lunes, 26 de junio de 2006

¿Régimen o Gobierno?

En lenguaje cotidiano régimen y gobierno llegan a significar casi lo mismo; conceptualmente no es así; un régimen tiende a ser una hegemonía en el poder que trata de perpetuarse y convertirse en permanente mientras que un gobierno es por definición temporal, limitado, controlado y sujeto a ser sustituido legalmente por vía electoral; dentro de un sistema de pluralismo y alternabilidad.
El soviético fue un régimen; igual que el nazi-fascismo en Alemania e Italia o el “franquismo” en España o el “gomecismo” en Venezuela o el “fidelismo” en Cuba.
En Venezuela estamos viviendo este drama ¿régimen o gobierno?. Para el Presidente esta es una revolución y además está armada y no van a permitir perder el gobierno.
Mucha gente identificada con el régimen piensa que estamos en presencia de una nueva hegemonía; en un sentido “marxista” y “gransciano” y por consiguiente las reglas del juego de la “democracia burguesa” no valen. Si esto es así; la actual discusión electoral es una farsa; el CNE es revolucionario; igual que los otros poderes; por consiguiente todos van a jugar a perpetuar al líder en el poder como garantía suprema para la revolución. El buen ejemplo ha sido Fidel y el malo el de los sandinistas que perdieron el poder por aceptar las reglas democráticas.
Si nuestra apreciación es correcta estamos en presencia de una trampa y una posible tragedia política, estaríamos cerrando las vías electorales democráticas aunque hubiera elecciones sin garantías para la oposición.
En una revolución gobierno, estado y sociedad se superponen y confunden y una sola persona y una “nomenclatura” se convierten en la nueva clase dominante; parafraseando a Trotsky podemos decir que el partido; un sector militar y el líder terminan asumiendo la representación de toda la sociedad; todo el estado; todo el gobierno.
Otro buen ejemplo es el caso de William Lara, Director Nacional de Organización y miembro activo del Comando Táctico Nacional del MVR y al mismo tiempo Ministro de Información. En un régimen esto es posible; en un gobierno esto es ilegal e inconveniente.

lunes, 19 de junio de 2006

La revolución bonita

Herbert Marcuse (1898-1979) fue un autor importante para entender la contemporaneidad; especialmente el siglo XX, en los años 60 y 70 era uno de los intelectuales de moda entre la juventud contestaria de la época y casi un profeta de lo por-venir. Sus libros “Eros y Civilización”; “Razón y Revolución”; “El Marxismo soviético” y “El hombre unidimensional” eran textos obligados para aquella generación rebelde e irreverente.
En su libro sobre el “Marxismo Soviético” (1958) dice algunas cosas, a nuestro juicio, aplicables al análisis de lo que viene pasando en Venezuela desde 1999. Para Marcuse, citando a Marx; la transición al socialismo no se decreta ni es automática sino que responde a leyes objetivas del cambio social y que tiene que ver con la libertad del individuo y la liberación de éste de su esclavitud con respecto a sus necesidades y al trabajo alienado.
Por eso en Rusia fracasó la revolución con el colapso de la Unión Soviética en 1989; y es que contrariamente a la teoría, el trabajador soviético cada día era menos libre y menos próspero; lo que a mi juicio está sucediendo en Venezuela; en donde cada día la libertad retrocede y la pobreza aumenta.
Marcuse afirma que “el socialismo soviético en vez de suceder al capitalismo coexiste con él, en vez de superarlo lo imita”. Lo mismo que está pasando en Venezuela; por un lado un lenguaje anticapitalista y antiimperialista y en la práctica nunca como ahora están haciendo tan buenos negocios en Venezuela las tan denostadas multinacionales capitalistas e imperialistas; el lenguaje en esta Venezuela desorientada de hoy; es ruido y sombra y no luz, tal como lo quería el poeta Holderlin.
El socialismo, nos recuerda Marcuse, según Marx era la última etapa del desarrollo industrial y la superación de toda forma de trabajo alienado; en nuestro país el “proyecto socialista” cada vez se está pareciendo más a la experiencia birmana de Pol Pot y su atrasada revolución genocida, rural y endógena, llena de violencia y horror; que tantas víctimas y dolor provocó. El socialismo es cosa seria y respetable, no permitamos que la palabra y las ideas que lo expresan se conviertan en burla y estafa.
Lo real es que tenemos una República militar y una democracia amenazada por una voluntad de poder que lo que quiere es perpetuarse en el mismo.

