Entre
las instituciones más antiguas de la
humanidad
se encuentra la universidad, que está por cumplir un milenio de
existencia.
En
América, la universidad se funda tempranamente en el siglo XVI: 1538
en Santo Domingo, 1551 en México, 1563 en Bogotá y 1586 en quito.
La
universidad venezolana tiene tres siglos de existencia; la primera,
fundada a finales del siglo XVIII, la Universidad de Caracas en 1721.
Como todas las de esa época, nacidas de la iglesia católica, según
la encíclica de Juan Pablo II. Poco después, comenzando el siglo
XIX, se funda la Universidad de Mérida en 1810, con el mismo origen
eclesiástico. Ambas universidades, aglutinaban los estudios
superiores en Venezuela; vivieron los acontecimientos propios del fin
de la época colonial, como la emancipación y la fundación de la
República.
Universidades
de élites, no podía ser de otra manera para la época,donde la
sociedad estaba fuertemente segmentada en estamentos, castas y
clases; en
ellas se formaban,
fundamentalmente, los sectores dominantes.
La
universidad colonial, formaba parte de la estructura de instituciones
de la monarquía con fuerte impronta eclesiástica. La universidad
republicana, en Venezuela, no empieza a definirse sino a
partir de 1827,
cuando Bolívar visita por última vez Caracas y crea una junta, que
pudiéramos llamar, de reorganización Universitaria; en la cual
participó activamente José María Vargas y otros, quienes
tratan
de adecuarla
a los nuevos tiempos. Esta universidad republicana, tanto la de
Caracas como la de Mérida, se aletargan al mismo ritmo del
aletargamiento anárquico de la sociedad venezolana del siglo XIX;
modesta y provinciana, produce pocas novedades científicas, pero, de
una u otra manera, logra expresar las discusiones intelectuales,
ideológicas y políticas de la época.
A
finales del siglo XIX, se responde a una demanda de las élites
valencianas y marabinas, y en la última década se crea la
universidad de Maracaibo (1891) y la de Valencia (1892); en menos de
una década cerradas por el gobierno de Cipriano castro (1904) con el
peregrino argumento de que no eran necesarias, y cuya reapertura tuvo
que esperarse hasta 1946 en el caso de la Universidad del Zulia y
1959 la Universidad de Carabobo.
La
Universidad venezolana, modesta como el país, vivió diversos
procesos de reformas; un poco en la línea de lo que intentó Andrés
Bello al fundar la Universidad de Chile en 1843. Otras influencias
importantes para la reforma universitaria, tenían que ver más con
acontecimientos políticos externos que con la propia dinámica
interna de cada universidad. Así, tenemos el proceso de reformas que
se dio a partir de los acontecimientos mundiales, conocidos como la
revolución mexicana de 1910 y la revolución bolchevique de 1917.
El
proceso que marcó de manera más profunda y permanente, sin lugar a
duda, fue el llamado MOVIMIENTO UNIVERSITARIO DE CÓRDOBA, ARGENTINA
de 1917. A partir de este movimiento y durante el siguiente medio
siglo, la universidad venezolana empieza a girar en torno al concepto
de AUTONOMÍA, que implicaba el AUTOGOBIERNO y el protagonismo
estudiantil en la gestión universitaria.
Como
es conocido, Córdoba o el movimiento de Córdoba, gira en torno a
tres planteamientos fundamentales:
1.-
La reforma permanente de las universidades, en todas sus estructuras
organizativas y curriculares
2.-
La autonomía, por no decir el conflicto permanente, con el estado
que pretende controlarla o dirigirla
3.-
Una posición política militante, orientada fundamentalmente en el
antimperialismo, y por otro lado unidad latinoamericana. De alguna
manera, a través de las luchas por la autonomía universitaria
se
fueron expresando las luchas de nuestra sociedad por la democracia y
el cambio social en cada país. De hecho, las élites políticas
durante todo el siglo XX tienen un origen universitario, y ello marca
profundamente tanto a las universidades como a la sociedad. En el
caso venezolano tenemos a la emblemática generación del 28, la
generación del 58 y las protestas estudiantiles, que comenzaron en
2007, frente al autoritarismo imperante a raíz del cierre de Radio
Caracas Televisión.
Autonomía
y democracia en América Latina terminaron siendo sinónimos, tanto,
que podemos decir que no se concibe la autonomía sin democracia y
viceversa, no hay democracia sin autonomía.
La
autonomía universitaria en América latina, fue progresivamente
asumida de manera legal por los diversos países:
Chile
1879
Argentina
y Uruguay 1885
Perú
1907
Colombia
1909
1910
México
1917
El Salvador
1932
República dominicana
1935
Costa Rica y Panamá
1944
Nicaragua
1949
Honduras
1956
Paraguay
Y
en Venezuela en 1936, cuando en el llamado PLAN DE FEBRERO se otorga
una tímida y prudente autonomía; se amplía modestamente en 1940 y
en 1946 en la nueva Ley de educación se establece una autonomía
relativa de las universidades, en el llamado ESTATUTO ORGÁNICO DE
LAS UNIVERSIDADES NACIONALES DENTRO DE LA NUEVA LEY DE EDUCACIÓN.
