lunes, 13 de agosto de 2007

El país de un solo hombre

La prestigiosa Editorial Mexicana Fondo de Cultura Económica (FCE) ha publicado una obra sobre el dictador mexicano Santa Anna, egolátrico caudillo que arruinó México y fue incapaz de detener el despojo territorial que los norteamericanos estaban acometiendo.
Este tirano fue un azote para su pueblo, una desventura histórica para el mismo; es lo que sucede cuando un individuo asalta el poder y se cree dueño de un país sin otro límite que su voluntad y sin escrúpulos para sacrificar todo y a todos a sus ansias enfermiza de poder vitalicio.
Sus primeras víctimas son sus adversarios políticos pero después les toca el turno a sus propios colaboradores. El tirano no es leal con nada y a todos sacrifica, sólo tolera en su entorno, pusilamines, genuflexos y oportunistas hasta que un día el país reaccione y se demuestre que una sociedad es de todos y no de un solo hombre.
Afortunadamente en el siglo XX, Venezuela evolucionó lo suficiente en el plano económico, social y cultural, como para ubicarse con todo derecho entre las sociedades modernas del mundo, aunque nuestra modernidad sea precaria e insuficiente.
Hoy por hoy, millones de venezolanos, muchos de ellos mujeres y jóvenes no tienen ninguna identificación con este proyecto político anacrónico y autocrático que se nos quiere imponer.

lunes, 16 de julio de 2007

El partido único


Es la otra versión de la tristemente célebre “lista tascón”; aquella denunciaba y excluía, esta inscribe en el partido e incluye, es como una nueva ciudadanía privilegiada, son los ciudadanos de primera, los ciudadanos del régimen, los únicos seleccionables para el servicio público; los únicos “intocables” todos los demás ciudadanos no inscritos en el partido único estarán todo el tiempo bajo sospecha y siempre descalificados como “escuálidos”; “conspiradores”; “desestabilizadores”, en fin enemigos del régimen, como decía el dictador Trujillo, a los “amigos” trujillistas todo; a los otros la “ley” es decir la persecución permanentemente; el hostigamiento atemorizador y aplicarles la “ley” del gobierno de manera arbitraria y abusiva. Así vemos como todos los Poderes se usan para lo mismo, amedrentar y marcar a los “enemigos” del proceso.
Se es culpable simplemente por no haberse inscrito en el partido. Como en los regímenes comunistas, sólo eran y son ciudadanos, los miembros del partido.
El poder opresivo se manifiesta bajo el pretexto de hacer cumplir la ley y para ello todos los poderes e instituciones son útiles: Fiscalía, Seniat, Indecu, Protección del menor, Protección del consumidor, Defensor del pueblo, etc.…
Así se cumple el “milagro” de las dictaduras, en nombre de la ley se niega la ley, ya que la única ley que vale es la ley del Yo, el supremo o el golpe de Estado reiterado y permanente, es decir la negación del estado de derecho.
Mientras el “petrócrata” pueda, así será, pero no será para siempre y es que los pueblos no toleran “pensamiento único” ni “partido único”, como si una sociedad aceptara suicidarse en silencio, evidentemente nuestro pueblo ni es suicida, ni necrofílico, ni cree en el culto a la muerte.

lunes, 9 de julio de 2007

Toda huída es una cobardía


Título sugestivo de una novela que no he leído pero que según su autor, responde a una experiencia personal al abandonar el país después del Caracazo, hecho que le marcó profundamente.
Su testimonio, es uno más de tantos venezolanos que frente a la crisis en curso desde los años 80’, decidieron exiliarse.
No pretendemos juzgar personas ni conductas individuales, cada caso es cada caso, pero como fenómeno sociológico el éxodo masivo de venezolanos hacia el exterior, en especial jóvenes profesionales, nos obliga a la reflexión. Desde el “viernes negro” de 1983 Venezuela no ha conocido palabra más recurrente que la palabra “crisis” pero entendida no como oportunidad sino como amenaza. La “crisis” ha sido un tiempo de irresponsabilidad colectiva y expresión de fuertes limitaciones de nuestra dirigencia.
Como dice el autor de la novela, fue un tiempo desquiciado en donde las “misses” querían ser presidentes; los revolucionarios se hicieron neo-liberales y los militares se creyeron revolucionarios. El triste resultado es esta Venezuela enferma de nuestros días; con su mesianismo militarista y un proyecto autocrático de poder.
No hemos tenido suerte con nuestros dos Presidentes que nos gobernaron durante el “boom” petrolero de los 70’ del siglo pasado y el actual. Qué parecidos Carlos Andrés Pérez y Hugo Chávez Frías; en sus personalidades y ejecutorias. Ambos administraron la “abundancia con criterio de escasez” o mejor falta de sentido común. Se endeudaron, despilfarraron recursos y perdieron oportunidades, además de la corrupción galopante.
La historia no se repite, pero qué parecidas ambas épocas y ambos presidentes.

lunes, 25 de junio de 2007

Autonomía y Poder


En un Estado de Derecho, la Autonomía al no poder ser eliminada, trata de ser domesticada como mecanismo de control de las siempre díscolas y protestatarias universidades autónomas. La domesticación ha sido progresiva, gracias a la total dependencia económica de las Universidades con respecto al presupuesto nacional.
En Latinoamérica, la Autonomía es el termómetro por excelencia de la salud universitaria y democrática, del tipo de sociedad que somos, del Estado que tenemos. El enfrentamiento con el poder político es necesario e inevitable, está en los orígenes de la Universidad y en el desarrollo histórico de la misma, especialmente en América Latina y Venezuela. Poder y cultura son antagónicos por definición, el primero existe para reprimir, controlar, administrar; mientras que la cultura por definición es libertaria, creadora y necesariamente tiene que ser crítica y utópica. Mientras los unos administran, se benefician del presente; las Universidades y la cultura crean el futuro y posibilitan la utopía.
Como observaba Nietsche, Estado y Cultura viven en permanente oposición radical. La Universidad nace signada por el conflicto, fue campo de batalla del enfrentamiento de la Monarquía y el Papado. Por más de tres siglos en sus aulas, cátedras y claustros se vivió el conflicto entre fe y ciencia, tan decisivo en la aparición del mundo contemporáneo. La Universidad ha sido palestra del combate político, ideológico, doctrinario; así ha sido siempre en América Latina y Venezuela.
El poder siempre ha tratado de controlar y domesticar a la Universidad, en muchas ocasiones lo ha logrado, pero nunca de manera definitiva y permanente. Para dictadores y tiranos es su obsesión principal. Los gobiernos democráticos cíclicamente sufren la misma tentación de amordazamiento y domesticación de las Universidades. Napoleón institucionalizó esta política con la creación de la llamada Universidad Napoleónica, creó todo un modelo de subordinación de la Universidad al Estado aunque tuvo el mérito de vincular orgánicamente a la Universidad con las necesidades de la nación. Y este es el conflicto fundamental de nuestro tiempo: la subordinación al gobierno o la lealtad a la nación.