lunes, 12 de junio de 2006

La Locura Imperial

La historia es como un espejo que refleja el drama y la aventura humana no importa la época ni el tiempo transcurrido. La historia igualmente es como una pintura, un cuadro, que los grandes historiadores reproducen y recrean a partir de una realidad diversa pero siempre igual y es que el drama humano tiende a reproducirse; así sucede en nuestra relación con la política y el poder y es que los ambiciosos de poder se reproducen idénticos, no importa donde ni cuando.
Leyendo a Jacobo Burckhardt en su extraordinaria semblanza de los emperadores romanos del siglo III; nos damos cuenta de lo actuales que resultan estos emperadores locos y como la locura y el poder tienden a vivir maridados. Burckhardt dice hablando del emperador Comodo (180-192) rápidamente se desarrolló en él la “locura imperial”. La idea de mandar al mundo entero, el temor a todos los que pudieran disputarle ese dominio y disfrutar todo el tiempo los placeres del poder como si el presente lo fuera todo mientras se aferraba al poder como si este fuera eterno.
Continua nuestro autor “la locura de los emperadores” era propia de hombres no bien dotados y poco escrupulosos.
Con el siguiente emperador Septimio Severo (193- 211) “se halla representado por primera vez de modo puro la dominación militar. Su arrogancia de militar y caudillo” plagó de males el Imperio hasta que el pueblo romano harto exclamó “cuánto tiempo vamos a soportar esto todavía”. El líder y la dominación militar se habrían convertido en un fin en si mismo y ya no respondían a los intereses del pueblo.
Severo se dice que le aconsejó a su hijo para acceder y conservar el poder “Sé firme, enriquece a los soldados y desprecia a todos los demás”.
La locura de poder alcanza su cima con Caracalla (211-217) “esa espantosa calamidad” la llaman los historiadores. El gobierno militar maravilla a Roma hasta niveles indecibles; la guardia pretoniana y los generales victoriosos se apoderan de la política y el poder en una orgía de pasiones y corrupción; que terminaron de llevar al imperio a la decadencia y posterior disolución.
Cicerón decía que la historia es la maestra de la vida, más de dos mil años después, la locura sigue rondando el poder, especialmente cuando este lo acompañan personas inadecuadas.

lunes, 5 de junio de 2006

Elogio de la locura

Leyendo la prensa en estos días, fue como se me ocurrió el título de este artículo o de pronto hubiera podido llamarlo “El retorno de los brujos”. Casi todo lo que está sucediendo en nuestro país parece desquiciado, fuera de si. El primer ciudadano, por su cargo no por su conducta y lenguaje, sigue empeñado en pelear con todo el mundo y condenarnos al descrédito y aislamiento internacional. Las ideas más dementes se pretenden presentar como políticas de Estado; un fantasioso gasoducto hacia el Sur, dispendioso, ecocida e irreal. La salida intempestiva e inconsulta del Pacto Andino (mientras a los venezolanos se nos está otorgando precisamente un Pasaporte Andino). El insulto excesivo y exorbitante a un candidato presidencial peruano, casi seguro Presidente de ese país, por segunda vez. Un acuerdo de pobres con Cuba y Bolivia, que con excepción del petróleo y dinero venezolano, no tienen nada o casi nada que ofrecer. Mientras se denuncia el imperio y a Mr. Danger se incrementa la dependencia comercial con ese país y el comercio con Florida aumenta un 35% en el 2005. Mientras más endógenos somos más importamos (paradoja que no logro entender) mientras la corrupción, la pobreza y la inseguridad sigue creciendo. El colmo fue un personaje del régimen acusando a la CIA y a la oposición de fraguar los últimos asesinatos que han estremecido a la opinión pública en los últimos tiempos, para desestabiliza el régimen.
La irracionalidad y la locura pareciera ser la nota dominante de nuestra sociedad; claramente enferma y neurotizada por personajes, cuya presencia y lenguaje, por decir lo menos intranquiliza y asustan.