La necesidad de lo no necesario; es la nueva esclavitud del consumismo del hombre- masa; un amigo lo llamaba “trapomorfismo” genético a la neurótica necesidad de desear y comprar más allá de nuestras necesidades reales. Nunca he podido entender la actitud compulsiva del “turista” que viaja para comprar ni la actitud del esclavo o esclava de la moda, cuya elección o selección lo determina una marca o un nombre.
El “hombre unidimensional” de Marcuse realmente es la versión actualizada del “hombre mediocre” de José Ingenieros es decir del individuo que le tiene miedo a su individualidad; que lo que quiere y desea es mimetizarse en la masa, es el “instinto termita” o de colmena que nos posee; la satisfacción de pertenecer al rebaño y de que todos los poderes trabajan para ello.
En el fondo el temor a nuestra propia individualidad es el temor a nuestra libertad, como decía Erich Fromm; el temor a elegir y asumir riesgos y responsabilidades es otra expresión más de nuestro egoísmo y comodidad; que otro decidan por nosotros y determinen nuestra conducta es más fácil y cómodo; es asumirse siempre como menor de edad e instintivamente negarse a usar la propia razón; la negación absoluta del “Sapere Aude” kantiano; es decir atreverse a usar la razón y ser adulto. Nietzsche decía qué cantidad de verdad estamos dispuestos a aceptar los seres humanos; pudiéramos agregar; qué cantidad de libertad estamos dispuestos a asumir y arriesgar, es decir, asumir la inevitable soledad del hombre libre, ese solitario en la muchedumbre; lleno de temores y terrores; que habita la urbe despersonalizada y violenta.
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