martes, 26 de noviembre de 2013

Democracia y ciudadanía

La democracia, como todas las cosas, es producto de la historia, de una larga evolución y de múltiples experiencias.  Aunque no tuviera conciencia de ello, el ser humano ha ensayado diversas formas de gobierno y de participación democrática para el autogobierno, la libertad individual y la igualdad social; y la búsqueda de la oportunidad y la riqueza es tan antigua como la misma humanidad. Está en la naturaleza humana la lucha por el bienestar y la cultura, la dignidad y la justicia, la libertad y la igualdad.
Las primeras manifestaciones institucionales concretas de la democracia -tal como la conocemos hoy, inclusive el nombre- se remontan a la Grecia clásica y concretamente a la ciudad de Atenas, su verdadera cuna. La idea democrática surge como expresión de ciudadanía. El individuo se sabe y se siente formando parte de una comunidad urbana, una comunidad política, económica y social que trasciende el grupo inmediato, tribal, clánico o familiar. La vida y los bienes de los ciudadanos estaban garantizados por la ciudad y esta y su gobierno eran responsabilidad de todos.
Es necesario aclarar que, para los griegos, la categoría “ciudadano” estaba limitada a una minoría. Son necesarios muchos siglos de evolución histórica -concretamente a partir del constitucionalismo inglés, de la Revolución Francesa de 1789, y el nacimiento de los Estados Unidos de América- para que la condición de ciudadano sea ampliada a todos los habitantes de una nación, es decir, 23 siglos después.
A pesar de sus debilidades, contradicciones e inclusive degeneraciones -como la demagogia y la anarquía- la democracia griega y en particular la ateniense fue un ensayo político exitoso. Fue una manera concreta de gobernar y, en algunos casos, adelantándose a siglos de evolución histórica, se crea un orden democrático con instituciones marcadamente populares. Este ensayo de democracia progresiva no es asumido de manera clara y efectiva ni por Roma, ni por el Medioevo cristiano, pues ambas épocas se agotaron en un autoritarismo exacerbado. 

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