Impresionante película. Una verdadera pesadilla cinematográfica,
desde el primer momento te atrapa una atmósfera amenazante, difusa,
como un túnel a ninguna parte o un laberinto y una tragedia
anunciada. Mundos personales abismados en el silencio y la
incomunicación.
La interpretación de la madre, magistral, toda
la gama de emociones la va registrando su rostro.
Es una
historia de horror humano en un ambiente familiar, común y corriente
y en un entorno social, anónimo pero presente.
El abordaje
crítico de la película es múltiple, desde la psicología y la
psiquiatría, desde la socio-antropología y la genética y desde el
misterio de las cavernas metafísicas y el problema del mal, la
responsabilidad, la culpa, en fin, descubrir con asombro como en cada
ser humano puede habitar y manifestarse el propio infierno.
Al
final el drama se reduce, sin solución y sin redención en la
relación madre-hijo.
Se anula todo lo demás, el mundo
despersonalizado y de la soledad absoluta.
Dos seres nacidos
para fundirse y destruirse en una relación no exenta de perversidad,
una relación de aceptación y rechazo, de amor-odio. Siendo
diferentes, madre e hijo se funden de manera trágica en el rechazo
mutuo y al mismo tiempo necesidad del "otro".
Incomunicados
y prisioneros en sus propias sombras.
Película que cobra una
vigencia trágica frente a las terribles y recurrentes noticias de
masacres de inocentes en particular en escuelas y colegios.
Enfermos
mentales que aparentan normalidad convertidos en asesinos seriales,
como necesidad de espectáculo y reconocimiento, de familias
disfuncionales y sociedades enfermas con su culto a las armas y la
violencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario