No tengo la menor duda
que la noticia política más importante, nacional, del 2013, fue la
muerte de Hugo Chávez. Igual que sucedió con Juan V. Gómez en
1935, el régimen sobrevivió un tiempo pero con cambios políticos
inevitables hasta implantar de manera irreversible el proyecto
democrático en el proceso político nacional.
Entre el 14 de abril,
elecciones presidenciales, y el 8 de diciembre, elecciones
municipales, se definió de manera precisa la fuerza real de partidos
y grupos políticos. De 19.167.416 electores sufragaron por el
oficialismo 26.67% del total electoral, lo que no significa que la
diferencia sea toda de oposición, pero lo cierto es que podemos
hablar de 3 minorías: gobierno, oposición y sectores independientes
y habitualmente abstencionistas.
Con el 26.67% es
imposible la gobernabilidad sin abrir un importante espacio de
diálogo a nivel nacional, con todos los sectores, de no hacerse y
caer en la tentación de la represión, la grave situación
económica, social y política pudiera desbordarnos.
El “chavismo” es
sin lugar a dudas una realidad política pero sin el liderazgo
unificador de su fundador tenderá a fragmentarse en diversas
tendencias y grupos de interés, poniendo en grave riesgo la
gobernabilidad. En la oposición las cosas tampoco son fáciles,
diversos partidos y múltiples intereses, pero paradójicamente sus
debilidades y un adversario común los une.
El 2014 no luce fácil
en ningún sentido, la economía en bancarrota con una devaluación
crónica y una inflación indetenible, que los sectores oficiales han
caracterizado muy bien cuando hablan de una guerra económica, pero
en este caso provocada por ellos mismos.
Del 8D, como ya dije,
se reflejan 3 minorías electorales, pero con la diferencia de que
una va en mengua y la opositora tiene enormes posibilidades de
crecimiento, siempre y cuando su liderazgo sea asertivo y que en las
gobernaciones y alcaldías que están bajo su responsabilidad se
demuestre de verdad un buen gobierno y un combate frontal a la
corrupción.
La reunión de Maduro
con los alcaldes fue muy auspiciosa, en todo sentido, la presencia
del liderazgo opositor fue seria y pertinente y el planteamiento de
ambas partes de desarrollar un diálogo a partir del principio de la
co-responsabilidad es fundamental. Igualmente positiva ha sido la
actitud de algunos gobernadores y alcaldes de tendencias opuestas que
se han sentado a conversar, como por ejemplo, el gobernador de
Carabobo y el alcalde de Valencia, y aquí en el Zulia, con mucha
timidez todavía, el acercamiento necesario entre el gobernador Arias
y la alcaldesa, Eveling.
El 2014 puede ser uno
de nuestros peores años pero al mismo tiempo se abren posibilidades
objetivas de empezar a recuperar el país políticamente a través de
un diálogo necesario y constructivo. Confiamos en la madurez
política de la oposición, pero sobre todo en el coraje de un
gobierno que para poder seguir siendo gobierno necesita, aunque diga
lo contrario, cancelar la pesada herencia recibida y asumir un
compromiso abierto con el proyecto democrático.
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