lunes, 18 de junio de 2007

Autonomía Universitaria


Con propiedad podemos hablar de un principio que vincula orgánicamente autonomía y democracia, toda amenaza a la autonomía termina amenazando a la propia democracia, y evidentemente cuando la democracia desaparece, desaparece la autonomía.
Desde 1910 en Méjico, con la Revolución, y a partir de 1918 en Córdoba, Argentina, se da inicio a una historia universitaria tormentosa y creativa al mismo tiempo. La Universidad latinoamericana pasa a ser protagonista fundamental del proceso histórico de nuestros países, especialmente en el campo político y en el proceso de reforma y cambio de nuestras sociedades; que han permitido viabilizar la aparición y el ascenso de los sectores emergentes de nuestras sociedades. La historia latinoamericana es inconcebible sin sus universidades.
Igual que hoy podemos decir que el siglo XXI es impensable sin las Universidades, siempre y cuando estas acepten y asuman el reto científico y tecnológico que ello demanda, así como se aceptó el reto de profesionalización y participación en la formación y desarrollo de nuestras nacionalidades. La reforma universitaria y el cambio en todos los órdenes se han tornado en un imperativo categórico para los universitarios y para nuestros países.
La amenaza del poder a nuestras universidades siempre ha estado presente y cosa curiosa, siempre son algunos universitarios que se prestan a ello. Con el argumento de la reforma universitaria, se intervienen las Universidades para controlarlas. La autonomía y la anti-autonomía forman parte de una dialéctica de acero que convierte el recinto universitario en campo de batalla ideológico de toda una sociedad que trata de definir sus auténticos espacios de libertad y democracia.
El drama de nuestra autonomía, hoy con rango constitucional, es que está sometida a la amenaza permanente por la dependencia financiera con respecto al Estado, es decir, al gobierno de turno y por una crisis estructural que no termina de canalizarse adecuadamente. Los universitarios estamos en mora con la reforma universitaria y el Estado Venezolano nos debe la legislación y el financiamiento adecuado.
Cada tanto tiempo, la Autonomía vuelve a ser objeto de discusión. Convertida en bandera indiscutible del movimiento universitario latinoamericano, ha servido para definir y justificar muchas cosas. La Autonomía ha sido ubicada en esa tierra de nadie, que va entre el mito y la realidad y en donde se pretende una permisibilidad absoluta. En verdad el concepto de Autonomía expresa una realidad histórica cambiante, ella es un medio y no un fin en sí misma.

miércoles, 13 de junio de 2007

Autonomia Universitaria (En el 45° aniversario de la reapertura de la Universidad de Carabobo)


         Por invitación del Rector Ricardo Maldonado y demás autoridades de esta ilustre Universidad se me ha permitido participar en este acto, quizás, entre otras razones, porque hablar de esta Universidad de Carabobo es casi hablar de nuestra Universidad del Zulia, contemporáneas en dichas y desdichas, fueron creadas y cerradas casi al mismo tiempo y reabiertas en circunstancias parecidas.(1)

         Parafraseando a Ortega y Gasset podemos decir que la Universidad se define en su historia y de acuerdo a su circunstancia social; en consecuencia, cualquier proyecto de desarrollo de la institución pasa necesariamente por una reflexión sobre el pasado de la misma y sobre la realidad que la circunda.
        
Nacidas en las postrimerías del siglo XIX víctimas de la barbarie del poder; ambas son reabiertas en coyunturas políticas democráticas.  De allí que podemos decir que ambas Universidades son hijas directas de la democracia, y cuya identidad fundamental y su vocación más firme, es la autonomía, como reafirmación de la libertad y de esa misma democracia.

         Hace 2.500 años la humanidad, en un pequeño rincón de Grecia, descubrió la idea de libertad, justicia, verdad y belleza, es decir los arquetipos platónicos, mito según el cual los seres humanos nacemos con el impulso de buscar y tratar de alcanzar estos ideales.

         En cuanto a la libertad,  comenzó siendo una posibilidad meramente interior, como pensaba el viejo filósofo, que aunque preso, nadie podría robarle la libertad de su pensamiento y de su alma,  y fue más allá cuando pensó en la posibilidad de construir un sistema político sustentado en la libertad, llamado democracia, con igualdad ante la ley de todos los ciudadanos y control del pueblo, para posteriormente agregarle la división y equilibrio de poderes.

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(1)  Iván Hurtado León “Dos Momentos, una Historia” 1988
                                      “Universidad y Proceso Histórico” 1997

1721            Universidad de Caracas
1810            Universidad de Mérida
1891            Universidad del Zulia       (clausurada en 1904, reabierta en 1946)
1892            Universidad de Carabobo (clausurada en 1904, reabierta en 1958)

         No otra cosa es la autonomía, es una versión de la libertad que permite el autogobierno, y la libertad responsable, tanto del pensamiento, como de las ideas. Es la exigencia de la razón de conocer, comprender, preguntar siempre.  La filosofía y la ciencia, igual que la poesía y el arte nacen del asombro, el ser humano interrogándose a si mismo e interrogando al mundo, a la naturaleza, al universo entero. Es la razón intentando sustituir al mito.  La autonomía universitaria nace de estas circunstancias y estas necesidades, de allí que la autonomía siempre termina siendo amenazada, fundamentalmente desde el Poder, sea este político, económico o religioso, y es que el Poder tiende siempre a avasallar, controlar o mediatizar y la Universidad, no importa cuan grande sea su crisis, tiende siempre de manera natural a buscar y servir a la verdad, a sabiendas que la verdad es nuestra única posibilidad real de libertad.  La verdad nos hace libres dice el viejo libro y repiten todos los textos sapienciales que la humanidad ha producido. “La Universidad teleológicamente es libertad y verdad, todo lo demás se le subordina e históricamente sólo la autonomía posibilita esta doble vocación”(2).

         En América Latina, de tradición universitaria hispánica, hasta el siglo XIX, la autonomía universitaria era inexistente, ya que la Universidad era una expresión más del sistema ideológico y político dominante.  La libertad académica era marginal y exigía verdadera audacia y valentía personal para expresarse libremente más allá de los dogmas y doctrinas oficiales

         Hay que llegar a la Universidad Republicana, para hablar de autonomía en la Universidad, autonomía referida no solamente a la libertad académica, sino al autogobierno y a la independencia financiera.

         En 1808 se había creado la Universidad de Berlín, inspirada y dirigida por Guillermo von Humboldt y producto de la Revolución Francesa, en ese país se reforma a fondo la Universidad.  Son dos modelos universitarios, el alemán y el francés, que van a marcar profundamente a la Universidad Moderna y lógicamente a la Universidad Latinoamericana y Venezolana del siglo XIX y XX.

         El modelo alemán privilegia la investigación vinculada a los intereses del Estado y la Sociedad, mientras el modelo francés insiste en la formación  profesional como expresión de las necesidades del Estado Moderno para desarrollar, lo que después se llamaría una tecno/burocracia y al mismo tiempo responder a las demandas sociales y económicas de la sociedad como proyecto de progreso y desarrollo.

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(2) Lombardi, Angel  “La Catedral de Papel”, p. 27, 1993.
La Universidad Venezolana del siglo XIX, era como el país, pequeña y atrasada; venían de la tradición eclesiástica y colonial como la de Caracas y la de Mérida y dos plenamente republicanas fundadas a finales de siglo,  como la del Zulia en 1891 y la de Carabobo en 1892. Ambas nacen dentro de las limitaciones de la época y como expresión del debate intelectual, ideológico y político del momento. Ambas nacen en buena hora para el país y en mala hora para el dictador de turno, que rápidamente las cierra y es que la Venezuela atrasada y rural, con sus caciques y gamonales no podían tolerar esos incipientes espacios de libertad y pensamiento.  La del Zulia y la de Carabobo fueron cerradas en 1904 con el oprobioso argumento que sobraban, ya que era suficiente con la de Caracas y Mérida.

