lunes, 24 de abril de 2006

Notas Críticas

I
Marcando distancia


Chávez se ha convertido en un “amigo” incómodo para muchos políticos y gobiernos latinoamericanos, que interesadamente buscan el “cheque” venezolano en petrodólares, que de manera irresponsable ha manejado nuestro presidente; pero que han empezado a evadir o marcar distancias con el mandatario venezolano; es el caso de López Obrador en México; Ollanta Humala en Perú; Evo Morales en Bolivia y Lula en Brasil. El único “amigo” entusiasta es el agónico y moribundo Fidel que se sacó la lotería con Chávez.
Este, astuto y “vivo” para algunas cosas es un ingenuo y un “aprendiz de brujo” en materia internacional; todavía no se ha dado cuenta que en las relaciones internacionales los gobiernos no tienen amigos sino intereses.
II
La coyuntura electoral

El gobierno ya tiene candidato, falta el de la oposición; de abril a agosto es el tiempo de los precandidatos y al mismo tiempo tratar de lograr un poder electoral independiente y confiable y reglas claras y transparentes. Los venezolanos, todos, sin distingos políticos queremos recuperar la confianza en el voto. En septiembre debería haber un candidato único de la oposición; no va a ser fácil, pero es posible.
El gobierno está alentando la candidatura de Rosales; Teodoro, luce con las mejores condiciones y Borges, puede reservarse para otra oportunidad.
El método de selección que se escoja: primarias o encuestas, siempre es traumático y deja secuelas, pero no hay otra opción sino que la gente decida.
Lo que está claro es que el candidato Chávez debe rendir cuentas de 8 años de gobierno y cuantiosos recursos administrados; para muchos ha resultado mas de lo mismo.
El candidato de oposición no debe ser confrontacional ni descalificador; sino crítico y constructivo; a la mayoría lo que le interesa, al fin de cuentas, es el futuro, el perfil ideal pareciera ser de centro-izquierda.La democracia, expresa y representa muchas cosas; pero una fundamental es poder cambiar de gobierno cuando estos no funcionan o no cumplan con las expectativas que despertaron.

sábado, 15 de abril de 2006

Borges, el cosmopolita y el escritor

Familia e infancia

El escritor argentino Jorge Luis Borges (1899 – 1986) dictó su autobiografía en 1970. Allí, con su estilo inimitable, prosa magistral, ironía y cultura, nos deleita con su testimonio lleno de humor y lucidez.

Sus primeros años están reducidos a su familia y a su casa, se reconoce como fundamentalmente lector en inglés y en español, en ese orden, y los libros y autores leidos son muy ilustrativos: Huckleberry Finn; Los primeros hombres en la luna de Wells; Poe; Longlellow; La isla del tesoro; Dickens; Don Quijote; Grimm; Lewis Carroll; Las mil y una noches de Burton (a escondidas); igual que el Martín Fierro, prohibido por su madre, porque la consideraba sólo para matones y colegiales. “Leí también el Facundo de Sarmiento y muchos libros sobre mitología griega y escandinava. La poesía me llegó a través del inglés: Shelley, Keats, Fitzgerald y Swinburne”.

“Empecé a escribir cuando tenía seis o siete años. Trataba de imitar a clásicos españoles como Cervantes”.

“Recordar mis primeros años escolares no me produce ningún placer”. Ingresó a los nueve años y muy temprano empezó a desconfiar de lo estatal (era una escuela pública) y del catecismo de la patria, es decir, de un nacionalismo anacrónico y corto de vista. “Por ejemplo se nos enseñaba historia Argentina antes de permitirnos el conocimiento de los muchos países y los muchos siglos que intervinieron en su formación. Me trataron de enseñar a mal escribir y a no ver las cosas con mis propios ojos. Pobre educación la nuestra, en las deplorables escuelas con sus precarios y modestos maestros”.

Borges, a imitación del padre, hace temprano profesión de fe anarquista e iconoclasta, que lo acompañará el resto de su vida, y nutre profusamente su obra.

“Siempre llegué a las cosas después de encontrarlas en los libros”.

