lunes, 30 de septiembre de 2024

Y NOS NEGARON EL FUTURO

 

Nuestra tragedia histórica como sociedad, es que el proyecto político de poder con sus siglas iniciales MBR-200, después MVR y por último el PSUV, nunca fue democrático. Se inició como una conspiración golpista en los años 80 y se hizo visible en 1992. Nuestra democracia, o mejor, su dirigencia de la época, había naufragado en un sistema de corrupción y mucha gente harta terminó eligiendo a uno de los golpistas como presidente. El autoritarismo del nuevo gobernante más la arbitrariedad, el despilfarro, la incapacidad y la corrupción terminaron por colapsar el sistema institucional, económico y social y desde el 2013 la crisis se hizo general y catastrófica, con las consecuencias padecidas y conocidas. Las denuncias y las críticas y cierta oposición siempre estuvieron presentes, aunque no es el momento de destacar los errores cometidos. Ya eso es historia que habrá que analizar, en tiempos menos angustiosos y pasionales. Lo cierto es que el régimen logra consolidarse, a partir de un autoritarismo creciente y la represión correspondiente. Destruida la economía en un 80%, según expertos, la sociedad colapsa en todo sentido, con casi 8 millones emigrando y todo el tejido social comprometido y en empobrecimiento general. Este dramático proceso, en términos políticos electorales, revierte el 28 de Julio del 2024 y de allí la crisis de legitimidad del régimen, nadie cree que ganaron y la situación de legalidad constitucional que se plantea al terminar el periodo presidencial actual.

El régimen en esta situación tiene dos alternativas, una transición con realismo político, que les permitirá seguir en la democracia recuperada o la represión y la dictadura sin disimulo ni máscaras. El Papa Francisco ha dicho que "ninguna dictadura acaba bien" y la historia así lo corrobora. El régimen debe entender que ningún gobierno tiene futuro, no importa cuánto dure, si la sociedad está convencida que con ese gobierno tampoco ella tiene futuro. Y el venezolano de hoy y en particular la generación joven, sabe que en su país no tiene futuro, igual adultos y adultos mayores. De allí que emigrar sigue siendo una expectativa real, dolorosa e ingrata expectativa, porque consta que muchos que emigraron no querían hacerlo, pero la necesidad y el futuro de los hijos y familia los obligaba. Una sociedad, un país por mucho aguante que tenga, hay algo que ninguna persona está dispuesta a renunciar a ello, la expectativa y la oportunidad de un futuro mejor.

 

Ángel Lombardi

lunes, 16 de septiembre de 2024

NAVEGANDO INCERTIDUMBRES “EL CISNE NEGRO”

 

"Uno se convierte en aquello que piensa" una frase inquietante que nos desafía. El poder de la mente, con todo lo que se sabe, el cerebro sigue siendo un misterio. Algo de esto quiso expresar Descartes con su muy repetido "pienso, luego existo".

La antropología y el existencialismo plantean de alguna manera; lo contrario, existo, luego pienso. Para complicar más las cosas, también se ha dicho, que realmente pensamos como seres de lenguaje, narrativas, ideologías políticas y religiosas, en fin, seres sociales y culturales más que como seres pensantes individuales. Repetimos lo heredado y aprendido en nuestra sociedad y en nuestro tiempo. De allí la idea griega de "nada nuevo bajo el sol", o como lo expresó Tucídides "la historia no se repite, pero el hombre siempre se repite a sí mismo".

