Entre las cosas importantes que las elecciones parlamentarias plantea es la apertura y diversificación del juego político. Hay que dejar atrás el maniqueísmo ideológico y la polarización estéril que siempre termina favoreciendo al gobierno. Que el presidente gobierno o desgobierne hasta el 2012, lo importante es adversarlo democráticamente y tratar de construir una alternativa plural y democrática inclusiva, en donde toda la sociedad se sienta expresada y representada.
La política debe ser recuperada en su diversidad y complejidad de actores. No es normal ni conveniente que la “derecha”, el “centro” o la “izquierda” se superpongan y confundan ya que cuando todos representan a todos, nadie representa a nadie. De alguna manera esa fue una de las tragedias del bipartidismo que al final entre “adecos“ y “copeyanos” no había ninguna diferencia. A pesar de lo dicho, en la coyuntura actual electoral está en el interés nacional la propuesta unitaria de la mesa de la unidad democrática así como la participación importante del llamado chavismo azul o cualquier otra manifestación de disidencia o participación diferente a la mesa de la unidad, a pesar de que el nuevo sistema electoral prácticamente hace inevitable la polarización. Una vez electa la nueva Asamblea Nacional, con una presunción fundada de un mayor equilibrio político entre a operar en pleno todas las posibilidades del pluralismo, el diálogo y la negociación, para desarrollar los acuerdos necesarios de gobernabilidad y desarrollo nacional. Estoy convencido que si se le garantiza respeto político a muchos sectores del oficialismo que han actuado de buena fe o en defensa de sus legítimos intereses y que no hayan incurrido en delito alguno, se alejarían progresivamente de un proyecto que inicialmente fue atractivo en sus discursos y propuestas pero que hoy pareciera derivar hacia una dictadura personal y un sistema totalitario.
Venezuela en el siglo XX se hizo como sociedad con una cultura democrática nada desestimable y es en ella que apuntalamos nuestra esperanzas de que este insensato proyecto de una vuelta atrás sea derrotado política e históricamente.
domingo, 23 de mayo de 2010
La oposición no es toda la oposición
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Ningún poder es eterno
En todo sistema político se tienden a reproducir los tres momentos del poder: 1) La toma o conquista del poder (no importa la forma o la vía). 2) La permanencia en el poder y 3) La herencia o sucesión en el poder. Toda la teoría política moderna ha tratado de estudiar y entender estos momentos o situaciones al mismo tiempo que se ponía empeño en establecer la “fórmula” institucional que permitiera controlar y limitar el ejercicio del poder. De aquí surge la necesidad de la división y equilibrio de los poderes y la alternabilidad en el mismo.
En América Latina la experiencia más exitosa de esta fórmula ha sido la mejicana, que en el siglo XX estableció una verdadera dictadura o hegemonía de partido por más de 70 años y unas presidencias casi imperiales, pero reducidas a un lapso inexorable de 6 años, ya que no era permitido la reelección bajo ninguna circunstancia, aunque el presidente saliente prácticamente decidía sobre el candidato sucesor.
Varios casos aberrantes de dictadura de largo plazo ha padecido latinoamérica en el siglo XX y casi en todos nuestros países han vivido la experiencia. En Venezuela tuvimos una tiranía de larga duración, como fue el caso de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. Marcos Pérez Jiménez dictador militar se convierte en el hombre fuerte desde 1945 hasta su expulsión del poder en Enero de 1958.
Cuba, se ha convertido en el símbolo y el referente más largo de una dictadura de larga duración, con más de medio siglo de régimen autocrático y anacrónico. Haiti, Nicaragua y República Dominicana en su momento fueron referencias obligadas de unas largas, despiadadas y primitivas dictaduras, como lo fueron las de Duvalier, los Somoza y Trujillo respectivamente.
En Brasil y en Cono Sur, se vivieron décadas de dictaduras militares, algunas personalizadas como la de Argentina de Perón y la de Chile con Pinochet.