Europa

Borges primero fue lector, y después de la experiencia europea (1914 – 1920) se convirtió en escritor; no es casual que en esta autobiografía, refiriéndose a estos años en donde tantas cosas trágicas estaban pasando, sólo se le ocurre hablar de sus estudios de lenguas (latín, alemán, francés, italiano) y de literatura y de su amistad con algunos escritores, en especial Rafael Cansinos Assens.

Descubre a Whitman y Schopenhauer, a quienes en aquel momento llega a considerar como el poeta y el filósofo por antonomasia. Descubre el expresionismo alemán; el jazz, y frecuenta las diversas vanguardias de las cuales no llega a tener una buena opinión. Profundiza su consciencia de “ser nórdico”; simpatiza con Ginebra (donde termina enterrado por decisión propia; es la misma ciudad donde fue feliz, según confesaba años después y donde también está enterrada su abuela materna). En cambio no habla con entusiasmo ni de Stalin ni mucho menos de España y tampoco simpatiza con París ni con el idioma galo. A pesar de Europa y su condición “nórdica” que posteriormente lo llevará a estudiar anglo-sajón antiguo y las lenguas escandinavas, se sabe irremediablemente argentino y su destino es escribir en español. Ser argentino no era fácil; se consideraban europeos y no latinoamericanos y mucho menos de fuerte y decisiva influencia hispánica. La riqueza y la prosperidad súbita había creado la idea de que eran seres superiores y predestinados, idea que los acompañaría por muchos años, distanciándoles del resto del continente y haciéndolos insufriblemente argentinos, lo que en América Latina pasó a ser un cliché de autosuficiencia y vanagloria.

Borges, europeo por vocación y formación regresa a su país con la firme decisión de ser argentino.

Buenos Aires

Era comprensible que su primer libro bonarense se llamara fervor de Buenos Aires; una ciudad redescubierta “con entusiasmo y con una mirada diferente porque me había alejado de ella un largo tiempo.” Publicado, con una nueva ausencia de un año en Europa, el libro fue leído por algunos y tuvo algún reconocimiento local; Borges dirá: “El libro era esencialmente romántico, aunque estaba escrito en un estilo escueto que abundaba en metáforas lacónicas. Celebraba los crepúsculos, los lugres solitarios, y las esquinas desconocidas; se aventuraba en la metafísica de Berkley, y en la historia familiar; dejaba constancia de primeros amores. Al mismo tiempo imitaba el siglo XVII español y citaba Religio Medici de Sir Thomas Browne en el prólogo. Me temo que el libro era un “pluro fudoliuf” contenía demasiadas cosas. Sin embargo, creo que nunca me he apartado de él. Tengo la sensación de que todo lo que escribí después no ha hecho más que desarrollar los temas presentados en sus páginas; siento que durante toda mi vida he estado reescribiendo ese único libro.”

Ultraísta sin serlo, el joven poeta lo que intentaba era ser admitido (de manera inconsciente, claro está) en una ciudad y una sociedad propia y extraña; ambigüedad que lo acompañó toda la vida, como una ironía más que como una contradicción; el más argentino de sus escritores decidió morir y ser enterrado en Ginebra; renegó de los caudillos populares; en especial Perón, que ni nombraba siquiera y aborreció el patriotismo como una enfermedad incurable y mortal.

El mayor acontecimiento que registra Borges a su regreso fue conocer a Macedonio Fernández, personaje socrático y excéntrico que le enseñó a leer con escepticismo. “si en Madrid, Cancinos Assens había representado todo el conocimiento, Macedonio pasó a representar el pensamiento puro, para él la verdad no era comunicable y estaba convencido de que vivíamos en un mundo de sueños”.

Jorge Luis Borges, “joven pedante y un tanto dogmático”, en este período, desplegó una portentosa actividad; 4 libros de ensayo, 3 de poemas, fundó 3 revistas, y colaboró en más de una docena de publicaciones. Con el tiempo renegó de la mayor parte de las cosas escritas en esa época; solo salvaba las amistades de aquellos años y la influencia de Leopoldo Lugones y Alfonso Reyes además de los innumerables libros leídos, lo que lo llevó a afirmar más adelante, no sin ironía, que más que escritor siempre se ha considerado un buen lector.

