Una región histórica y cultural desde México a la Patagonia,
incluido el Caribe, no tan homogénea como se cree y en dónde las
sub-regiones y naciones tienen marcadas diferencias de todo tipo.
El
término se acuñó en el siglo 19 y era una definición por
contradicción al mundo anglosajón del continente, en particular
Estados Unidos en pleno proceso de expansión territorial
imperialista.
Terminó siendo un concepto útil, en términos
políticos e ideológicos en particular para los sectores marxistas
en la confrontación USA/URSS; previamente la utilizaron nuestras
elites intelectuales fuertemente europeistas, en particular los
llamados "afrancesados" geo-politicamente.
Contrariamente
a lo que se cree, somos un sub-continente fuertemente dividido, más
allá de los discursos oportunistas de hermandad continental y
unidad, el intercambio comercial entre nuestros países es de apenas
el 11% (fuente ALADI-Sergio Abreu). Uno de nuestros dramas es el
"negacionismo histórico" el insensato empeño de negar los
tres siglos coloniales y su impronta cultural e identitaria.
Igualmente la persistencia del mito indigenista "del buen
salvaje" a pesar de que nuestros sectores indígenas, después
de dos siglos de República siguen siendo comunidades en
abandono.
América Latina en términos sociales y culturales no
termina de asumir la herencia cultural moderna liberal-ilustrada y su
consecuencia más progresista como lo es el desarrollo
tecno-científico, una economía abierta en equilibrio entre "mercado
y estado" y un sistema político menos estatista y autoritario y
más comprometido con la libertad, la democracia, los derechos
humanos y el desafío ambiental y climático.
Sectores
importantes de nuestras elites y de nuestra sociedad siguen en las
inercias del anacronismo, unos por codicia y los otros por ignorancia
y fuertes carencias materiales y educativas.
Nuestro principal
desafío sigue siendo el desarrollo sostenido de toda la sociedad y
la disminución de las grandes desigualdades, que nos dividen y
fomentan todo tipo de violencia y anarquía, cada tanto tiempo y con
ello se retroalimenta a los demagogos, al populismo y la tentación
autoritaria.
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