La tentación totalitaria siempre está presente en la accidentada historia humana especialmente en momentos de crisis cuando todo el tejido social se contamina de miedo y desorientación. De cara al siglo XXI no hay fortaleza mayor para un país que prevenir a tiempo estas desviaciones autocráticas a través de las reformas oportunas y las garantías ciertas de un sistema electoral e institucional que permita la alternabilidad y la división efectiva de los poderes.
En América Latina la experiencia más exitosa de esta fórmula ha sido la mejicana, que en el siglo XX estableció una verdadera dictadura o hegemonía de partido por más de 70 años y unas presidencias casi imperiales, pero reducidas a un lapso inexorable de 6 años, ya que no era permitido la reelección bajo ninguna circunstancia, aunque el presidente saliente prácticamente decidía sobre el candidato sucesor.
Varios casos aberrantes de dictadura de largo plazo ha padecido latinoamérica en el siglo XX y casi en todos nuestros países han vivido la experiencia. En Venezuela tuvimos una tiranía de larga duración, como fue el caso de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. Marcos Pérez Jiménez dictador militar se convierte en el hombre fuerte desde 1945 hasta su expulsión del poder en Enero de 1958.
Cuba, se ha convertido en el símbolo y el referente más largo de una dictadura de larga duración, con más de medio siglo de régimen autocrático y anacrónico. Haiti, Nicaragua y República Dominicana en su momento fueron referencias obligadas de unas largas, despiadadas y primitivas dictaduras, como lo fueron las de Duvalier, los Somoza y Trujillo respectivamente.
En Brasil y en Cono Sur, se vivieron décadas de dictaduras militares, algunas personalizadas como la de Argentina de Perón y la de Chile con Pinochet.
La tentación totalitaria siempre está presente en la accidentada historia humana especialmente en momentos de crisis cuando todo el tejido social se contamina de miedo y desorientación. De cara al siglo XXI no hay fortaleza mayor para un país que prevenir a tiempo estas desviaciones autocráticas a través de las reformas oportunas y las garantías ciertas de un sistema electoral e institucional que permita la alternabilidad y la división efectiva de los poderes.
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sábado, 15 de mayo de 2010
Todos somos extranjeros
Diversos autores en los últimos años vienen anticipando el agotamiento del estado nacional. Este tiende a estar sobrepasado por los grandes desafíos que significan la pobreza y la demografía en el mundo y los retos ambientales y nucleares que confronta la humanidad. El desarrollo y la paz desbordan los límites nacionales y exigen ser asumidos de manera conjunta y coordinada más allá de cada frontera lo que nos obliga de manera urgente a seguir construyendo las instituciones internacionales necesarias en lo político y económico y que actúen con una eficacia creciente. En nuestra aldea global “el 15% del mundo mantiene al 85% restante en la miseria” lo que no solamente es injusto y produce profundos desequilibrios, sino que obliga a millones de personas a desplazarse fuera de sus países de origen, es como si estuviéramos regresando a la precariedad antropológica y cultural de un nuevo nomadismo universal.
El cristianismo como un universo social y cultural, tienen mucho que decir y hacer al respecto. De hecho, desde los primero tiempos hemos sido extranjeros, lo fue Abraham y lo fue Moisés, y lo fueron en su mayoría las llamadas comunidades primitivas. “Los cristianos no viven en ciudades exclusivamente suyas, ni hablan una lengua extraña. Viven en sus propias patrias como forasteros; participan en todo como ciudadanos y lo soportan todo como extranjeros; cualquier tierra extraña les es patria y toda patria les es tierra extraña” (Carta a Diogneto).
Una característica dramática de nuestro mundo es el desplazamiento obligado de millones de refugiados por razones políticas y bélicas, y otra cantidad de millones por simple necesidad económica. Los países de emigrantes se descapitalizan y los países receptores se aprovechan y abusan de estos “condenados de la tierra” como los denominó Franz Fanon. El emigrante, no importa su origen o destino siempre será un extranjero a la manera de Camus. Un peregrino sin retorno, con el alma escindida y la memoria secuestrada; solitario en la multitud que lo desconoce y que casi siempre desprecia.
