sábado, 30 de noviembre de 2024

EL MIEDO EN LA HISTORIA

El miedo como sentimiento colectivo compartido. Los cristianos de los primeros tres siglos lo sintieron y lo experimentaron. En el mundo romano, eran el "enemigo", gente extraña al poder dominante, sus cultos y creencias eran mantenidas en secreto o negadas. Los judíos en el mundo cristiano dominante, después de Constantino y el Concilio de Nicea lo han padecido durante dos mil años. En la actualidad lo padecen en el mundo islámico, después de la creación del Estado de Israel en 1948. En el siglo 20 en la Unión Soviética, en Italia y Alemania los disidentes y opositores al poder totalitario eran el enemigo interior, los traidores a la patria. En las dictaduras de cualquier tipo, igual, para vivir "tranquilo" hay que aceptar y callar, de lo contrario te puede ir mal. Podría seguir con la lista del miedo colectivo en la historia, es largo, repetido y recurrente. En la literatura del siglo 20 quizás sea Franz Kafka quien mejor logró expresar esta patología del "miedo a la libertad" de los individuos que no asumen sus responsabilidades políticas y del poder absoluto, que no acepta criticas ni oposición. En el PROCESO, el personaje K es encarcelado y juzgado y nunca sabrá porqué y por quién. El miedo como fenómeno colectivo se hace presente en las guerras, en los conflictos políticos y religiosos, en las grandes crisis económicas y conmociones sociales, en las guerras internas y en los desastres naturales. Igual en tiempos de confusión y extravío. Es mucho más frecuente en la historia de lo que la mayoría piensa, inclusive sucede con frecuencia que el miedo se disfraza de cotidianidad y disimulo: aquí no pasa nada, yo sigo en lo mío, yo no me meto en problemas o me pliego a la corriente dominante y "aprovecho". Los seres humanos necesitamos "normalidad" y en lo posible predictibilidad positiva en nuestras vidas, pero no terminamos de entender que ello solo es posible a partir de nuestra libertad para asumir responsabilidades y una adecuada libertad política en un Estado de Derechos y Deberes, en una sociedad de instituciones y oportunidades y sistemas democráticos consolidados. Al respecto, la educación general, Cecilio Acosta diría "difundir las luces" y una cultura de convivencia social son fundamentales.

 

Ángel Lombardi

"APOCALIPSIS NOW"

Desde el crimen atómico perpetrado por Estados Unidos en Hiroshima y Nagasaky en 1945, la Humanidad entró como totalidad en su etapa más dramática, la capacidad técnica de auto-destruirse. Hoy 9 países tienen este poder terrible, demoníaco y que acumula unas 15 mil armas nucleares en el planeta. Solo entre Estados Unidos y Rusia se calculan 12 mil y después siguen, bastante lejos en cantidad, China, Inglaterra, Francia, India, Pakistán, Corea del Norte e Israel, este último no lo ha querido reconocer formalmente, pero los expertos opinan que sí tienen armas nucleares. Otro grupo de países aspiran tenerlas, el primero en la lista Irán y se piensa que países como Japón y Alemania podrían llegar a tenerlas. Nuestro pequeño punto azul en el cosmos, nuestra casa común que llamamos Tierra y que en este siglo 21 se proyecta con una población cercana a los diez mil millones de habitantes, concentrada en un 70% en Asia se amenaza a si misma de "suicidio". Nunca la humanidad había vivido una etapa de su historia tan dramática y conclusiva. La política y la geo-política van a exigir como nunca el cese de las guerras, todo tipo de guerra, para evitar escaladas suicidas. Esta situación es totalmente nueva en la historia de la humanidad, la necesidad de la paz como último recurso de sobrevivencia de la especie. Lamentablemente esta consciencia agónica de un apocalipsis general provocado por nosotros mismos no forma parte de la cultura y la consciencia colectiva. En general cada país sigue mirándose el propio ombligo, la mentalidad aldeana y parroquial prevalece y en el fondo lo entiendo, porqué el rico solo piensa en sus negocios, las clases medias en sus muchas dificultades y urgencias y los pobres, obligados a la inhumana necesidad de sobrevivir en sociedades profundamente desiguales y gobiernos insensatos e irresponsables que no gobiernan, solo mandan y se enriquecen con sus amigos y allegados. En América Latina y el Caribe, igual que en África, tenemos la fortuna de no tener armas nucleares y ello nos da una posibilidad de convivencia y paz entre naciones, un poco mayor que el resto de los continentes, pero para ello debemos trabajar para que nuestros países se eduquen y prosperen y la democracia y los derechos humanos prevalezcan, en todas las naciones.

 

Ángel Lombardi

viernes, 15 de noviembre de 2024

"Soy yo y mis circunstancias" José Ortega y Gasset



Somos seres vivientes, "nos gastamos y desgastamos" en ello. Las circunstancias son lo que son y las que nos tocaron. No decidimos nacer, ni tampoco de qué progenitores, ni tampoco en qué época y lugar y casi todo lo que pasa no depende de nosotros y muy poco es lo que decidimos realmente.

