miércoles, 8 de febrero de 2012

Sobre líderes y masas

La historia, decía alguien, es una asignatura sin alumnos, nadie aprende de ella, contrariamente a lo que creía Cicerón. La historia es la mitología de la política y gran productora de mitos. Como decía Valery, todo lo manipula y termina justificándolo todo y en función de los intereses de los vencedores, como ya se sabe. De allí la teoría de los “héroes” usualmente seres psicológicamente desequilibrados y con un gran poder de destrucción y daño para sus semejantes. Toda la galería de los héroes perfectamente configurarían una verdadera ciudad de los locos; menos mal que el tiempo siempre los reduce al sarcófago y la estatua, lo primero para conservar la momia y lo segundo para que en un acto desacralizador los pájaros llenen de excremento sus estatuas. La idea es desacralizar este malsano culto a los héroes y desmitologizar las historias oficiales que pretenden mantener a la humanidad en la minoridad tal como lo sostenía Kant.
En el siglo XX se creó el poderoso mito de las masas como hacedora de historia, esto no es verdad. Cuando las masas actúan espontáneamente lo hacen como turba o jauría y son cataclísmicas, poderosamente destructivas e irresponsables y esto lo vio muy bien Elías Canetti, premio Nobel de Literatura de 1981 en pleno auge de las masas fanatizadas del comunismo, fascismo y nazismo. Y así lo expresa en un estremecedor texto: “Como un animal monstruoso, salvaje, ardiente y exuberante, la masa hierve y se agita en lo más hondo de nuestro ser... no obstante, la masa se abate a veces sobre nosotros como una espumante resaca, como un océano furioso en el que cada gota permanece viva y aspira a lo mismo... es la bestia en el hombre que amenazará siempre hasta que nadie ponga en duda su existencia, porque ya no habrá más, Yo, ni Tu ni Él, si no sólo ella: la Masa”.
En el siglo XX un autor hablaba de la rebelión de las masas y comenzando el siglo XXI se habla de los indignados anónimos, marco terrible de una realidad que se exacerba entre la bomba demográfica y la bomba ambiental y de pobreza. Ojalá tengamos la sensatez de volver a recuperar el sentido individual y social de la historia en una dirección personalizada de practicar la libertad con responsabilidad y reasumir la grandeza humana en términos de solidaridad y servicio y en donde lo único que nos debería distinguir sería el talento que tanta belleza y verdad nos ha legado.

1 comentario:

  1. Buenas noches, Dr. Ángel Lombardi. Mi nombre es Miguel Felipe Dorta, soy historiador y docente de la Escuela de Economía de la UCV. Necesito comunicarme con usted para una consulta. He preguntado en la Academia Nacional de la Historia por su correo electrónico y no lo tienen. Por favor, envíeme su correo al: ramosucre@gmail.com.

    Sin más que hacer referencia, me despido

    Atte.

    Miguel Felipe Dorta

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