El cristianismo como un universo social y cultural, tienen mucho que decir y hacer al respecto. De hecho, desde los primero tiempos hemos sido extranjeros, lo fue Abraham y lo fue Moisés, y lo fueron en su mayoría las llamadas comunidades primitivas. “Los cristianos no viven en ciudades exclusivamente suyas, ni hablan una lengua extraña. Viven en sus propias patrias como forasteros; participan en todo como ciudadanos y lo soportan todo como extranjeros; cualquier tierra extraña les es patria y toda patria les es tierra extraña” (Carta a Diogneto).
Una característica dramática de nuestro mundo es el desplazamiento obligado de millones de refugiados por razones políticas y bélicas, y otra cantidad de millones por simple necesidad económica. Los países de emigrantes se descapitalizan y los países receptores se aprovechan y abusan de estos “condenados de la tierra” como los denominó Franz Fanon. El emigrante, no importa su origen o destino siempre será un extranjero a la manera de Camus. Un peregrino sin retorno, con el alma escindida y la memoria secuestrada; solitario en la multitud que lo desconoce y que casi siempre desprecia.
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domingo, 9 de mayo de 2010
Elogio de la locura
Así se llama el celebrado libro del gran humanista Erasmo de Rotterdam, y nunca tan oportuno título y libro para una época desquiciada y confundida, en tránsito indetenible a repetir los errores del pasado como las guerras y los conflictos alimentados desde el poder.
El dictador Mugabe, después de alimentar durante 30 años todo tipo de violencia desde el gobierno, hoy, agónico en su poder de muerte y con un país absolutamente arruinado clama por el cese de la violencia política, en un gesto insincero, tardío e inútil.
La teocracia feudal iraní, sigue empeñada en su apuesta con la muerte, como en su momento la Alemania nazi, el fascismo italiano y japonés y la Rusia comunista, regímenes que convirtieron en política de estado el armamentismo y el desafío permanente, hasta convocar la inevitable guerra con su secuela de destrucción y muerte. Otro personaje que apostó al armamentismo irracional y la absurda guerra fue el tristemente célebre “señor de las moscas” Saddan Hussein con su hiperbólica amenaza de desatar la madre de todas las guerras. Cuando la política y la diplomacia fracasan, la guerra reaparece amenazante como la solución suicida de esta corte de locos. En un estudio reciente sobre las personalidades “Borderlaine” caracterizados como narcisistas y megalómanos, huérfanos psíquicos y carentes afectivos, se establece con asombro que la locura en la historia del poder es frecuente y recurrente entre muchos y de manera emblemática los emperadores romanos Nerón y Calígula y el propio Julio César. En este estudio se corrige la tesis de que era el poder quien enloquecía a estos personajes y se sostiene todo lo contrario, buscaban el poder porque estaban locos y con el poder omnímodo se volvían más locos todavía. La historia está llena de ellos, equidistantes entre el payaso y el exhibicionista, sino fuera por las tragedias que provocan serían verdaderos especímenes del teatro del absurdo, y así los vio Chaplin, ese creador genial, que en “El Gran Dictador” película filmada en plena guerra mundial dejaba al descubierto esos payasos patéticos, ridículos y destructivos como lo fueron Hitler y Mussolini y que ambos perfectamente pueden ser identificados con otros dos personajes posteriores como Idi Amin y Kadafi y tantos otros, como si la historia se empeñara en repetirse a sí misma.
El dictador Mugabe, después de alimentar durante 30 años todo tipo de violencia desde el gobierno, hoy, agónico en su poder de muerte y con un país absolutamente arruinado clama por el cese de la violencia política, en un gesto insincero, tardío e inútil.
