domingo, 28 de octubre de 2012

Tiempo de dictadura


No se angustien ni se acobarden
Juan 14:27 (NVI)

Ni olvido ni memoria corta, es uno de los mensajes de este excelente documental de Carlos Oteiza, ni mas oportuno. “Tiempo de dictadura” es un recordatorio a los venezolanos de que la historia tiende a ser cíclica y que nunca hay que abandonar la esperanza de vivir en libertad y democracia. Mensaje oportuno, especialmente en estos tiempos post-electorales que tanto desaliento han provocado en millones de personas. La historia no se detiene, la vida continua y los amos del poder son temporales por definición. Así fue con Marcos Pérez Jiménez, cuya memoria se ha diluido entre las nuevas generaciones y mucho más olvidado está el 2 de diciembre, fecha emblemática de esa dictadura. Igual va a pasar con el 4 de febrero, otra oprobiosa fecha de nuestra historia. A Pérez Jiménez no le faltó dinero y mucho menos miedo para mandar, en esa época se decía, seguridad en la calle y miedo en la casa, pero a pesar de todo, cuando le tocó el momento, la dictadura se derrumba y el dictador huye. Otro aspecto aleccionador del documental es la pasividad y el silencio cómplice de las mayorías, usufructuarios afortunados de la renta petrolera y entretenidos en el permanente bonche nacional. Entre 1952 y 1957 todo parecía controlado, pero a pesar de ello siempre existió una minoría del coraje y la dignidad y que permitió que en su momento la mayoría recapacitara y volviera a comprometerse con la libertad y la democracia.
El documental es afortunado en la interpretación de los hechos, particularmente en llamar la atención en la dualidad social que siempre ha existido en Venezuela, un sector próspero y un sector indigente, hoy sigue siendo igual y ya no son miles sino millones de personas. Un grupo usufructuaba el poder y las riquezas, los del gobierno y los amigos del régimen y se vivía la famosa legalidad que muy gráficamente expresó el dictador dominicano José Leonidas Trujillo: “A los amigos todo, a los enemigos la ley”. Venezuela, en tiempos de dictadura, lucía amodorrada y complaciente y el control militar y la militarización del país parecía absoluta, lo que llevó a decir al entonces joven político Rafaél Caldera, que parecía más fácil militarizar a los civiles que civilizar a los militares, quizá estaba pensando en los desfiles de la llamada semana de la patria, en donde conjuntamente con las fuerzas armadas desfilaban encuadrados todos los sectores, desde las escuelas, hasta los trabajadores, pasando por los empleados públicos. Todo cambia, y viendo este documental, pareciera que no ha cambiado nada.

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