jueves, 19 de mayo de 2011

Nada con el pasado

No necesitamos justificar ni explicar la importancia del pasado, pero en la actual coyuntura electoral presidencial 2011-2012, la opinión pública pareciera inclinarse por una candidatura que se diferencie de las mal llamadas IV y V república, demasiado parecidas en sus insuficiencias y desviaciones y en particular en la corrupción dominante en ambos regímenes.
El perfil del candidato pareciera inclinarse por una persona relativamente joven y capaz de volver a convocar a la mayoría nacional en un proyecto de futuro compartido. El presidente en su afán reeleccionista luce agotado y repetitivo y para un creciente número de personas, tiende a ser percibido como pasado y una repetición de más de lo mismo.
La oposición está obligada a ser inteligente y realista, en la compleja y difícil tarea de construir una alternativa democrática, electoralmente exitosa y con un mínimo de garantías de gobernabilidad. El candidato a escoger siempre es la parte más difícil. Para ser presidente no es suficiente querer serlo, ni haber leído a González Guinán y ser adeco como pretendía Betancourt, en la época de la hegemonía de AD. Los tiempos cambian y las nuevas generaciones demandan un liderazgo político moderno, abierto y eficiente, que no se agote en los linderos partidistas ni en los intereses de los grupos económicos. Afortunadamente Venezuela ha evolucionado lo suficiente para demandar una democracia moderna y un proyecto de desarrollo inclusivo, en donde la renta y el rentismo petrolero y el militarismo anacrónico dejen de ser los factores de poder que usualmente han sido.
El gobierno ya tiene candidato, por decisión propia y personal del mismo y en la oposición 16 pre-candidatos lucen demasiados. Creemos que en los próximos meses se debe decantar esta lista en función del respaldo real que cada uno pueda tener. Es importante, para no confundir al electorado y al mismo tiempo dar una demostración de seriedad y objetividad en la construcción de un proyecto alternativo y una unidad nacional, que va a demandar competencia y seriedad a todos los sectores. Hay que evitar la tentación hegemónica de algunos partidos y estar consciente que más importante que ganar unas primarias partidistas es convencer y convocar a una mayoría que permita elegir al nuevo presidente en función de todos los venezolano

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