La teocracia feudal iraní, sigue empeñada en su apuesta con la muerte, como en su momento la Alemania nazi, el fascismo italiano y japonés y la Rusia comunista, regímenes que convirtieron en política de estado el armamentismo y el desafío permanente, hasta convocar la inevitable guerra con su secuela de destrucción y muerte. Otro personaje que apostó al armamentismo irracional y la absurda guerra fue el tristemente célebre “señor de las moscas” Saddan Hussein con su hiperbólica amenaza de desatar la madre de todas las guerras. Cuando la política y la diplomacia fracasan, la guerra reaparece amenazante como la solución suicida de esta corte de locos. En un estudio reciente sobre las personalidades “Borderlaine” caracterizados como narcisistas y megalómanos, huérfanos psíquicos y carentes afectivos, se establece con asombro que la locura en la historia del poder es frecuente y recurrente entre muchos y de manera emblemática los emperadores romanos Nerón y Calígula y el propio Julio César. En este estudio se corrige la tesis de que era el poder quien enloquecía a estos personajes y se sostiene todo lo contrario, buscaban el poder porque estaban locos y con el poder omnímodo se volvían más locos todavía. La historia está llena de ellos, equidistantes entre el payaso y el exhibicionista, sino fuera por las tragedias que provocan serían verdaderos especímenes del teatro del absurdo, y así los vio Chaplin, ese creador genial, que en “El Gran Dictador” película filmada en plena guerra mundial dejaba al descubierto esos payasos patéticos, ridículos y destructivos como lo fueron Hitler y Mussolini y que ambos perfectamente pueden ser identificados con otros dos personajes posteriores como Idi Amin y Kadafi y tantos otros, como si la historia se empeñara en repetirse a sí misma.
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domingo, 2 de mayo de 2010
Sr. Presidente, vuelva al Cabildo
Afortunada expresión que utilizó monseñor Ovidio Pérez Morales para fijar posición frente a la situación nacional, texto a nuestro juicio, pertinente y necesario en esta coyuntura compleja y difícil que vive la patria y que nos remite de manera indirecta a otro documento de un hombre de Iglesia como lo fue M. Arias Blanco, arzobispo de Caracas, cuando el 1ero de Mayo de 1957, día del trabajador, publicó una carta pastoral histórica que conmovió hasta los cimientos la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, fenecida pocos meses después.
Como Movimiento Civil por la Unidad (MCU), un grupo de opinión independiente, plural, civil y absolutamente comprometido con el proyecto republicano y democrático, queremos expresar que asumimos los postulados éticos y políticos contenidos en dicho documento y que no son otros que lo que nuestra tradición libertaria, civil y republicana ha establecido de manera sólida e irreversible en los últimos 200 años.
Volver al Cabildo es volver a Venezuela; a su pueblo y a su sociedad; en su multiplicidad pluralista y su multiculturalidad creadora, sin distingos de ningún tipo y sin divisiones de odio y muerte. No hay mayor anhelo nacional que el diálogo y la reconciliación de todo un pueblo, inclusive en la mayoría de los simpatizantes del oficialismo. La lucha de clases es una tesis fantasmal, trasnochada y trágica y derrotada por la Historia. Los pueblos tienen diferencias y antagonismos, responden a intereses diversos, pero para dirimir sus diferencias, la humanidad en su proceso civilizatorio creó la teoría y la praxis política, como el escenario necesario de negociación y acuerdos en las diferencias, buscando siempre puntos de equilibrio para garantizar el bien general y el bien común.
Basta de prédica guerrerista y militarista y de un armamentismo inútil y dispendioso, usted fue elegido presidente en su condición de civil y designado primer magistrado de la República sometido en todo momento a leyes e instituciones y particularmente a la Constitución que en su artículo 2 establece, entre otras cosas, “la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”. Usted es el representante legal del país por un tiempo determinado, no el “dueño” del mismo, ni un monarca absoluto. Usted fue electo con un 56% de votos en 1998, pero si asumimos la abstención del momento, el apoyo popular expresado en votos se reduce apenas a un 33% de venezolanos, es decir, una primera minoría que le permite ejercer el gobierno, pero no el control absoluto de la sociedad.