         Igual que en su momento no lo toleró J. T. Monagas, así actuaría Cipriano Castro y tantos otros, empeñados en demostrar que la barbarie no tolera la civilización.  Por ello en nuestro país, y en tantos otros, hablar de nuestras casas de estudios superiores es hablar de la casa que vence la sombra o como dice nuestro escudo en la Universidad del Zulia, Post Nubila Phoebus, después de las nubes el sol.

         Es la vieja historia que se repite siempre en sociedades que no terminan de acceder a la plena modernidad, en donde la libertad y la democracia, no terminan de asumirse, y en donde el ciudadano, responsable y libre, tarda en constituirse y desarrollarse.

         Con propiedad podemos hablar de un principio que vincula orgánicamente autonomía y democracia, toda amenaza a la autonomía termina amenazando a la propia democracia, y evidentemente cuando la democracia desaparece, desaparece la autonomía.

         Desde 1910 en Méjico, con la Revolución y a partir de 1918 en Córdoba, Argentina, se da inicio a una historia universitaria tormentosa y creativa al mismo tiempo.  La Universidad latinoamericana pasa a ser protagonista fundamental del proceso histórico de nuestros países, especialmente en el campo político y en el proceso de reforma y cambio de nuestras sociedades y que han permitido viabilizar la aparición y el ascenso de los sectores emergentes de nuestras sociedades.  La historia latinoamericana es inconcebible sin sus universidades.

         Igual que hoy podemos decir que el siglo XXI es impensable sin las Universidades, siempre y cuando estas acepten y asuman el reto científico y tecnológico que ello demanda así como se aceptó el reto de profesionalización y participación en la formación y desarrollo de nuestras nacionalidades. La reforma universitaria y el cambio en todos los órdenes se han tornado en un imperativo categórico para los universitarios y para nuestros países.

La amenaza del poder a nuestras universidades siempre ha estado presente y cosa curiosa, siempre son algunos universitarios que se prestan a ello. Con el argumento de la reforma universitaria, se intervienen las Universidades para controlarlas.  La autonomía y la anti-autonomía forman parte de una dialéctica de acero que convierte el recinto universitario en campo de batalla ideológico de toda una sociedad que trata de definir sus auténticos espacios de libertad y democracia. 

         El drama de nuestra autonomía, hoy con rango constitucional, es que está sometida a la amenaza permanente por la dependencia financiera con respecto al Estado, es decir al gobierno de turno y por una crisis estructural que no termina de canalizarse adecuadamente.  Los universitarios estamos en mora con la reforma universitaria y el Estado Venezolano nos debe la legislación y el financiamiento adecuado.

         Cada tanto tiempo, la Autonomía vuelve a ser objeto de discusión.  Convertida en bandera indiscutible del movimiento universitario latinoamericano, ha servido para definir y justificar muchas cosas.  La Autonomía ha sido ubicada en esa tierra de nadie, que va entre el mito y la realidad y en donde se pretende una permisibilidad absoluta.  En verdad el concepto de Autonomía expresa una realidad histórica cambiante, ella es un medio y no un fin en sí misma.

         Sus antecedentes lejanos se encuentran en los orígenes mismos de la Universidad medieval.  Fue un privilegio (privata lex) otorgado a las Universidades para garantizarles el logro de sus fines específicos.  En Latinoamérica, este privilegio que concede el Estado, fue conquistado en su versión actual, a raíz del movimiento universitario de Córdoba.  Fue la respuesta de la juventud y las clases medias incipientes, a la barbarie social y a las tiranías políticas que asolaban a nuestros países.  De allí que el contenido primario de la Autonomía sea de orden político, como expresión concreta de la lucha antidictatorial.  En la misma medida que nuestras sociedades se han ido modernizando y democratizando, la Autonomía ha ido privilegiando sus contenidos de tipo académico y socio-cultural.

         En el caso venezolano, una vez recuperada la Autonomía, a raíz del 23 de Enero de 1958, ésta ha vivido diversas contingencias, impulsadas por sus relaciones siempre conflictivas, con el Estado.

         En un Estado de Derecho, la Autonomía al no poder ser eliminada, trata de ser domesticada, como mecanismo de control, de las siempre díscolas y protestatarias universidades autónomas.  La domesticación ha sido progresiva, gracias a la total dependencia económica de las Universidades con respecto al presupuesto nacional.

En Latinoamérica, la Autonomía es el termómetro por excelencia de la salud universitaria y democrática, y el tipo de sociedad que somos y el tipo de Estado que tenemos.  El enfrentamiento con el poder político es inevitable y necesario, está en los orígenes de la Universidad y en el desarrollo histórico de la misma, especialmente en América Latina y Venezuela.  Poder y cultura son antagónicos por definición, el primero existe para reprimir, controlar y administrar, mientras que la cultura por definición es libertaria y creadora y necesariamente tiene que ser crítica y utópica; mientras los unos administran y se benefician del presente, las Universidades y la cultura crean el futuro y posibilitan la utopía.

         Como observaba Nietsche, Estado y Cultura viven en permanente oposición radical. La Universidad nace signada por el conflicto, fue campo de batalla del enfrentamiento de la Monarquía y el Papado y por más de tres siglos en sus aulas, cátedras y claustros se vivió el conflicto entre fe y ciencia, tan decisivo en la aparición del mundo contemporáneo.  La Universidad ha sido palestra del combate político, ideológico y doctrinario y así ha sido siempre en América Latina y Venezuela.

         El poder siempre ha tratado de controlar y domesticar a la Universidad y en muchas ocasiones lo ha logrado, pero nunca de manera definitiva y permanente.  Para dictadores y tiranos es su obsesión principal.  Los gobiernos democráticos cíclicamente sufren la misma tentación de amordazamiento y domesticación de las Universidades, Napoleón institucionalizó esta política y con la creación de la llamada Universidad Napoleónica creó todo un modelo de subordinación de la Universidad al Estado aunque tuvo el mérito de vincular orgánicamente a la Universidad con las necesidades de la nación.  Y este es el conflicto fundamental de nuestro tiempo: la subordinación al gobierno o la lealtad a la nación.

         De las tres instituciones medievales vigentes: Iglesia Católica, Fuerzas Armadas y Universidad; las dos primeras han definido de manera clara su situación con respecto al Estado, no así las Universidades.  A las primeras se les respeta y halaga, a la Universidad se hostiga y acorrala, porque los gobernantes inconscientemente le temen.  Ya lo expresaba Metternich en 1819: “Yo nunca he temido que las revoluciones puedan generarse en las Universidades, pero si el mal no es extirpado, saldrá de ellas toda una generación de revolucionarios”.

         Y así ha sido en América Latina, especialmente a partir de 1918, con la Reforma Universitaria de Córdoba, la Universidad asume plenamente su papel político y su misión histórica: convertirse en agente del cambio social.
En esta perspectiva la Universidad debe ser nuevamente pensada como totalidad trascendente, como institución al servicio de una “paideia”, es decir, como lo que es de origen: una “Universitas”, una institución al servicio de una idea del hombre y de la sociedad (3).