Nuestros Sí y No (SINO=DESTINO) una parte es consciente y otra parte es producto de usos y costumbres y de nuestra educación y de cómo otras personas influyen en nosotros. Casi todo nuestro mundo personal está sujeto a creencias y propaganda. A no pensar, simplemente a creer y a nuestra absoluta subjetividad.

El "conocerte a ti mismo" socrático y el "llega a ser lo que eres" es una trampa de sofistas, ya que ambas preguntas o exigencias solo son posibles de intentar responder a posteriori, después de una vida ya vivida, es decir en la vejez; cuando la vida real se va reduciendo a un plazo cada vez más corto y la lucidez es una de las cosas que se pierden con la senilidad. Distinguir vejez de senilidad es muy importante, lo primero no te retira de la vida, lo segundo, es un vivir-muriendo.

Regresando al YO, éste no es inmutable, aunque el carácter y la personalidad tienden a ser identificables desde la infancia, al igual que la genética nos pre-condiciona y las circunstancias nos exigen entenderlas para poder "lidiar" con ellas lo mejor posible para preservar nuestros lícitos intereses, valores y principios y en lo posible, los de nuestra comunidad, evitando el egoísmo exagerado, de tipo narcisista y el conservadurismo que pretende eludir, evadir o impedir los cambios que la propia sociedad exige y necesita y la razón humana provee a través del conocimiento y la tecno-ciencia y el humanismo necesario que hoy llamamos básicamente derechos humanos, que incluye el de dignidad personal, libertad y de toda discriminación y desigualdad que nos divida. Esto último es una UTOPIA (lugar de ninguna parte), es decir, un lugar y tiempo inexistente, no sé si en algún futuro esto sea posible, pero como ideal la utopía inspira, alienta y marca un rumbo. La veo necesaria en términos psicológicos e históricos para evitar el nihilismo distópica y la inhumanidad del poder, en cualquiera de sus manifestaciones patológicas. Nos redimimos o nos auto-destruimos como personas y comunidades.

Quizás aquí es cuando una filosofía, creencia religiosa, un impulso espiritual, una relación íntima, secreta, personal, con el misterio y el silencio que algunos llamamos Dios nos permita entender quién soy y a qué vine al mundo, a partir de unas circunstancias, comunes a muchos, pero personalizadas en cada uno, ya que al fin de cuentas nuestra relación con el mundo y las personas concretas encontradas, es lo que nos terminaron definiendo.

Somos seres concretos que siempre estamos en busca de algo, sea de tipo psíquico, material o espiritual. Pero casi siempre seguimos insatisfechos, somos inevitablemente de la raza de Prometeo y Fausto. A Ortega y Gasset lo leí completo entre mi bachillerato y la Universidad, 60 años después esta es mi respuesta existencial a una frase "Yo y mis circunstancias" que me ha interrogado hasta el día de hoy y me sigue interrogando.

jueves, 7 de noviembre de 2024

NAVEGANDO INCERTIDUMBRES

 El 10 de Enero del 2025 se ha convertido en una fecha tope, para que todo pase o no pase nada. En realidad, nadie sabe nada sobre lo que va a pasar en estos próximos dos meses, deseos y amenazas sobran, sobran profecías. El ruido comunicacional en internet es alto, pero los acontecimientos importantes en la historia, se fraguan en las complicidades de los intereses y nunca falta lo imprevisto. El contexto geo-político es complejo y complicado y como país en el mundo, pesamos poco, con todo y el cacareo petrolero y aurífero. Como economía, estamos entre los últimos vagones. Como sociedad, las desdichas sobran y los dolores abundan y no es necesario explicarlas porque en cada trabajador y hogar venezolano está el testimonio vivo, cotidiano y ya de muchos años padeciéndolo, emigración forzada incluida. En política, ni hablar, más que confusión lo que hay es un gran temor y al mismo tiempo una gran esperanza. Clima psicológico altamente desestabilizador de nuestra psique y vivir diario. Profetizar es de necios, decía Kant, a pesar de ello el futuro nunca puede ser ignorado y todos tenemos necesidad de un horizonte de vida y de metas. En lo político, la mayoría tomamos nuestra decisión el 28 de julio, al votar por un cambio político democrático, necesario e impostergable. Hacerlo posible el 10 de enero, en paz es deseo general, pero en mucho va a depender del régimen, escucha al país o se sigue escuchando a sí mismo. La situación actual de amenazas y represión es insostenible en el tiempo, lo sensato es la transición planteada, sobre negociaciones serias y realistas en el marco del respeto mutuo y con la Constitución como garantía de cumplimiento. Insistir en estas cosas parece cosa de ingenuos o ilusionistas, pero la historia nos dice que es la mejor manera para evitar males mayores. Pensar en el país, antes que en nuestros intereses particulares y en el bien común, es sensatez necesaria y yo sigo creyendo, a pesar de todo, que la política y el gobierno es cosa racional, civil, ciudadana, constitucional. Pasar de Maquiavelo y Hobbes a Montesquieu del todo está permitido y del hombre lobo del hombre a la política y el gobierno como cosa de personas honradas y competentes y subordinadas a la Constitución y a la recta justicia y no a la tarifada. La alternabilidad democrática es vital para una robusta democracia y el respeto absoluto a la soberanía popular.

 

Ángel Lombardi