Madurez

Borges escritor, es la época de la vocación desplegada, con sus narraciones breves, sus cuentos ensayos y sus poemas narrativos. Historia de la infamia, historia de la eternidad, ficciones, el Aleph y el hacedor marcan su vida y definen su identidad, que complementan al conferencista; lo demás son anécdotas, la vida de empleado público, en bibliotecas de barrio o como director de la Biblioteca Nacional, situación esta última que ironiza en él poemas de los dones cuando dice que le fue dado una biblioteca de ochocientos mil volúmenes y la ceguera.

Fueron años grises en un período político de cobardía general y sumisión nacional. La compensación vino a través de sus 12 años enseñando literatura inglesa en la Universidad; sus viajes por Argentina y Uruguay como conferencista y su creciente interés por el inglés antiguo y las lenguas y literatura escandinava.

Igualmente gratificante fue la obra escrita en colaboración con Adolfo Bioy Casares, ejercicio lúdico de cultura, inteligencia y humor. Si El Aleph es la obra más conocida, El Hacedor es la más valorizada por Borges. “Para mi sorpresa, ese libro que más que escribir acumulé me parece mi obra más personal, y para mi gusto, la mejor.” La explicación es sencilla: en las páginas de El Hacedor no hay ningún relleno; cada pieza fue escrita porque sí, respondiendo a una necesidad interior. Al preparar ese libro ya había comprendido que escribir de manera grandilocuente no solo es un error sino un error que nace de la vanidad.  Creo con firmeza que para escribir bien hay que ser discreto.

En la última página del libro conté la historia de un hombre que se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de naves, de torres, de caballos, de ejércitos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ha trazado la imagen de su cara. Quizá sea ese el caso de todos los libros; sin duda es el de este libro en particular.”

Años de plenitud

Este es un Borges pleno, en equilibrio consigo mismo. Dueño de su escritura, cree que ha dicho lo que tenía que decir, pero está lleno de planes. La fama como la felicidad, ni se merece ni hay que buscarla. La felicidad existe, son instantes; así como existe la amistad y el amor. La enemistad es real pero innecesaria. Dice Borges “no tengo enemigos, y si ciertas personas se han puesto ese disfraz han sido tan bondadosos que ni siquiera me han lastimado. Cada vez que leo algo que han escrito contra mí, no solo comparto el sentimiento sino que pienso que yo mismo podría hacer mucho mejor el trabajo.  Quizá debería aconsejar a los aspirantes a enemigos que me envíen sus críticas de antemano, con la seguridad que recibirán toda mi ayuda y apoyo. Hasta he deseado escribir con seudónimos, una larga invectiva contra mi mismo. ¡Ay, las crudas verdades que guardo!”.

“La fama como la ceguera llegó progresivamente. Nunca busqué ninguna de las dos, presumo que al ser traducido al francés dejé el anonimato, ya que hasta ese momento era casi invisible tanto en el exterior como en Buenos Aires”. Borges, el cosmopolita al comienzo, es al final de su vida, simplemente, Borges el escritor.

