domingo, 27 de junio de 2010

Necesidad de un gran acuerdo nacional

Sin lugar a dudas este es un gobierno cercano a su fin, tanto por el desastre nacional que ha provocado como por la agenda electoral que posibilita un mayor equilibrio político a nivel de la Asamblea Nacional y una posible victoria electoral en el 2012 sobre las bases de una recuperación plena de la Constitución y la Democracia enmarcado en un gran acuerdo nacional de gobernabilidad. El país está urgido de una salida política, para ello la ruta electoral es insustituible aunque no única tal como lo establece la propia Constitución.
El 26 de septiembre de 2010 es una fecha altamente propicia para recuperar el impulso democrático de nuestra sociedad al elegir una Asamblea Nacional plural y equilibrada, que permita legislar para todo el país, así como ejercer a plenitud el poder contralor necesario.
Si el presidente fuera un demócrata no debería sentirse amenazado por este proceso electoral y con un eventual triunfo de la oposición. Su suerte política se va a dirimir electoralmente en el 2012 con el resultado previsible de un voto castigo a tanto desgobierno y además como expresión de un cansancio colectivo frente a una retórica guerrerista y siempre amenazante. Los pueblos son indulgentes, a veces tienen memoria corta pero no perdonan el mal gobierno especialmente cuando la capacidad de crear ilusión y esperanza por parte del gobernante no puede ser confrontado con la realidad.
La idea no es destruir políticamente a nadie sino simplemente recuperar nuestra condición de república democrática con una Constitución respetada y acatada por todos y unas instituciones despartidizadas al servicio de toda la sociedad. Hay que rendir cuentas, es mucho el dinero que se ha manejado; la “regaladera” y la corrupción y el deterioro general visible en todos los ámbitos van a servir para crear y desarrollar la conciencia necesaria en una gran mayoría de ciudadanos de que al actual gobierno se le dio una oportunidad a la cual no supo honrar. Si hay una necesidad nacional es un gran acuerdo político que permita volver a tener la posibilidad de un gobierno democrático pluralista, participativo e inclusivo. No hay mejor programa que la unidad sin impunidad y la reconciliación nacional. Reconstruir nuestra sociedad no va a ser fácil pero es una tarea necesaria e ineludible, necesitamos recuperar colectivamente nuestro mejor destino como pueblo.

Ideología y política exterior

Los tiempos se aceleran, son los inevitables tiempos de la globalización y el portentoso empuje tecnocientífico que caracteriza nuestra época. La sociedades, aunque aparentemente estáticas, siempre se mueven. La economía, con sus crisis cíclicas, desestabiliza y crea incertidumbres. La política lo que hace es “somatizar” estas realidades y estos síntomas mientras que la geopolítica lo proyecta a nivel internacional en un “juego” permanente de intereses y tensiones. El mundo siempre ha vivido en conflicto y para el conflicto y no podía ser de otra manera cuando cada país se asume como un proyecto único, que pretende girar exclusivamente en torno a sus intereses materiales e ideológicos, entendible lo primero pero totalmente irracional lo segundo, ya que no hay nada más insensato que la pretensión hegemónica en torno a una verdad única que nos obliga a imponérselas a los demás como sea y de cualquier manera. Las alianzas ideológicas siempre han existido y siempre terminan en fracaso particularmente cuando entran en conflicto con los intereses nacionales de cada sociedad. Tan absurda es la pretensión de una alianza revolucionaria como puede serla la sustentada en el libre mercado, como si la afinidad o identidad ideológica puede sustituir los intereses concretos de una sociedad y de un Estado.
Los nuevos desafíos internacionales con temas o problemáticas que trascienden los estrechos marcos de las naciones y los anacrónicos nacionalismos del pasado. Paz y guerra, pobreza y desarrollo, ambiente y demografía, entre otros, dejan de ser problemas locales y nacionales y se convierten en problemas globales que tienen que ser asumidos con criterios globales que trasciendan en mucho los simples egoísmos nacionales, así como las limitaciones ideológicas de un determinado gobierno. Estos pasan, los Estados quedan por tiempos relativamente largos y el desafío es cómo conciliar estos intereses particulares con intereses de interés general para la humanidad sustentado en un planteamiento menos egoísta y más solidario tanto de la política como de la economía. La relaciones internacionales no pueden sustentarse ni en los egoísmos nacionales ni en los fundamentalismos ideológicos. Las nuevas, complejas y desafiantes realidades nos obligan a trascender nuestra propia experiencia histórica, así como nuestro horizontes mentales tradicionales. De lo que se trata es de humanizar la globalización en aras de una mayor reciprocidad internacional a pesar de las desigualdades geopolíticas existentes.

martes, 15 de junio de 2010

“La economía tocó fondo”

