El soviético fue un régimen; igual que el nazi-fascismo en Alemania e Italia o el “franquismo” en España o el “gomecismo” en Venezuela o el “fidelismo” en Cuba.
En Venezuela estamos viviendo este drama ¿régimen o gobierno?. Para el Presidente esta es una revolución y además está armada y no van a permitir perder el gobierno.
Mucha gente identificada con el régimen piensa que estamos en presencia de una nueva hegemonía; en un sentido “marxista” y “gransciano” y por consiguiente las reglas del juego de la “democracia burguesa” no valen. Si esto es así; la actual discusión electoral es una farsa; el CNE es revolucionario; igual que los otros poderes; por consiguiente todos van a jugar a perpetuar al líder en el poder como garantía suprema para la revolución. El buen ejemplo ha sido Fidel y el malo el de los sandinistas que perdieron el poder por aceptar las reglas democráticas.
Si nuestra apreciación es correcta estamos en presencia de una trampa y una posible tragedia política, estaríamos cerrando las vías electorales democráticas aunque hubiera elecciones sin garantías para la oposición.
En una revolución gobierno, estado y sociedad se superponen y confunden y una sola persona y una “nomenclatura” se convierten en la nueva clase dominante; parafraseando a Trotsky podemos decir que el partido; un sector militar y el líder terminan asumiendo la representación de toda la sociedad; todo el estado; todo el gobierno.
Otro buen ejemplo es el caso de William Lara, Director Nacional de Organización y miembro activo del Comando Táctico Nacional del MVR y al mismo tiempo Ministro de Información. En un régimen esto es posible; en un gobierno esto es ilegal e inconveniente.