Un
excelente documental del director Carlos Oteyza sobre un periodo de
nuestra historia política, que se constituye en un epílogo de la
dominación militar tachirense y al mismo tiempo un dinamizador de
los procesos de modernización del país. Estamos hablando del
periodo histórico signado por los acontecimientos del 18 de octubre
de 1945 y el 23 de enero de 1958. El 18 de octubre, al no darse el
acuerdo político logrado con la candidatura de Dyogenes Escalante
por la locura repentina de éste (al respecto recomiendo el libro: el
pasajero de Truman de Francisco Zuniaga), se precipitan los
acontecimientos y el golpe de estado cívico-militar, dirigido por
Rómulo Betancourt y Marcos Pérez Jiménez contra el presidente
Isaías Medina Angarita, faltándole apenas 6 meses para terminar su
mandato. Después vienen los convulsionados y radicales años de la
llamada revolución de octubre, la elección de Rómulo Gallegos y el
subsiguiente golpe de estado contra este, por el mismo grupo militar
que insurgió el 18 de octubre. Sin lugar a dudas el “hombre
fuerte” de este proceso político fue Marcos Pérez Jiménez y
mucho más después del asesinato del presidente de la junta de
gobierno Carlos Delgado Chalbaud. Pérez Jiménez formaliza su
ascenso al poder en 1952 cuando desconoce los resultados del proceso
electoral y se proclama presidente de la república, con un mandato
de 5 años entre el 19 de abril de 1952 y el 19 de abril de 1957.
Pérez
Jiménez con una agresiva política modernizadora y desarrollista,
gracias a la generosa renta petrolera, trata de crear un consenso en
torno a su gobierno, al mismo tiempo que con represión, censura,
exilios y cárceles trata de neutralizar a la oposición partidista,
que aunque menguada con el tiempo, nunca dejó de existir como
resistencia al régimen y en ese sentido hay que hacerle justicia a
muchos militantes de Acción Democrática, Partido Comunista, Unión
Republicana Democrática y COPEI que con su coraje y esfuerzo
mantuvieron viva la esperanza democrática que pudo concretarse el 23
de enero.
Pérez
Jiménez gobernó omnipotente hasta 1957, con una sociedad adormecida
por la prosperidad y un país que pareciera haber olvidado el
proyecto democrático. Pero al intentar el dictador reelegirse para
otro periodo en 1957 y provocar un plebiscito fraudulento se inicia
el principio del fin del régimen, siendo emblemáticos en este
proceso la Carta Pastoral de Monseñor Arias Blanco del 1 de mayo de
ese año, las protestas universitarias de los meses de octubre y
noviembre y el alzamiento militar del 1 de enero de 1959 que provocó
que Pérez Jiménez tuviera que destituir al Ministro del Interior
Valenilla y al jefe de la policía represiva de la Seguridad Nacional
Pedro Estrada. De manera intempestiva y sorprendiendo a la mayoría,
el régimen se derrumba el 23 de enero con la desobediencia pública
de la escuela de cadetes del ejército provocando la huida
intempestiva del dictador y permitiendo la aurora democrática de
1958 en función de una unidad nacional fuertemente aglutinada en un
proyecto democrático que logró sobrevivir hasta la constitución
unitaria de 1961.