Presidente, vuelva al cabildo, vuelva a la Venezuela que lo eligió y que lo ha adversado democráticamente; un país y una sociedad que anhela: 1) “Volver a la unidad de la patria” sin insultos ni descalificaciones y sin pretensiones hegemónicas y de perpetuidad en el poder. 2) “Volver a Venezuela como ámbito de vida” el país se está desangrando en a violencia y la inseguridad, nuestras cifras son aterradoras, entre las más altas del mundo, como si estuviéramos en guerra con nosotros mismos. 3) “Volver al progreso en el marco de la Constitución”. Venezuela siempre ha sido una sociedad progresista, que ha mirado el futuro con esperanza e ilusión. Hoy luce desorientada y confundida y definitivamente rechaza el fracasado sistema castro-comunista, plagado de miseria, dolor y aislamiento, aunque usted lo disfraza con la retórica del “bolivarianismo y del socialismo del siglo XXI”. 4) “Volver a Venezuela” es rescatar, mantener y promover su identidad de sociedad abierta, pacífica y pluralista; sin manipulación ideológica de la historia y mucho menos pretender subsumir en usted toda la gloriosa herencia de nuestro pueblo que es un bien colectivo y esencialmente civil.
Su legitimidad de origen no está en duda, a pesar de un sistema electoral fuertemente cuestionado en todo sentido; pero sí su legitimidad de desempeño, en la medida en que insista en representar solo a una parte del país y negar a la otra parte, que largamente empieza a representar a más de la mitad de nuestra sociedad.
Dice M. Ovidio Pérez Morales “El Presidente lo es de verdad, cuando respeta a los ciudadanos no a pesar de sino precisamente por sus diferencias, conviviendo en la diversidad comprensible e inevitable de una sociedad democrática, pluralista. Cuando tiene el reconocimiento de todos; los que lo eligieron y los que no votaron por él o lo adversan, pero que, en todo caso, deben y necesitan percibirlo, cercano, humano, como su Presidente. De otro modo, está en juego la legitimidad de su ejercicio como mandatario”. “La Constitución en efecto, está siendo violada; más aun, no se oculta su interpretación y utilización como simple función del proyecto socialista distorsionarla radicalmente. Está así en juego obviamente, la legalidad del régimen”.
El Movimiento Civil por la Unidad (MCU) no solamente quiere compartir su preocupación por la democracia y el bienestar colectivo; sino que de manera insistente y reiterada seguimos empeñados en ayudar a desarrollar con todos los sectores, causes democráticos y constitucionales a la avasallante crisis que afecta a toda nuestra población, de allí la importancia coyuntural y estratégica del proceso electoral para la Asamblea Nacional. No se trata “ de tumbar a Chávez” ni de irrespetar los legítimos derechos de su parcialidad política; sino simplemente impulsar la representación de factores de oposición y de la propia disidencia chavista que permita recuperar la Asamblea Nacional como un poder autónomo, que legisla y controla y permita un necesario equilibrio con los otros poderes, en consecuencia invitamos a todos los venezolanos a participar y a votar en el proceso electoral parlamentario, sin menoscabo sobre algunas reservas que algunos pudieran tener sobre las metodologías usadas y las personas seleccionadas para representarnos. Instamos a los candidatos a diputado a retomar la calle, junto al pueblo, en su cotidianidad llena de dificultades de todo tipo. La gente espera acompañamiento y solidaridad de los aspirantes así como de los partidos políticos en general. No hay manera más efectiva de defender el sistema democrático y promover el necesario relevo gubernamental que la militancia popular y la participación directa en todo cuando afecte a la comunidad. Hay que volver a soñar en una Venezuela posible y mejor, en donde todos los venezolanos nos volvamos a reencontrar en la identidad común y en los proyectos de futuro compartido.
Volver al cabildo es volver a Venezuela.
Como Movimiento Civil por la Unidad (MCU), un grupo de opinión independiente, plural, civil y absolutamente comprometido con el proyecto republicano y democrático, queremos expresar que asumimos los postulados éticos y políticos contenidos en dicho documento y que no son otros que lo que nuestra tradición libertaria, civil y republicana ha establecido de manera sólida e irreversible en los últimos 200 años.