lunes, 10 de abril de 2006

Retrato de un candidato

A nivel teórico es poco lo que puede agregarse o decirse sobre la política y los políticos; toda una biblioteca nos ilustra al respecto; pero también es cierto que la realidad nos puede deparar sorpresas y en las coyunturas electorales, si no hay novedad hay diversidad, limitándonos a América Latina y a los más visibles, pareciera ser que el mejor candidato tiene que ser un populista confeso, nacionalista militante y preferentemente de lenguaje y retórica de izquierda.
En Venezuela la posición oficial ya está decidida: la reelección del presidente que sigue empeñado en no rendir cuentas de su gestión de 8 años, contando con cuantiosos recursos y un respaldo popular significativo. Sigue con su estrategia confrontacional y divisionista; aunque por cálculo electoral pueda abrir espacios de diálogo con resultados menguados pero publicitariamente efectivos. El presidente, militar por formación cree en aquello que la mejor defensa es el ataque y que la política es la guerra con otras armas. En una visión simplista pero efectiva de la política, ya escogió su contrincante, el presidente Bush, fácil de confrontar retóricamente porque no hay duda que es un personaje reaccionario y poco simpático; pero por si acaso para no molestar al imperio, le sigue sirviendo como aliado fiel suministrándole todo el petróleo que necesitan; no otra cosa han hecho todos nuestros gobiernos de J. V. Gómez para acá.
El candidato presidente no hay duda que es hábil, astuto y “vivo”. Sabe maniobrar, acomodarse a las circunstancias y tratar de que estas lo terminen favoreciendo.
En la oposición hay confusión y temor o rabia, muy mala consejera en política. Hasta ahora la oposición se ha movido entre la histeria colectiva; la depresión política o el oportunismo rampante de los mezquinos intereses personales o grupales. Pero las cosas podrían cambiar, hay un escenario social y político para ello; expresado el 4D del 2005, con su abrumadora y espontánea abstención y un 60% de venezolanos que nunca han simpatizado con el presidente, aunque un porcentaje se acomode a la situación o se retire circunstancialmente del proceso político.
El reto para la oposición es recuperar la política y la iniciativa política y para ello hay otra biblioteca de autores que los podría ayudar; pero nuestros políticos en su mayoría no leen y se han formado en una tradición bárbara, antintelectual y antiacadémica; pero además tampoco tienen la intención y conocimiento adecuado de la realidad; el pragmatismo en su versión más pedestre, los ha vuelto ciegos y sordos con respecto a la gente; lo que piensan y quieren y qué no se agota en lo que dicen las encuestas, por algo se ha dicho de la política que es arte y es ciencia; el candidato de la oposición tiene que poseer este arte y esta ciencia, si quiere ser exitoso. Vivimos una coyuntura no solamente electoral y política, sino histórica y para ello se necesitan líderes históricos, sobre bases reales y compromisos ciertos y lógicamente sobre un proceso electoral limpio y honesto. Un líder dispuesto a dar la pelea electoral pero también a comandar la abstención si fuere el caso; preparado para lo imprevisto y sin miedo, con coraje, porque no hay que olvidar que el principal recurso del régimen es el miedo además de los petrodólares.

lunes, 3 de abril de 2006

Notas de la Aldea Global

Potencias emergentes
I
Así se califican a los países que geo-politicamente van adquiriendo una importancia creciente en la política internacional. De allí que comunicacionalmente ha surgido el BRIC, el grupo de Brasil, Rusia, India y China, cuyas economías, influencia y poderío cada día se hacen más visibles e importantes. China ya es la 4ª economía del mundo y es una potencia nuclear, igual que Rusia e India y en el caso de Brasil, ya está posicionado entre las ocho economías más importantes y con una vocación “imperial” innegable; razón tenía Kissinger cuando en los ya lejanos años 70 pronosticó la importancia creciente del Brasil y así puedo afirmar que donde iba Brasil iría América Latina y que para Estados Unidos era el único interlocutor verdaderamente importante.
La guerra que viene
II
Todo parece indicar un nuevo tiempo bélico a escala planetaria, focalizado en Asia y es que el desafío iraní con su programa nuclear no puede ser ignorado para la paz del mundo. Estados Unidos no lo va a permitir, ni Israel; este último se juega su supervivencia como Estado Nacional.
El triunfo de Hamas en Palestina, la hostilidad Siria y el reto Iraní traen cola. El imperio norteamericano se juega su primacía hegemónica y para el efecto se está preparando; desde el 2001 para acá el presupuesto militar se ha incrementado un 47%; después de Afganistán e Irak; de Bin Laden y el fundamentalismo islámico Estados Unidos no puede escapar a la lógica del poder imperial y menos gobernando el ala derecha del partido republicano.
Después de casi 50 años de paz mundial bajo el manto del acuerdo USA-URSS y a pesar de la guerra fría y los múltiples conflictos locales, nunca el mundo se había encaminado como ahora hacia un conflicto en gran escala.