miércoles, 15 de octubre de 2025

ENTENDER EL CAMBIO MUNDIAL

 Para comenzar, hay que mirar con atención el "NUEVO" MAPAMUNDI. Europa ya no es el CENTRO de la Historia. El "eurocentrismo" queda como historia del pasado; la llamada historia universal se ha desplazado ya a Asia, concretamente al todavía llamado "lejano oriente".

En Asia se concentra la mayor parte de la población mundial, las manufacturas del mundo, recursos naturales importantes y el mayor dinamismo tecnológico. Cuando digo Asia, no piensen solo en China; allí están Rusia, India, Japón, Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Australia, Indonesia, toda Asia, incluida la que seguimos llamando Asia Central y Medio Oriente o Cercano Oriente, es decir, Pakistán, Irán, Turquía, Israel y los llamados países del Golfo petrolero.

En la misma perspectiva de "novedad" está el Continente Americano en su totalidad: la primera potencia mundial todavía, y por ahora, los Estados Unidos y NOSOTROS, este multiforme subcontinente que simplificamos al llamarlo indebidamente AMÉRICA LATINA o LATINOAMÉRICA, invento francés del siglo XIX y que han popularizado los medios de comunicación y el uso.

La AMÉRICA NO ESTADOUNIDENSE es heterogénea y multiforme, que el pensamiento infantil de la ignorancia se empeña en seguir generalizando y no identificar en sus particularidades.

El futuro ya llegó y está en acelerado desarrollo, y como siempre ha sucedido en la historia, unos países lideran desde la locomotora educativa, tecno-científica, económica, social, política y geopolítica. Otros países van en la primera, segunda, tercera locomotora y otros muchos en los vagones y furgones de cola. Cada lector puede hacer su lista y ubicación, de acuerdo a su gusto.

La historia es CAMBIO por definición; lo que sucede es que hay tiempos "rápidos" y tiempos "lentos". La historia es continuidad y, cada tanto tiempo, ocurren "discontinuidades". La historia es caos y orden, orden y caos, estabilidad y crisis, y viceversa. Esto no funciona sincrónicamente, sino de manera asincrónica, y así, cada país tiene sus "tiempos", y el orden geopolítico global, igual.

Hoy estamos en esas dinámicas o procesos, de duración indefinida, de crisis y cambio, en el caso nuestro a nivel interno y de crisis global, cuyo año marcante político fue 1991, con el colapso o "suicidio" de la Unión Soviética (URSS) o Rusia Comunista.

A ello agréguese, en los últimos 50 años, la China actual como potencia desafiante a la primacía de Estados Unidos, y lo que podríamos llamar la profunda crisis de identidad que viene dándose en la sociedad norteamericana desde hace, por lo menos, 30 años.

Estamos en pleno reacomodo global geoeconómico y geopolítico; su duración y características no son previsibles. Profetizar es de necios, decía Kant.

El riesgo de conflictos es alto; ya los estamos viviendo: unos ciento ochenta en curso en los últimos treinta años, con diez millones de víctimas en su conjunto, sin tomar en cuenta la invasión de Rusia a Ucrania, el conflicto palestino-israelí, el genocidio en Gaza y los martirizados cristianos en algunos países de África.

Para entender este complejo proceso de DES(ORDEN) mundial, que va a cubrir buena parte del siglo XXI, hay que abandonar buena parte de nuestras teorías, ideologías, ideas y perspectivas al uso, nuestras "trampas o jaulas mentales", incluidos nuestros prejuicios y preconceptos, alimentados por la costumbre y la pereza o incapacidad de ver y pensar las novedades sociales, económicas, políticas, culturales. Y que novedad no significa ni moda ni la noticia-escándalo del día.

Desaprender para aprender: ese es nuestro desafío educativo, a nivel personal y colectivo. El mundo está cambiando, lo que nos obliga al cambio de perspectiva y mente abierta. Hay que "agiornarse", porque somos historia y estamos en la historia, hasta el último aliento o, cuando menos, mientras nuestra salud mental lo permita.

Ángel Lombardi Lombardi