Esta frase se le atribuye al diputado Ricardo Sanguino, presidente de la comisión de finanzas de la Asamblea Nacional (El Nuevo País, viernes 28-05-2010) y agregó “fue la crónica de una muerte anunciada que se vio venir con la crisis energética”. A nuestro juicio esta es una media verdad, asumida conscientemente para proteger la enorme responsabilidad presidencial y gubernamental en esta agónica y prolongada crisis económica, social, y política, que afecta a la casi totalidad de nuestra población y como siempre son los más desprotegidos socialmente los que van a recibir el mayor impacto. La demagogia y el populismo parecieran estarse agotando en la medida que no hay respuesta concreta a los problemas y estos tienden a incrementarse.
El pueblo sí tiene memoria y nadie olvida la jactancia presidencial al decir que esta crisis no nos tocaría y que estábamos blindados frente a ella. Los hechos dicen todo lo contrario, la corrupción y el despilfarro irresponsable continúan y allí están para comprobarlo el racionamiento eléctrico y la pérdida escandalosa de alimentos, por negligencia y corrupción. La Venezuela electoral no ignora ni la “Oscurana” ni a “Pudreval”.
Los “años dorados” de este gobierno pertenecen al pasado cuando la chequera petrolera lucía abultada e inagotable. Desde el 2008 para acá la economía está en un desbarrancadero aunque el gobierno sigue siendo derrochador y corrupto. Las promesas incumplidas después de 11 años explican el creciente deterioro de la imagen presidencial y la disminución progresiva de sus apoyos. La gobernabilidad es precaria y el gobierno luce sobrepasado, la crisis general es inocultable, de allí la importancia de canalizar toda esta carga de descontento y frustración hacia un proyecto político alternativo democrático, civilista y progresista y esa oportunidad no es otra que el 26 de septiembre cuando es imperativo recuperar el equilibrio institucional y garantizar el necesario pluralismo.
La oposición, en este caso el MUD, alianza exitosa de más de 30 organizaciones así como la llamada disidencia con el PPT a la cabeza deben asumir la gran responsabilidad que es recoger la insatisfacción generalizada y la construcción de un gran acuerdo nacional que permita ir delineando un gobierno alternativo merecedor o a la altura del siglo XXI.


Colombia

Nunca tuve ninguna duda sobre la elección de Santos a la presidencia de Colombia, por una razón muy sencilla, es el heredero visible de la exitosa gestión de Uribe y su política de seguridad democrática y como allá se dice la narcoguerrilla y el narcoterrorismo han sido derrotados parcialmente pero no definitivamente, y en sana lógica era esperable que el pueblo colombiano estuviera claro en sus prioridades y urgencias del momento aunque en los procesos políticos funcionan tantos imponderables que hace difícil la predictibilidad.
Una mayoría de ciudadanos colombianos demostraron su coherencia y decisión, aunque en algún momento parecía que pudiera darse un caso parecido al de Winston Churchill al finalizar la 2da guerra mundial, cuando siendo el líder indiscutible de la victoria fue derrotado electoralmente porque la mayoría sabía y entendía que era un personaje para la guerra y no para la paz.
El Presidente Álvaro Uribe, sin lugar a dudas, fue altamente eficaz y positivo para asumir y confrontar a la mayor amenaza a la estabilidad y progreso de Colombia como lo son los grupos ya citados. Los pueblos tienden a desarrollar un instinto de las realidades políticas inclusive en sus presuntas equivocaciones.
Antana Mockus y su propuesta electoral sin lugar a dudas tiene un porvenir garantizado, con su perfil civil y administrativamente exitoso. La Colombia urbana y en particular la juventud no hay duda que aspira y espera en un cercano futuro una política de desarrollo y progreso cónsono con el siglo XXI, pero mientras sigan existiendo los factores de perturbación como lo son, el narcotráfico y la narcoguerrilla es difícil que se pueda elegir un presidente que no garantice en primer lugar la plena gobernabilidad territorial así como una eficacia demostrada de control armado de la subversión y el narcotráfico.
En la segunda vuelta, sin lugar a dudas, Santos va a ampliar sus apoyos electorales y va a recibir un mandato claro y directo, pero al mismo tiempo, una advertencia y una invitación, tratar de compaginar con la política de seguridad democrática un proyecto de desarrollo sustentable e inclusivo.
El presidente venezolano fue un factor de perturbación evidente en la campaña electoral colombiana con sus interferencias e imprudencias acostumbradas y terminó siendo uno de los grandes aliados para facilitarle el triunfo a Santos. En América Latina la “amistad” política del presidente se agradece cuando viene cargada de dólares y es inconveniente cuando decide apoyar a un candidato.

sábado, 5 de junio de 2010

Los héroes también son mortales

Una sociedad debe respetar y venerar a sus ancestros, a sus ilustres cenizas, inclusive recordarlos periódicamente y honrarlos debidamente, lo que no se puede ni se debe es ponerlos a gobernar y dirigir nuestro presente y mucho menos nuestro futuro. Tanto el uno como el otro son de la absoluta responsabilidad de las generaciones presentes.
Los griegos fueron grandes cuando hicieron decender a sus dioses del Olimpo y se dieron cuenta que solo podían depender de ellos mismos y su “razón”.
Recién terminados los procesos emancipadores en el Cono Sur, se puso de moda la siguiente frase: “Los libertadores nos libertaron, ahora quien no libera de los libertadores” queriendo significar con ello que los antiguos héroes se habían convertido en su mayoría en prepotentes y abusivos amos del poder y acumulado riquezas ostentosas y malhabidas.
En lo personal tengo un profundo respeto y admiración por Andrés Bello y Simón Rodríguez, pero evidentemente se que no podemos depender de ellos para entender y lidiar con los problemas propios de nuestro tiempo y en especial la problemática educativa sin menoscabo de que muchos de sus principios educativos puedan seguir teniendo vigencia como por ejemplo, educar en valores o democratizar la educación o como expresaba Comenio, había que lograr una “Educación de todo para todos”.
No hay peor experiencia que la necrofilia gobernando el presente y mucho menos tratando de limitar o encausar el impulso vitalista de cada generación. El tiempo siempre es joven y si hay un tiempo este está hacia adelante, sin menoscabo que en términos individuales cada persona en su ancianidad pueda pensar que su mejor tiempo quedó atrás. Nunca más sabia la expresión evangélica que cada cosa tiene su tiempo y que los muertos entierren a sus muertos. Cada generación es responsable de su destino y el proceso histórico no es más que la herencia acumulativa de una sociedad en el marco de una identidad progresiva y siempre haciéndose. No solo somos lo que fuimos sino lo que vamos siendo ya que toda identidad, como toda cosa viva, es creativa y abierta.