         De acuerdo a la Asociación Internacional de Universidades, en sus reuniones de Nueva Delhi (1962), Cambridge (1963), Moscú (1964), y Tokio (1965); la Autonomía estaría definida:

1)    Por el derecho a seleccionar las Universidades, su personal a todos los niveles, autoridades, profesores, empleados y obreros.
2)    Por la selección de sus estudiantes, con criterios libres y amplios.
3)    Por la autonomía curricular, docente y administrativa así como por el otorgamiento de títulos.
4)    Por la capacidad plena para determinar el tipo de investigación que se quiere hacer.
5)    Por la autonomía para distribuir y administrar los recursos financieros y de cualquier otro tipo.

De acuerdo a lo anterior, la Autonomía implica, el autogobierno y una amplia independencia académica y administrativa.

No es el caso analizar en detalle todos estos puntos pero sí es importante constatar una vez más la amplitud conceptual y la problematicidad de la Autonomía, sus contenidos políticos y académicos así como su conflictualidad estructural con respecto al Estado.

         No puede darse una comprensión de la Autonomía sin tomar en cuenta su historicidad, el tipo de Universidad que se pretende y el modelo de sociedad que somos y que queremos llegar a ser.

            Juan Pablo II nos lo recuerda acertadamente cuando dice: “La Universidad en cuanto Universidad es una comunidad académica, que de modo riguroso y crítico, contribuye a la tutela y desarrollo de la dignidad humana y de la herencia cultural mediante la investigación, la enseñanza y los diversos servicios ofrecidos a las comunidades locales, nacionales e internacionales.  Ella goza de aquella autonomía institucional que es necesaria para cumplir sus funciones eficazmente y garantiza a sus miembros la libertad académica, salvaguardando los derechos de la persona y de la comunidad dentro de las exigencias de la verdad y del bien común”.


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(3) Lombardi, Angel  “La Catedral de Papel”, p. 39 y  62, 1993.

         Los tiempos que corren no son fáciles, en el ámbito económico y social se han alcanzado niveles nunca antes vistos, con indicadores catastróficos solo equiparables a nuestras épocas más oscuras y violentas.

         En el plano político es ya evidente la tentación autoritaria y antidemocrática presente en el gobierno, una verdadera dictadura constitucional, enmarcada en nuestra tradición histórica de Constituciones como traje a la medida del autócrata de turno.

         Lamentablemente la reforma universitaria, siendo tan urgente y necesaria, pasa a un segundo lugar frente al cerco económico y el acoso político a que son sometidas las Universidades.  Ello no puede ni debe continuar.  Una vez más combatir por la autonomía es combatir por la democracia, en esta dramática historia cíclica nuestra.

         La Universidad de Carabobo, es centenaria y conoce de estas cosas, pero como hija de la democracia no permitirá que ésta perezca. Este es el combate al cual estamos convocados, una vez más, todos los universitarios por la autonomía plena y la democracia real y efectiva, en un marco de tolerancia y pluralismo, de respeto y oportunidades para todos.



lunes, 11 de junio de 2007

Los nietos de la democracia


No creo que exista una “ley” generacional para explicar la historia, como creía el filósofo español José Ortega y Gasset; pero no hay duda que en cada época, a los jóvenes, de manera genérica, les toca la responsabilidad en la inevitable y necesaria “circulación de las elites”, según el decir del sociólogo italiano Wilfredo Pareto.
Si además de jóvenes son estudiantes universitarios, la responsabilidad es mucho mayor, por aquello que cantaba Violeta Parra, poetisa y cantautora chilena, “de ser levadura de la tierra” y dueños de la aurora y el amanecer y albaceas del futuro y de nuestros sueños y esperanzas.
En el caso venezolano, los estudiantes de 1928, insurgieron contra la tiranía militar de Juan Vicente Gómez, presos y derrotados en el momento, terminaron triunfando y gobernaron la vida política del país por más de 40 años.
El otro momento estelar fue en 1957, en donde los estudiantes universitarios de la época, terminaron siendo el punto de convergencia de toda la resistencia y oposición a la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez, acontecimiento político que permitió el amanecer democrático del 23 de enero de 1958. Todo esto, que es historia venezolana, se ha repetido en América Latina y en el mundo de manera reiterada y son emblemáticos al respecto el movimiento estudiantil de 1918, en Córdoba, Argentina y los acontecimientos de Tlatelolco de 1968, en México y los de la plaza de Tiananmen, en China, para no hablar del Mayo Francés de 1968, que definió y marcó toda una época. El estudiante, por definición, tiene la intuición del futuro y la vocación libertaria y democrática.
En la actual coyuntura venezolana, un hecho fortuito y en perspectiva grave pero políticamente no tan importante como es el cierre de RCTV, desata todo un movimiento estudiantil, básicamente espontáneo y plural, que rechaza el cierre y las amenazas contra la libertad de expresión, pero que termina planteándose el tema de la libertad y la democracia y su rechazo absoluto a todo intento dictatorial y totalitario en nuestro país, así que con Violeta Parra decimos:
¡Que vivan los estudiantes,jardín de alegrías!Son aves que no se asustande animal ni policía,y no le asustan las balasni el ladrar de la jauría.
Igual comparto la lúcida y precisa opinión del respetable y auténtico revolucionario, Domingo Alberto Rangel, en artículo publicado el día 7 de junio en el diario El Mundo, de Caracas: “en la Venezuela de los últimos cien años, el contrario dialéctico de los militares fueron siempre los estudiantes. Como si la historia estuviera llena de impaciencia, los puso ahora en la calle. ¿Va a repetirse la historia de 1928, cuando el país aterrorizado por Gómez encontró en ellos sus combatientes de vanguardia?

lunes, 4 de junio de 2007

Comunicación y Diálogo


No hay tarea más urgente que evitar una dictadura, para ello es necesario e imprescindible superar la polarización y el sectarismo del gobierno y de la oposición, la mayoría nacional quiere comunicación y diálogo, hay que generar un verdadero movimiento por la unidad de todos los venezolanos.
Los sectores oficialistas tienen que entender que han recibido un mandato de gobierno limitado y temporal, no pueden seguir hablando de hegemonía y reelección indefinida. La oposición tiene que asumir su papel crítico pero constructivo y respetar los lapsos legales para los cuales fueron electos los diversos magistrados y en particular el Sr. Presidente de la República.
Ambas partes, gobierno y oposición, tienen que entender que no hay otro camino que el electoral, pero para ello, hay que garantizar un CNE imparcial, equilibrado y transparente.
Es importante que la gente se organice, sin importar por quien simpatizan. Que los partidos políticos se reconstituyan, viejos y nuevos, con democracia interna y renovación permanente de sus dirigentes.
Todos tenemos que aportar para lograr una economía sana y en crecimiento, por una sociedad más armónica y equilibrada en oportunidades y posibilidades. Todos tenemos el mismo derecho al estudio, al trabajo, a la salud, alimentación y vivienda.
La democracia nos obliga a todos y el país nos necesita a todos.

lunes, 28 de mayo de 2007

La banalización de la información

Uno de los mayores dramas de la cultura de nuestro tiempo es la cantidad de información que recibimos y no procesamos adecuadamente; por desinterés o por falta de formación y también por ciertos escritores y periodistas irresponsables que opinan sin saber o respondiendo a intereses personales, subalternos e interesados. Todo lo anterior viene al caso por los últimos acontecimientos políticos electorales en América Latina y su apresurada interpretación, veamos algunos ejemplos.
Chávez, el enemigo de Bush, y del imperio, mantiene sus negocios con los E.U. y los incrementa como nunca antes y además con los bonos argentinos, que compra como un bobo, ayuda a que este país siga siendo un fiel pagador del imperio. El eje: Cuba- Bolivia- Nicaragua- Ecuador- Venezuela, sólo existe en la afiebrada cabeza tropical del “líder”.
Tratemos de verlo de otra manera: Cuba, gobernada por un fantasma, a su régimen le queda poco tiempo, antes de desmoronarse, o pragmáticamente negociar su sobrevivencia, con el “imperio” y los “gusanos” de Miami.
En Nicaragua va a pasar otro tanto, Ortega, como Betancourt en su 2do gobierno, dejará atrás su “radicalismo” y negociará el gobierno y sus políticas; de hecho su principal aliado electoral y que le garantizó el triunfo, fue el expresidente Alemán, acusado de corrupción.
En Bolivia, Evo Morales, le seguirá sacando “ayudas” de todo tipo al despilfarrador venezolano; negociará con el Mercosur y E.U. y seguirá trabajando por el Pacto Andino. El resto de su tiempo, talento y energía lo dedicará a la sobrevivencia de su gobierno (los últimos 3 presidentes no lograron culminar su mandato).
En Ecuador y con Correa, no hay que equivocarse, tiene todo el Congreso en contra y su primera prioridad es sobrevivir políticamente; en lo demás tratará de cumplir con sus promesas electorales, y ello lo obliga a la prudencia y al pragmatismo, de no hacerlo, no va a durar en la Presidencia.
Correa, quien estudió con los salesianos y se formó a nivel de postgrado en Universidades Católicas de E.U. y Bélgica, basa su prédica en la Doctrina Social de la Iglesia y de hecho se le puede ubicar, simplísticamente, como un católico comprometido o un cristiano de izquierda. Por todo lo anterior es una incógnita y hay que esperar a los hechos y medir realmente el “influjo” de Chávez y el alineamiento con sus políticas improvisadas y superficiales. Su reingreso a la OPEP y su anuncio de no renovar en el 2009 el permiso a la base militar norteamericana, en manta, más que actos revolucionarios, hay que entenderlos como el ejercicio de un sano y lógico nacionalismo.
En conclusión, creo que Chávez está absolutamente solo, “el llanero solitario”, cuando se dé cuenta, no lo va a creer, pero será demasiado tarde para él; lamentablemente en el camino habremos sacrificado demasiados intereses nacionales en aras de esta fantasiosa revolución.

lunes, 21 de mayo de 2007

Pensar a Chávez, ¿un sueño convertido en pesadilla?

Chávez es un personaje que se entiende si se asume como venido del fondo de la historia nacional; una historia nacional concebida, fundamentalmente, como un cuartel y como propia de una sociedad cuya mayoría le tiene miedo a la libertad que implica asumir decisiones y responsabilidades, y que se instala cómodamente en su “biología y en sus necesidades” para vivir como sociedad parásita, delegando en el “caudillo” las decisiones y el poder. Pero, igualmente, Chávez lidera un proyecto autoritario-totalitario propio del siglo XX, en el cual la “ideología” se convierte en la religión dominante y lo pretende manejar todo: las vidas individuales, el destino colectivo, la política y la economía, incluidas. ¿Lo logrará?, ¿cómo evitarlo?
La historia es dinámica y todo puede suceder y cambiar. Lo cierto es que Chávez se consolida en el poder y consolida su proyecto autoritario-totalitario sin ocultarlo. A Chávez le hemos subestimado y ése ha sido el principal error de quienes se le han opuesto; el “clon” ha ocultado eficazmente al político astuto, intuitivo y sin escrúpulos que siempre ha sido.
El proyecto autoritario-totalitario de Chávez tiene con qué implantarse: en primer lugar, con el apoyo popular y con la chequera petrolera (lo uno depende de lo otro); al igual que, a nivel internacional, el oportunismo económico de muchos gobiernos; y, en segundo lugar, con dos modelos político-ideológicos reales, absolutamente eficaces en el control y en la represión interna, y con el suficiente pragmatismo para convivir con el capitalismo, como lo son la apertura cubana de los noventa y el oportunismo chino (con su fórmula un Estado, dos sistemas).
No veo descabellado a un Chávez —oportunista y pragmático, pero ubicado ideológicamente— que asume el modelo cubano-chino a la venezolana. ¿Cómo evitarlo y garantizar nuestra democracia y nuestro desarrollo como una sociedad abierta? Ésta es la gran interrogante que debemos responder de manera realista e inteligente quienes nos oponemos al proyecto autoritario-totalitario en curso.

lunes, 14 de mayo de 2007

Dictaduras dinásticas

Maquiavelo hablaba del asalto al poder y la conservación del mismo. Todo monarca quiere perpetuarse dinásticamente y en consecuencia, en la mayoría de los casos el poder y el gobierno se heredan. Con la democracia y el sistema político moderno, tanto en la teoría como en la práctica, esto no es así: el poder y el gobierno son temporales, limitados y alternativos.
En el Mundo Moderno, a pesar de lo anterior, ciertos regímenes autoritarios-totalitarios (A-T) han pretendido perpetuarse hereditariamente, así fue en la Nicaragua de los Somoza; en la Haití de los Duvalier; y la República Dominicana de Trujillo. Así es en Corea de Norte con Kim il Sung y su hijo; en Siria con Assad y su hijo; en Libia con Khaddafy (37 años en el poder); Cuba con Fidel (48 años en el poder) y su hermano Raúl designado heredero. Esta anomalía antimoderna y antidemocrática pareciera estar amenazándonos en Venezuela con un proyecto personal de poder hasta el 2030 (por ahora). Indistintamente de nuestra simpatía y apoyo a Chávez, su perpetuación en el poder no le conviene, ni a sus partidarios, y mucho menos a Venezuela.
Todo poder (y más si es personalizado), demasiado prolongado se deteriora y corrompe a toda una sociedad. La necesaria e inevitable “circulación de élites” y alternancia en el poder, al ser cancelada u obstruida, entroniza el miedo y la corrupción como principales instrumentos de gobierno y supremacía, y esto termina arruinando y degradando a un país, por varias generaciones. Quisiéramos confiar en la sensatez del propio presidente y su movimiento político para no mancillar la constitución con una reforma absolutamente antihistórica. Un gobernante, cualquier gobernante, sólo es bueno para un período y una reelección inmediata y mientras más corto el período mejor (4 + 4 o 5 + 5). En mi caso me pronuncio por un solo período, sin reelección de ningún tipo (de 5 años o 6 años).
Un gobierno autoritario- totalitario (A-T) y una dictadura-dinástica (D-D) sería negarnos a nosotros mismos el futuro que merecemos de cara al siglo XXI.

lunes, 7 de mayo de 2007

Un Fantasma Gobierna Cuba

Fidel Castro es un fantasma absolutamente necrofílico; un verdadero vampiro, ha vivido de la muerte y para la muerte. Secuestró por casi medio siglo a todo un pueblo, con una consigna que es como una lápida y un epitafio “patria o muerte”. Su régimen mató a miles de cubanos y exilió a más de 3 millones. Se apoderó de la muerte y de la sangre de Martí, Camilo Cienfuego y el “Ché” y como herencia deja a un pueblo arruinado y miserable. Este antihéroe de nuestro tiempo, en su agonía, se nos muestra con su verdadero rostro, un cadáver listo para ser embalsamado; otra ironía de la historia. Ojala hayamos aprendido la lección, en especial los cubanos y los latinoamericanos tan prestos a extraviarnos detrás del Mesías y a ser secuestrados por el amo del poder.
El mundo intelectual, especialmente el europeo y en particular el francés, también tienen su cuota de responsabilidad en este extravió de la historia. Es muy sabroso hacer la revolución desde los “café” parisinos; que los muertos los pongan los otros, nuestros pueblos pobres y atrasados.
Fidel, el héroe romántico, fabricado por la izquierda europea y el New York Times, debió morir en 1969, en plena “revolución cultural y contracultural” en ese momento era el “rebelde” necesario frente a un mundo conformista, atenazado por la guerra fría, el azar o el destino quiso que fuera el Ché, icono mártir de esa época quien encarna al “rebelde” siempre joven; hoy este pobre viejo que agoniza es otro más en nuestra galería de fantasmas o demonios de nuestra historia.
Los venezolanos debemos mirarnos en este espejo; perder 50 años de nuestra historia sería imperdonable para nuestra generación, detrás de una “ilusoria” revolución que lo único que significa es el hambre de poder de un individuo que se cree, él también, un Mesías.

lunes, 30 de abril de 2007

Un nuevo proyecto nacional

Definitivamente el ciclo histórico del sigo XX venezolano se agotó con el propio siglo. 1936, 1945, 1958 ya es prehistoria; Betancourt se pierde en las brumas de la memoria colectiva, igual que J.V. Gómez. El siglo XIX apenas se recuerda y Bolívar es una presencia simbólica e ideológica de un tiempo venezolano en donde pasado-presente-futuro, se superponen y confunden. El actual gobierno, con pretensiones de régimen, que se inició en 1999, luce agotado y cada vez más ilegítimo por las farsas electorales que ha montado y el secuestro de casi todas las instituciones y poderes. De cara al futuro y como consecuencia del último sainete electoral (3D-06) el país urge a la oposición a reagruparse en torno a un nuevo proyecto nacional; que reivindique las conquistas democráticas del siglo XX y le dé un contenido social, verdaderamente moderno. Distribuir de manera irresponsable y corrupta la cuantiosa renta petrolera no es ninguna acción de gobierno progresista; prometer ilusiones e ilusionar a la gente, especialmente a los que vienen en permanente necesidad, no es ninguna política de Estado; es más de lo mismo; lo peor de la 4ta reproducido en abundancia en la 5ta. Entonces de lo que se trata es de elaborar un nuevo proyecto nacional, amplio, moderno, plural, democrático, a eso está llamada la oposición democrática y también sectores democráticos del gobierno.
La historia nos habla de un proceso político, siempre traumático y que vive de fracturas; ojala logremos rescatar el sentido evolutivo y progresista de la acción política.
Necesitamos reconstituir partidos y liderazgos y elaborar con sentido creativo un plan nacional consensuado, en el corto, mediano y largo plazo, que nos permita superar de manera definitiva nuestra perversa dependencia de la renta petrolera.
Hay que acceder definitivamente a la plena modernidad; a lo que significa hoy un país y una sociedad moderna y desarrollada.

lunes, 23 de abril de 2007

La irracionalidad derrotada

La historia, a pesar de todo, tiende a ser racional.
Regímenes irracionales, como el de Corea del Norte y el de Irán, son obligados a la racionalidad, por las buenas o por las malas. El primero ya lo entendió; falta el segundo. Existe como una física del poder, que siempre termina por imponerse. La política internacional la imponen los “grandes” y siempre ha sido así. Sólo un insensato “tropical” lleno de petrodólares, no lo ha entendido, hasta que la cruda realidad de los hechos, se imponga.
El imperio “contraataca” y lo hace con éxito y lo hace con su arma más poderosa, la economía.
Hace negocios con Brasil, utilizando el etanol; beneficia a Uruguay, con ayudas y ventajas comerciales y con el resto del continente sigue demostrando que es el socio principal en este “negocio” que no es otra cosa la política exterior.
El “llanero solitario” sigue en su camino suicida y sin retorno, apostando a una satrapia del Caribe, política y económicamente fracasada y a dos países, como son Siria e Irán con una dictadura dinástica la primera y una anacrónica teocracia la segunda.
Su política de “regalos” se derrumba; mientras Rusia nos vende armas y China se declara capitalista sin retorno, con su apuesta por la propiedad privada, el mercado y el libre comercio. Sólo el iluso no logra darse cuenta de la realidad. Con su Asamblea ociosa y soñolienta; con las instituciones del poder público secuestrado y un país que empieza a despertar de su letargo y complicidad. Prometer y hablar ya no es suficiente.
Los sueños, sueños son, Miraflores no se convirtió en sede universitaria ni la Casona en escuela; como irresponsablemente se prometió. La economía del pueblo no está bien, aunque la de la “boliburguesia” marcha muy bien.
La deslegitimación progresiva del régimen es evidente e inocultable; con todo y la avasallante propaganda y el caricaturesco culto a la personalidad.
La historia no es irracional, aunque de tanto en tanto ciertos individuos, sucesos y acontecimientos nos inviten a pensar lo contrario, por aquello de la racionalidad de la irracionalidad”. El tiempo pasa y el país se mueve.

lunes, 16 de abril de 2007

Cuando fracasa un Presidente


“Sólo yo puedo gobernar este país” frase del Presidente Chávez que denota una vanidad enfermiza y una desconsideración total hacia el resto de los venezolanos. El Presidente está equivocado, si algo es intercambiable y sustituible son los liderazgos, a menos que sigamos creyendo en esa tontería teórica del “líder carismático” como si de religión se tratara. Estamos situados en lo social concreto, en la economía y en la política y aquí lo que se necesita es lo que funciona y resuelva problemas. En este sentido el Presidente se extravió y perdió su oportunidad. Venezuela sigue acumulando y multiplicando pobres. La calidad de vida del venezolano común es baja y precaria: desempleo, inseguridad y servicios deplorables. El “asistencialismo” de las “misiones” es un paliativo no una solución. Son “planes de emergencia” y la pregunta es: ¿hasta cuándo esta emergencia que dura ya ocho años largos, y en plena bonanza petrolera?
El Presidente se equivocó y está fracasando. Su articulación exitosa con la sociedad venezolana de 1998 ya no existe. El líder emergente que era democrático y popular ya no existe. Hoy lo que vemos es un líder que habla mucho y hace poco, aburguesado en trajes y kilos, sigue empeñado en una política suicida; tonto útil de diversos gobiernos que se aprovechan; su política económica nos lleva al despeñadero y su política social, necesaria y oportuna, naufraga en la ineficiencia y la corrupción.
Los pueblos cometen errores pero si se equivocan no se suicidan y siempre terminan cansándose de liderazgos que se agotan en sí mismos. A nadie en su sano juicio le interesa que un Presidente fracase, los costos los pagamos todos; pero frente al fracaso real sólo caben nuevos liderazgos y políticas más inteligentes y eficientes. No sólo no es verdad que sólo Chávez sirve para Presidente, sino que esta sociedad tiene miles de ciudadanos capaces de ocupar dignamente cualquier cargo, incluida la presidencia mucho más preparados y menos egolátricos que el actual habitante de Miraflores y el futuro se encargará de demostrarlo.

lunes, 9 de abril de 2007

Debate Ideológico

Sin debate ideológico no hay políticas ni avance social y económico. En Venezuela discutimos mucho pero para imponer nuestras ideas. No hay verdadero debate ni mucho menos diálogo.
El Presidente proclamó a Jesús socialista; el Padre Ugalde lo rebatió con argumentos y la respuesta fue la descalificación personal.
El socialismo siglo XXI es un debate abierto pero sin argumentos racionales. La opinión oficial s que hay que inventarlo y ya. El socialismo real y el propio Marx quedan obviados. Y así con todo, si discrepamos, somos escuálidos y golpistas. El antiimperialismo verbal de nuestro presidente es proverbial; frente a los errores y desaciertos gubernamentales, el responsable es el imperio.
En el país tenemos políticos pero no hay política. Cualquier intento de diálogo-debate sobre cualquier tema naufraga en la confrontación, en la amenaza y en la descalificación. Es urgente recuperar la política y el debate; algunos lo intenta, pero sin mucho éxito; particularmente a través de algunos medios impresos y tímidamente en algunos medios académicos.
La Iglesia particularmente ha insistido en la necesidad de diálogo, un diálogo de buena fe y sustentado en el respeto mutuo.
El país no se agota en el enfrentamiento de dos minorías gobierno-oposición; la realidad social y cultural de la gente, de la mayoría de los venezolanos, es mucho más amplia, diversa y tolerante.
Al fin de cuentas todos compartimos los mismos temores, los mismos problemas y la misma esperanza.
Frente a la escalada de precios, carestías crecientes; inseguridad y crisis en los servicios todos nos identificamos. No se trata de intereses particulares sino de intereses generales y la política y el debate ideológico trata precisamente de eso, el bien común y no el bien o el interés de una parcialidad o de una persona.

lunes, 2 de abril de 2007

El disfraz

Se dice una cosa y se hace otra, problema fundamental en nuestra sociedad, que nos vuelve cínicos, “caraduras”, irresponsables y en el fondo esquizofrénicos.
Dice el psicólogo Axel Carriles: “los dobles mensajes mantienen a las personas desorientadas y esto rompe con la función critica y no se puede diferenciar la verdad de la mentira”. Esta doble moral se traduce en un doble discurso, manipulador y perverso.
Fidel cuando se declaró comunita, confesó que siempre lo fue, pero que no podía decirlo, porque de lo contrario nunca habrían salido de la Sierra y nunca habrían tomado el poder. Utilizó a Martí como antifaz para esconder sus verdaderas intenciones.
Igual ha pasado con Bolívar; es una excusa para disimular o esconder las verdaderas intenciones.
En política es casi axiomático mentir y el más mentiroso es el más alabado: que lejos estamos de aquello de “la verdad os hará libre”. En Venezuela tenemos que convertir en valor político ser veraz y asumir nuestras responsabilidades. Más que nunca estamos urgidos de una “ética de la responsabilidad” en todos los niveles y en todo momento. Que desafortunados fueron Teodoro, Rosales y Borges cuando prometieron una victoria sin estar convencidos de ello.
Nuestro Presidente es un experto en disfraces y simulación, es un verdadero “actor” lamentablemente no estamos hablando ni de teatro, ni Tv, ni cine; sino de la dura realidad nacional que necesita líderes más auténticos y una sociedad menos cómplice y genuflexa.
Dice el mismo Axel Carriles “pícaro no se enfrenta al poder, no lo confronta, sino que simplemente se adapta al poder sin seguirlo”. Estamos viviendo la política básicamente como emoción infantil y morbosa “que se distingue por el juego del disfraz y la burla, del escándalo, del desprestigio y la descalificación” según dice el psiquiatra Luis José Uzcátegui.
Esta “revolución desde arriba” lo que pretende en el fondo es convertirnos a todos en “menores de edad”; como a la sociedad cubana, mientras el “líder” piensa y decide por nosotros, en su rol de padre y benefactor, creo que así se llamaba al tirano Trujillo y a nuestro montaraz J. V. Gómez; padre y padrote de la patria.

lunes, 26 de marzo de 2007

Dos Dictadores

La buena literatura y el buen cine nos ayudan, sin lugar a dudas, a vivir y a comprender.
Recientemente he disfrutado de dos películas “La fiesta del chivo” (Dirigida por Luis Llosa, 2006) y “El último rey de Escocia” (Dirigida por Kevin Macdonald, 2006) que recrean a dos dictadores emblemáticos, Rafael Leonidas Trujillo de República Dominicana y a Idi Amín, dictador de Uganda.
Dos épocas y dos estilos diferentes pero que iguales son ambos dictadores, egolátricos, narcisistas, llenos de complejos y resentimientos y crueles. Con el tiempo y el poder absoluto terminan completamente paranoicos y desquiciados, como aquellos emperadores romanos de la decadencia.
Ambos dictadores son de origen humilde; ambos se hacen en el ejército y ambos están dotados de una fuerte voluntad y vocación de poder y ejercen este de manera absoluta, caprichosa y arbitraria. No respetan nada ni a nadie, las leyes son de ellos, igual que las instituciones y las personas, a estas las humillan y desprecian y de manera grotesca y enfermiza se asumen mesiánicos y predestinados.
El pueblo y el país se asumen como propiedad personal y se expresan a través de ellos. Trujillo se cree República Dominicana y por eso habla de la “era Trujillo” y a la capital le cambia el nombre y la llama “Ciudad Trujillo”. Idi Amin quien hace otro tanto, Uganda es él, que vino para salvarla y redimirla.
El que se opone debe ser eliminado, porque es un mal “hijo” que se opone al “padre”. El opositor al dictador es un opositor al pueblo, u opositor al país, como si el dictador lo fuera todo, casi un Dios. Su cara está en todas partes, sus pensamientos iluminan al pueblo y su presencia amenazante agota al país y pretende llenar de miedo a todos.
Estas figuras enfermizas e infames tienden a reproducirse de tanto en tanto, cuando los pueblos se enferman y extravían, afortunadamente a historia enseña que siempre se mueren, de una u otra forma y sus nefastos regímenes quedan como un mal recuerdo en la memoria colectiva.


