sábado, 22 de junio de 2024

¿BIDEN NO VA?

El influyente periódico NYT, muy vinculado al Partido Demócrata, planteó en días recientes la posibilidad de que Biden deje de ser candidato. En el encuentro del G7 en Italia fue demasiado visible el "despiste" del presidente norteamericano, que venía a confirmar situaciones anteriores. La edad no perdona, además en las encuestas Biden no sale muy bien. Si algo no se puede ignorar en la vida y particularmente en política, es la realidad-real. La convención Demócrata se reúne en Chicago en dos meses y el tiempo se agota para tomar la decisión más conveniente. La primera opción, podría pensarse en la vicepresidente Kamala Harris, pero ella no es popular y tiene mucha resistencia en sectores poderosos e influyentes. A partir de estos hechos, ya empiezan a circular algunos otros nombres, uno de los favoritos aparentes, es el actual gobernador de Illinois (Pritzker), de 59 años, multimillonario y ubicado en el sector progresista del partido Demócrata. Parar a Trump y su posible triunfo no va a ser fácil, pero este no genera confianza en sectores importantes y poderosos del país, inclusive en sectores de la cúpula republicana y de allí la expectativa y urgencia de un candidato sustituto de Biden, que tienen otros intereses y otra visión del país y del mundo, diferente del autoritario, intemperante e impredecible Trump.

La crisis norteamericana es real y de larga duración, tiene tiempo en desarrollo y continuará por mucho tiempo, no va a acabar con los Estados Unidos en tiempo corto y previsible. La crisis o malestar norteamericano, tiene que ver con factores internos estructurales y externos, geo-políticos. Una sociedad que cambia y comienza a ser otra y un mundo igualmente cambiante, particularmente con el desafío chino a la hegemonía de Estados Unidos y el realineamiento estratégico que esto está provocando. Lo que pasa en Estados Unidos, por su poder e influencia, de una u otra manera repercute en el mundo, y aquí en Venezuela también. Pero es muy pronto todavía para una proyección objetiva de quién va a ser el próximo presidente norteamericano.

 

Ángel Lombardi

lunes, 3 de junio de 2024

LEY Y DINERO UNA ILUSIÓN DE IGUALDAD

 

La Contemporaneidad, por lo menos en el llamado OCCIDENTE, se inaugura política e historiográficamente con el Parlamentarismo Inglés, República Norteamericana y la Revolución Francesa; en esta última, aparecen de manera orgánica e integradas las palabras-símbolos que resumen y expresan lo que pudiéramos llamar el ideario, la doctrina y el programa político de los tres grandes movimientos del siglo 18 y 19; también podemos identificarlos como el ESPÍRITU DE LA ÉPOCA o ideas dominantes para el progreso humano civilizatorio universal. Me refiero a los tres principios supremos de: LIBERTAD- IGUALDAD- FRATERNIDAD y la DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y EL CIUDADANO.

En los últimos dos siglos, todas las ideologías, doctrinas y programas políticos de una u otra manera parten de estas pocas palabras. Así que no venga nadie a decir que las palabras no tienen importancia, con ellas nombramos, identificamos y tratamos de comunicarnos. El mundo-real que abarcamos no es más que el que nos permite nuestro lenguaje y cultura.

Regresemos al tema, apenas me referiré al de la IGUALDAD y al título de esta breve nota. Es principio común, en casi todos los sistemas políticos y jurídicos de cada país, el enunciado o declaración, TODOS SOMOS IGUALES ANTE LA LEY. No es difícil demostrar de manera práctica y empírica como en la realidad-real esto no funciona así, casi siempre la "razón" de las partes, no se dirime en el plano de la equidad y la justicia sino del dinero y las influencias y del poder de turno, que en el fondo siempre tiene que ver con dinero. Casi siempre (iba a decir SIEMPRE) “gana" el que tiene más dinero, poder e influencias.

El otro aspecto de la presunta IGUALDAD en nuestras sociedades, no importa el sistema político que proclamen, es la ilusión que TODOS pueden ser ricos y felices, si trabajan duro, se esfuerzan y perseveran y se preparan. Para desmentir esto basta ver la realidad-real, mirar en nuestro entorno y constatar que los del dinero y poder son muy poquitos y la inmensa y abrumadora mayoría vive entre la pobreza extrema y la sobrevivencia y la pobreza mitigada o las llamadas clases medias-bajas o las más prosperas clases medias-medias y medias-altas que basta una crisis económica para dejar de serlo. Y esto debemos saberlo, mejor que nadie los venezolanos de este último cuarto de siglo. Los "nuevos ricos" gracias al poder político, las desaparecidas clases medias, y el empobrecimiento generalizado. Y para ir terminando, el DINERO como ilusión consumista, un consumo desaforado, irracional y para la mayoría, por encima de sus posibilidades reales. Y esto ocurre en todas las sociedades, en las más miserables y en las más opulentas y en estas últimas el fenómeno se multiplica. La mayoría de las personas atrapadas entre la publicidad, inventando necesidades, modas y marcas, el crédito usurero que te esclaviza de por vida como deudor y la propia fantasía y vanidad de cada uno. Algo ha avanzado la humanidad en libertad e igualdad, no tanto como creemos y en fraternidad nada o casi nada. La violencia, las discordias y las guerras siguen reflejando nuestra naturaleza instintiva y depredadora, a pesar de nuestras retóricas idealizadoras y a veces casi místicas. El problema son los SISTEMAS se acostumbra decir y entramos en la estéril discusión de los fanáticos, izquierda-derecha capitalismo-socialismo liberalismo-comunismo libre mercado - estatismo etc. Pero siempre olvidamos lo esencial, los SISTEMAS somos nosotros, cada uno, en cada país, en cada contexto, circunstancias y épocas. Allí es donde nuestro compromiso con la libertad y la democracia cobra sentido, para seguir avanzando con mayores niveles de libertad y derechos humanos y aminorar las desigualdades gracias al desarrollo económico, políticas públicas redistributivas, evitando demagogia y populismos y a nivel judicial, despartidizarlo, castigar la corrupción y ser más exigente y selectivo en la selección de los jueces. Luchar por la libertad y la democracia vale la pena.