía lo que estaba pasando”.
A nivel internacional, nadie se llama a engaño, solo la complicidad interesada de los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Bolivia mantienen esa ficción llamada ALBA.
La crisis económica, que como un fatalismo indeseable, se cierne sobre el país desde el 2008, se ha encargado de desnudar al régimen en su incompetencia y corrupción. Ni siquiera a nivel social los éxitos iniciales pueden ser sostenidos frente al fracaso estruendoso en educación, salud, vivienda, empleo e inflación. Una crisis estructural en PDVSA además de una destrucción irresponsable de las industrias básicas y casi todo el aparato productivo. El gobierno por donde se le mire está en crisis y el liderazgo presidencial cada vez más menguado (mientras más grita y amenaza más débil es). Se puede mentir al principio y se puede engañar a muchos, pero no se puede engañar a todos siempre. Como dicen los estrategas, cuando el adversario amenaza con avanzar está pensando en cómo retroceder. Cuando habla de atacar, realmente está pensando en huir. En esta sintomatología del engaño y la huida, llama la atención la decisión del TSJ al aprobar una masiva y privilegiada jubilación. El 2010 pareciera ser un año decisorio en muchos sentidos y particularmente importante son las elecciones parlamentarias a pesar de la torpeza y el sectarismo tradicional de los partidos políticos, pero es una oportunidad para avanzar políticamente, convencidos en un triunfo electoral en el 2012, y es que el presidente en las encuestas se ha convertido en un presidente a “plazo fijo”. Cuando se le pregunta a sus seguidores sobre su permanencia en la presidencia más allá del 2012, apenas un 12% piensa que debería continuar. La democracia ente otras cosas es garantía de alternabilidad y es lo que desea la mayoría de los venezolanos. El régimen cada vez más se identifica con el pasado y un pueblo solo se moviliza cuando algo o alguien lo ilusiona o le promete un futuro mejor.