Para Karl Popper, la única novedad es la novedad científica y tecnológica y lo imprevisto o impredecible, que Nassim Talbot en su libro del 2007 llamó "EL CISNE NEGRO"; En un mundo cada vez más complejo y en dónde todo se acelera y los cambios se multiplican y nos agobia la sobre-información, real y manipulada. El pasado pierde interés para la mayoría, amnesia y memoria corta predomina y apenas queda la historia oficial, mitologías institucionalizadas. El presente se disuelve en la fugacidad del instante y la exigente rutina de las inercias para sobrevivir en una sociedad destruida y en huida o desaliento generalizado. El futuro, totalmente incierto. Todo ello me remite a la frase de si quieres ver sonreír a Dios cuéntale tus planes, o como dijo Einstein, hasta el azar es un disfraz de Dios. Particularmente cierto en sociedades desarregladas, sin estado de derecho y en crisis estructurales complejas. En estas situaciones es cuando cobra pleno sentido lo del cisne negro, lo imponderable, lo no previsto, hechos y cosas, que simplemente ocurren y lo cambian todo. Entonces cobra sentido, la frase inicial, somos y terminamos siendo lo que pensamos, el pesimismo y el optimismo van a jugar un rol muy importante en ayudar a determinar, conductas y acciones, en lo personal, sin dejar de ser realista no abandono la esperanza histórica kantiana, de la idea de progreso "a mejor" lógicamente en un tiempo indeterminado, lo que obliga poner a prueba voluntad y perseverancia o lo que Paul Tillich llamó "el coraje de existir".

Creer en un futuro mejor, en una época nihilista, es un acto de fe, pero que la razón apuntala históricamente como un optimismo racional.

 

Ángel Lombardi

miércoles, 4 de septiembre de 2024

DESAFIOS DEL SIGLO 21



Nos despegamos de las "pantallas" sin renunciar al uso útil, necesario e inteligente de las tecnologías o quedaremos como en el mito de "la cueva de Platón" de espaldas al sol, la realidad-real, y solo veremos sombras, empezando por la propia, multiplicada en egolatría y narcisismo Yoico y lo demás que proyecten los poderes del mundo, económicos, políticos y geo-políticos, religiosos, culturales, etc. a nivel global, nacional, local. Creamos las tecnologías pero no podemos quedar atrapados en ellas. 

Frente a las distopias en curso quizás el mayor desafío de la humanidad sea un humanismo renovado, el respeto absoluto a cada ser humano y en general a todo su entorno natural y cósmico. De allí que el esfuerzo personal y colectivo tiene que enfocarse en la libertad, los derechos humanos, la democracia. Una economía generadora de riqueza pero estas deben estar mejor distribuidas, con menos desigualdad y más justicia social. La igualdad, como la libertad y la fraternidad enunciados fundamentales del humanismo moderno y la ilustración son utopías en nuestro horizonte histórico, pero son referentes obligados en nuestras praxis políticas, económicas, sociales, culturales y en nuestra propia cotidianidad. 

Desear el bien propio está en nuestra naturaleza pero es regla de oro desear y colaborar en el bien de los demás, ese otro-diferente que es nuestro hermano, no importa donde viva, ni que lenguaje utiliza. Si aspiramos a un siglo 21 mejor para la humanidad, es obligante ir dejando atrás nuestras jaulas mentales y cárceles religiosas e ideológicas. La realidad-real siempre precede a cualquier teoría, no otra cosa es la razón y la ciencia, ir descubriendo y conociendo lo que ya existe, pero hasta ese momento se ignoraba. El mundo existe, el cosmos es, lo seres humanos somos, la mayoría realmente no sabemos que somos, una ilusión, fantasmagórica del arte, la literatura, la filosofía. La ciencias nos describen y conocen, pero las preguntas esenciales siguen allí, y cada uno se la formula a su manera, creyentes y no creyentes y las contestamos usualmente en tono coral, en clave religiosa, cultural o de cualquier otro tipo. Lo cierto es que este portento civilizatorio que es la humanidad y su historia y nuestra contemporaneidad está amenazado de extinción o suicidio, si no cuidamos la tierra, nuestra morada y "casa común". Si no logramos desarmar a las naciones y construir una paz necesaria global. Igual si abandonamos a nuestros hermanos en sus carencias y desamparos. La humanidad es una sola, diferente y diversa, pero toda su historia nos acerca, somos locales y globales y aunque suene a fantasía hoy, cósmicos.

Ángel Lombardi