martes, 16 de abril de 2013

El atraso como ideología

La historia es fundamentalmente tiempo y, contrariamente a la teoría del tiempo único y progresivo, lo real son los muchos tiempos que coexisten: así como hay una modernidad y pueblos instalados en esa modernidad, otros permanecen anclados en estadios evolutivos anteriores, inclusive en tiempos equivalentes a la prehistoria.
Otras sociedades mantienen en su seno grupos diversos con usos, costumbres y mentalidades mezcladas, es nuestro caso, países a medio hacer, a medio camino entre la modernidad y la premodernidad; podemos usar tecnología de punta y tener actitudes y conductas primitivas o mágicas; vivir en una ciudad y tener o mantener conductas rurales.
Este tipo de sociedad desigual y contradictoria va a reproducir sus contradicciones y limitaciones históricas a todos los niveles, incluidas las estructuras institucionales, jurídicas y políticas. Ello ayuda a explicar el actual gobierno, muchas de sus políticas, ideología e imaginario.
El siglo XXI venezolano se asume en la perspectiva de personajes definitivamente anacrónicos, inspirado en un cacique rural, esclavista y terrateniente como Zamora, un ideólogo ilustrado pero iluso en muchos casos, como Simón Rodríguez, y la figura emblemática del padre de la patria, todo ello como andamiaje ideológico para acceder al futuro, algo así como pretender llegar a Marte con la física de los griegos o de los medievales.
En nuestro tiempo este anacronismo tiene sabidos antecedentes fracasados y con un alto costo en sufrimiento y atraso: estoy pensando en la barbarie de los Khamer Rouge de Camboya, que pretendieron regresar al campo y a la barbarie al 90% de la población, 30 años después el país no logra recuperarse.
Igual Corea del Norte con Kim Jong-Un, o los talibanes de Afganistán, pero aquí mismo en mérica Latina tenemos a Cuba con su envejecida gerontocracia, pobreza generalizada y la indignidad de haber convertido la prostitución en política de Estado y prohibir los mejores sitios de la isla a sus propios ciudadanos, convertidos en un porcentaje alto en servidores de turistas. Como la diosa bifronte Jano o aprendemos a mirar hacia delante y avanzamos o el pasado se convierte en culto y mausoleo.

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