Volver al Cabildo es volver a Venezuela; a su pueblo y a su sociedad; en su multiplicidad pluralista y su multiculturalidad creadora, sin distingos de ningún tipo y sin divisiones de odio y muerte. No hay mayor anhelo nacional que el diálogo y la reconciliación de todo un pueblo, inclusive en la mayoría de los simpatizantes del oficialismo. La lucha de clases es una tesis fantasmal, trasnochada y trágica y derrotada por la Historia. Los pueblos tienen diferencias y antagonismos, responden a intereses diversos, pero para dirimir sus diferencias, la humanidad en su proceso civilizatorio creó la teoría y la praxis política, como el escenario necesario de negociación y acuerdos en las diferencias, buscando siempre puntos de equilibrio para garantizar el bien general y el bien común.
Basta de prédica guerrerista y militarista y de un armamentismo inútil y dispendioso, usted fue elegido presidente en su condición de civil y designado primer magistrado de la República sometido en todo momento a leyes e instituciones y particularmente a la Constitución que en su artículo 2 establece, entre otras cosas, “la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”. Usted es el representante legal del país por un tiempo determinado, no el “dueño” del mismo, ni un monarca absoluto. Usted fue electo con un 56% de votos en 1998, pero si asumimos la abstención del momento, el apoyo popular expresado en votos se reduce apenas a un 33% de venezolanos, es decir, una primera minoría que le permite ejercer el gobierno, pero no el control absoluto de la sociedad.
Presidente, vuelva al cabildo, vuelva a la Venezuela que lo eligió y que lo ha adversado democráticamente; un país y una sociedad que anhela: 1) “Volver a la unidad de la patria” sin insultos ni descalificaciones y sin pretensiones hegemónicas y de perpetuidad en el poder. 2) “Volver a Venezuela como ámbito de vida” el país se está desangrando en a violencia y la inseguridad, nuestras cifras son aterradoras, entre las más altas del mundo, como si estuviéramos en guerra con nosotros mismos. 3) “Volver al progreso en el marco de la Constitución”. Venezuela siempre ha sido una sociedad progresista, que ha mirado el futuro con esperanza e ilusión. Hoy luce desorientada y confundida y definitivamente rechaza el fracasado sistema castro-comunista, plagado de miseria, dolor y aislamiento, aunque usted lo disfraza con la retórica del “bolivarianismo y del socialismo del siglo XXI”. 4) “Volver a Venezuela” es rescatar, mantener y promover su identidad de sociedad abierta, pacífica y pluralista; sin manipulación ideológica de la historia y mucho menos pretender subsumir en usted toda la gloriosa herencia de nuestro pueblo que es un bien colectivo y esencialmente civil.
Su legitimidad de origen no está en duda, a pesar de un sistema electoral fuertemente cuestionado en todo sentido; pero sí su legitimidad de desempeño, en la medida en que insista en representar solo a una parte del país y negar a la otra parte, que largamente empieza a representar a más de la mitad de nuestra sociedad.
Dice M. Ovidio Pérez Morales “El Presidente lo es de verdad, cuando respeta a los ciudadanos no a pesar de sino precisamente por sus diferencias, conviviendo en la diversidad comprensible e inevitable de una sociedad democrática, pluralista. Cuando tiene el reconocimiento de todos; los que lo eligieron y los que no votaron por él o lo adversan, pero que, en todo caso, deben y necesitan percibirlo, cercano, humano, como su Presidente. De otro modo, está en juego la legitimidad de su ejercicio como mandatario”. “La Constitución en efecto, está siendo violada; más aun, no se oculta su interpretación y utilización como simple función del proyecto socialista distorsionarla radicalmente. Está así en juego obviamente, la legalidad del régimen”.