Idi Amin quien, llegó a lo caricaturesco en su insania, con su pueblo hambriento y pobre, tuvo la ocurrencia de ayudar a otros países y a la próspera Inglaterra le envió tres toneladas de alimentos de ayuda; no hay duda que la locura no tiene límites y menos en estos ególatras, que llegan a creerse eternos y superiores, Yo el Supremo, la novela de Roa Bastos es un buen título para terminar este artículo sobre las dictaduras, el cine y la literatura.

lunes, 19 de marzo de 2007

La Mascarada Electoral


Las elecciones o el acto electoral han llegado a simbolizar la esencia de la democracia, ya que es el mecanismo a través del cual la sociedad se expresa y pronuncia sobre su sistema político y el gobierno que desea. Pero como ya lo apuntaba Aristóteles, todo sistema político puede corromperse y convertirse en su contrario y es lo que ha pasado en las llamadas dictaduras electorales y constitucionales; que es cuando un pueblo se corrompe y es manipulado desde el poder para que este se trate de perpetuar a través de medios pseudos-legales y pseudos-constitucionales.
Se arreglan las leyes y la constitución a conveniencia del amo del poder o de la élite dominante, y sobre un manto de aparente legalidad, un tirano o un gobierno despótico, somete a todo un pueblo a largos periodos de despotismo y silencio y mucha gente por temor o conveniencia lo acepta en un proceso de degradación colectiva cuyos efectos perversos se dejan sentir por mucho tiempo.
Estos tiempos oscuros son como enfermedades endémicas que tienden a repetirse y pobre pueblo y desgraciada generación que le toca sufrir esta desventura; afortunadamente la historia es fluida y en permanente proceso de cambio y estos regímenes tiránicos, tarde o temprano, caen y desaparecen, especialmente cuando la misma sociedad que los genera y engendra se da cuenta que se le está robando el futuro y el costo que se está pagando, en atraso e indignidad es muy alto. Como ninguna sociedad quiere suicidarse, terminan por sacudirse al tirano que antes habrían entronizado y adorado.
En Venezuela hemos tenido muchas elecciones y el pueblo venezolano llegó a creer en ellas; hoy por hoy ya no es así; han sido tantos los fraudes y trampas electorales; practicados tanto en la 4ta como en la 5ta; que hoy el desencanto es bastante general; especialmente en los dos últimos procesos con la fuerte presunción de fraude electoral por vía electrónica; que el ganador podía anticipar los resultados casi con precisión matemática.
Confiamos que en algún momento los venezolanos podamos recuperar la confianza en los procesos electorales, ello es indispensable para recuperar la confianza en la democracia. No va a ser fácil pero la democracia tendrá que recuperarse en algún momento como garantía de que estamos en el siglo XXI y no en tiempos anacrónicos superados por la historia; en donde un individuo pretende imponerle su voluntad a todos y perpetuarse en el poder, encerrando el pensamiento y la libertad en un espacio cerrado sellado por el miedo y la indignidad.
Las dictaduras electorales y constitucionales pueden tener una legalidad formal pero no son legítimas y en los sistemas políticos modernos, la legitimidad puede llegar a ser más importante que la legalidad, sustentada ésta en la fuerza del que domina.

lunes, 12 de marzo de 2007

América Latina 2007, II parte

Una época termina y comienza, como siempre sucede en la historia, simbolizada en la agonía de Fidel Castro y Augusto Pinochet; ideológicamente situados en las antípodas del espectro político, pero que parecidos en su concepción autoritaria-totalitaria de poder, absolutamente antidemocrática.En la actualidad, a la “izquierda” latinoamericana, diversa y diferente, como siempre hay que juzgarla por sus actos; desde un Lula y una Bacheletet, modernos, moderados y progresistas, hasta un Chávez, con su “revolución” verbal y su histrionismo desafiante y envalentonado, gracias a la chequera petrolera.
Evo Morales, Ortega y Correa, hay que esperar no tanto a lo que dicen, sino a sus actos. A nivel retórico todos son nacionalistas-antimperialistas, lo que en sí mismo no es tan malo, unos más que otros, populistas y demagogos y a nivel económico, no podía ser de otra manera, pragmáticos, con una fuerte tendencia al capitalismo de Estado.
La economía es una ciencia difícil y compleja y se juzga por sus resultados, en términos reales de crecimiento, desarrollo, redistribución y bienestar general; a la hora de la verdad, es lo que define el destino político de un gobernante, de su gobierno y del régimen. De acuerdo a este parámetro, Cuba es un desastre y Venezuela va por el mismo camino. Resulta paradójico observar como se gobierna en nombre de los pobres mientras aumentan el número de pobres. En la Unión Soviética, esta paradoja, no resuelta, acabó con el régimen; lo que empujó a los chinos, siempre pragmáticos en su tradición a idear su Estado con dos sistemas: totalitarios en política, capitalistas en su economía. El reto para la “izquierda” moderna es reconciliar libertad con justicia social; democracia con desarrollo. La historia continua, abierta, retadora y estimulante.
El camino hacia la libertad nunca se agota, igual que la lucha por la igualdad, la fraternidad, la paz y el bienestar; entre los seres humanos. El programa declarativo de 1789 sigue marcando el proceso político e histórico contemporáneo.

lunes, 5 de marzo de 2007

América Latina 2007, I parte

El análisis coyuntural, en tiempo mediático, tiene la dificultad de la urgencia y el corto plazo, además de los prejuicios, emociones e intereses del analista; todos elementos mortales para el análisis histórico.
Recuperada la visión de mediano y largo plazo, sin desestimar lo coyuntural; apreciamos en América Latina, un siglo XX, que ya puede ser interpretado, y esta primera década en proceso con signos y señales que permiten identificar fuerzas y tendencias con sus debilidades y fortalezas.
Nuestro tiempo histórico está signado por la aspiración universal a la democracia y al bienestar, cada país puede y debe ser evaluado al respecto y con ello las conductas colectivas, el comportamiento de las élites y los gobiernos.
A nivel teórico, casi todo está dicho con respecto a la teoría democrática, el desarrollo y el bienestar general; pero es en la “práctica”, en la realidad, donde la teoría se pone a prueba. América Latina en el siglo XX se debatió entre democracia y dictadura, reforma o revolución, el balance democrático y reformista tiende a ser positivo, aunque no suficientemente. No hemos superado las tentaciones autoritarias y totalitarias; Fidel Castro y Hugo Chávez son un buen ejemplo y el combate a la pobreza; el atraso y el subdesarrollo no termina de ganarse. A medio camino entre la modernidad y la premodernidad, América Latina vive tiempos históricos simultáneos y en conflicto y el proceso político es expresión cabal de ello.
En las décadas finales del siglo, tuvimos muy presente la respuesta dictatorial a nuestros problemas y reformismo timorato, que estancó nuestras economías e hizo aumentar la pobreza. Nuestras democracias, eran democracias débiles e ineficientes, que beneficiaron sólo a una minoría de nuestra población, de allí que la respuesta de “izquierda” no se hizo esperar: en 1998, los venezolanos eligen a Chávez; en el 2000 Chile elije a Ricardo Lagos; en el 2002 se elije a Lula en Brasil; en el 2003 a Kischner; en el 2004 a Tabaré Vásquez en Uruguay y en el 2006 se elije a Evo Morales en Bolivia; a Alan García en Perú; a Correa en Ecuador; a Ortega en Nicaragua; por 2ª vez, aunque no consecutivo a su 1º mandato y se reelige a Lula y a M. Bachelet, como sucesora política e ideológica de Lagos. Las excepciones fueron México, con Calderón, que le ganó a López Obrador, por un margen muy estrecho, que este consideró fraudulento y Colombia que reelige a Álvaro Uribe, comprensible por la guerra que allí existe y Paraguay que sigue anclado en su partidocracia tradicional, es decir, la “izquierda” cubre el continente, pero no cometamos el error de confundirlos.