domingo, 23 de mayo de 2010

La oposición no es toda la oposición

Entre las cosas importantes que las elecciones parlamentarias plantea es la apertura y diversificación del juego político. Hay que dejar atrás el maniqueísmo ideológico y la polarización estéril que siempre termina favoreciendo al gobierno. Que el presidente gobierno o desgobierne hasta el 2012, lo importante es adversarlo democráticamente y tratar de construir una alternativa plural y democrática inclusiva, en donde toda la sociedad se sienta expresada y representada.
La política debe ser recuperada en su diversidad y complejidad de actores. No es normal ni conveniente que la “derecha”, el “centro” o la “izquierda” se superpongan y confundan ya que cuando todos representan a todos, nadie representa a nadie. De alguna manera esa fue una de las tragedias del bipartidismo que al final entre “adecos“ y “copeyanos” no había ninguna diferencia. A pesar de lo dicho, en la coyuntura actual electoral está en el interés nacional la propuesta unitaria de la mesa de la unidad democrática así como la participación importante del llamado chavismo azul o cualquier otra manifestación de disidencia o participación diferente a la mesa de la unidad, a pesar de que el nuevo sistema electoral prácticamente hace inevitable la polarización. Una vez electa la nueva Asamblea Nacional, con una presunción fundada de un mayor equilibrio político entre a operar en pleno todas las posibilidades del pluralismo, el diálogo y la negociación, para desarrollar los acuerdos necesarios de gobernabilidad y desarrollo nacional. Estoy convencido que si se le garantiza respeto político a muchos sectores del oficialismo que han actuado de buena fe o en defensa de sus legítimos intereses y que no hayan incurrido en delito alguno, se alejarían progresivamente de un proyecto que inicialmente fue atractivo en sus discursos y propuestas pero que hoy pareciera derivar hacia una dictadura personal y un sistema totalitario.
Venezuela en el siglo XX se hizo como sociedad con una cultura democrática nada desestimable y es en ella que apuntalamos nuestra esperanzas de que este insensato proyecto de una vuelta atrás sea derrotado política e históricamente.

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