El Movimiento Civil por la Unidad (MCU) no solamente quiere compartir su preocupación por la democracia y el bienestar colectivo; sino que de manera insistente y reiterada seguimos empeñados en ayudar a desarrollar con todos los sectores, causes democráticos y constitucionales a la avasallante crisis que afecta a toda nuestra población, de allí la importancia coyuntural y estratégica del proceso electoral para la Asamblea Nacional. No se trata “ de tumbar a Chávez” ni de irrespetar los legítimos derechos de su parcialidad política; sino simplemente impulsar la representación de factores de oposición y de la propia disidencia chavista que permita recuperar la Asamblea Nacional como un poder autónomo, que legisla y controla y permita un necesario equilibrio con los otros poderes, en consecuencia invitamos a todos los venezolanos a participar y a votar en el proceso electoral parlamentario, sin menoscabo sobre algunas reservas que algunos pudieran tener sobre las metodologías usadas y las personas seleccionadas para representarnos. Instamos a los candidatos a diputado a retomar la calle, junto al pueblo, en su cotidianidad llena de dificultades de todo tipo. La gente espera acompañamiento y solidaridad de los aspirantes así como de los partidos políticos en general. No hay manera más efectiva de defender el sistema democrático y promover el necesario relevo gubernamental que la militancia popular y la participación directa en todo cuando afecte a la comunidad. Hay que volver a soñar en una Venezuela posible y mejor, en donde todos los venezolanos nos volvamos a reencontrar en la identidad común y en los proyectos de futuro compartido.
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El lente deformante de las ideologías
En las últimas décadas del siglo pasado se puso de moda la tesis de la “muerte o fin de las ideologías” postura razonable si la asumimos en la perspectiva del enorme daño y la gran destrucción que provocó la absurda, dogmática e irracional idea de que la realidad política e histórica podría ser reducida a una sola visión o idea de la misma. Así tuvimos la aberrante experiencia soviética y la nazi-fascista que plagaron de sufrimiento, muerte y destrucción a casi todo el planeta. Entonces con el “muerte o fin de las ideologías” lo que se quería significar era la necesidad de no permitir más nunca este reduccionismo ideológico de la historia humana que lo único que propicia es el fanatismo y la intolerancia, así como permite una historia maniquea, en blanco y negro; por una lado “nosotros” y los “nuestros” y por el otro los “otros”, los enemigos a exterminar y que merecen todos los epítetos descalificadores posibles: reaccionarios, contrarrevolucionarios, burgueses, gusanos, escuálidos y un largo etcétera de denigración y descalificación, como si la historia pudiera ser reducida a una dialéctica asesina de “buenos y malos” que en su peor momento se expresaron a través de las llamadas guerras de religión y en los últimos años en el fundamentalismo islámico, con su anacrónica guerra santa o en su momento el infame apartheid sudafricano.
La humanidad, peligrosamente ha regresado a la tentación de los muros y cercados que pretenden dividir pueblos y territorios. Se calcula que hay unos 30 países que por un motivo u otro han construido murallas y perímetros cercados para segregar y separar, como si estas modernas murallas chinas o castillos y fortalezas medievales pudiera parar el curso inevitable de la historia, que no es otro que el proceso civilizatorio que nos acerca y nos obliga a vivir en comunicación abierta y solidaria y nos invita de manera creadora a tratar de construir la única utopía razonable que no es otra que la fraternidad constructiva, en un mundo fuertemente desigual y amenazado desde la pobreza de millones de seres humanos que claman por su oportunidad de ser protagonistas de su propio destino y que no tienen otra aspiración sino la muy humana del bienestar propio y familiar sin menoscabo de las oportunidades y del bienestar de los demás.
La humanidad, peligrosamente ha regresado a la tentación de los muros y cercados que pretenden dividir pueblos y territorios. Se calcula que hay unos 30 países que por un motivo u otro han construido murallas y perímetros cercados para segregar y separar, como si estas modernas murallas chinas o castillos y fortalezas medievales pudiera parar el curso inevitable de la historia, que no es otro que el proceso civilizatorio que nos acerca y nos obliga a vivir en comunicación abierta y solidaria y nos invita de manera creadora a tratar de construir la única utopía razonable que no es otra que la fraternidad constructiva, en un mundo fuertemente desigual y amenazado desde la pobreza de millones de seres humanos que claman por su oportunidad de ser protagonistas de su propio destino y que no tienen otra aspiración sino la muy humana del bienestar propio y familiar sin menoscabo de las oportunidades y del bienestar de los demás.
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