En
1951 la DICTADURA de
Pérez Jiménez,
por el decreto 321, elimina la AUTONOMÍA universitaria de manera
expresa y solo es restituida de manera plena en 1958 por el decreto
17 de la junta de gobierno.
En
1970, en la nueva LEY DE UNIVERSIDADES, se asume la autonomía
plenamente y en 1999 con la nueva CONSTITUCIÓN la autonomía
adquiere rango constitucional; esta ha sido la gran paradoja de estos
últimos 20 años: un régimen integrado en buena medida por antiguos
dirigentes universitarios pero la AUTONOMÍA, con rango
CONSTITCUCIONAL, nunca había sido más irrespetada, de echo
eliminada. Así tenemos en estos últimos 20 años una universidad
autónoma agredida desde afuera y desde adentro, abandonada y casi
destruida. Pero como siempre, en las universidades igual que en las
sociedades que se transforman, pero no se suicidan, siempre hay
reservas morales y académicas que no nos hacen perder la esperanza
de que muy pronto, recuperada la democracia en Venezuela, la
autonomía le sea restituida a nuestra casa de estudio.
Aquí
en el Zulia decimos como el maestro Lossada “Phost Nubila Phoebus”.
Entre
1958 y 1998 se vivió los años estelares del proceso civil
republicano venezolano, tanto en sus instituciones como acciones y
allí es de destacar el protagonismo institucional de la Universidad
Autónoma, desde la cual, se ayuda a fraguar la conciencia
democrática del país, el pluralismo y el sentido crítico y de
compromiso con la sociedad. Un compromiso intelectual y científico y
un compromiso social y político.
Los
años 70 del siglo XX fueron de fuerte agitación y discusión
política e ideológica.
En
los años 70, comienza una acelerada masificación democratizadora;
la expansión de la oferta académica universitaria por todas las
regiones del país. Se multiplica la Universidad Pública; se
multiplican las universidades privadas, cuyas dos primeras: la UCAB y
Universidad Santa María se habían creado en 1954.
La
universidad venezolana en la década de los 80, empieza a transitar,
una crisis de ingobernabilidad interna, y precariedad presupuestaría,
todo lo cual se acentúa en los años 90. En la medida en que la
Universidad pierde la dinámica de la reforma, compromete sus
relaciones con el entorno social, económico y político, entra en
una relativa mengua que la hace perder protagonismo y representación.
Era inevitable que la llamada crisis nacional no terminara afectando
también a las universidades; sin abandonar totalmente nichos de
excelencia académica en cada una de ellas, que terminaron
sacrificados en estos malhadados años de antiautonomía y
antidemocracia.
Parafraseando
a Ortega y Gasset podemos decir que la universidad se define en su
historia y de acuerdo a sus circunstancias económicas, sociales y
culturales.
La
universidad siempre es hija de su tiempo, como todas las cosas,
aunque como institución milenaria ha sabido transformarse al ritmo
de las exigencias de cada época: UNIVERSITAS SEMPER TRANSFORMANDA.
La universidad siempre en transformación, si quiere sobrevivir en el
tiempo y transcenderse a sí misma, de allí que la mirada hacia
atrás sea necesaria, pero los desafíos siempre están hacia
adelante en el futuro. Ser contemporáneo del futuro es unos de los
grandes desafíos en nuestros procesos de enseñanza y aprendizaje;
hay que preparar profesionales en el mundo del mañana. Y para eso es
fundamental desarrollar el proyecto científico de la ciudad, a
través de la investigación y la Innovación. Las universidades
forman parte de la sociedad del conocimiento y ayudan a crearla; de
no hacerlo desaparecerían.
El
cambio es consustancial a la idea misma de la universidad, que en
2088 cumplirá su primer milenio. En el tiempo largo de diez siglos,
la universidad de origen Europeo, se globaliza, se masifica y se hace
una y diversa. De la UNIVERSIDAD a la MULTIVERSIDAD.
La
educación superior en el siglo XX dejó de ser una educación de
minorías y de elites; se masifica, multiplicando las oportunidades
para millones de personas, asumiendo el desafío de conciliar
cantidad con calidad.
Este
proceso de masificación lo vivimos intensamente en Venezuela en la
década de los 60 del siglo XX, el cual se ha mantenido por más de
medio siglo. Desafortunadamente, después de 20 años de
autoritarismo represivo y destrucción generalizada de la economía,
las cifras de estudiantes activos en todos los niveles, han caído de
manera escandalosa, aunque el régimen lo niegue, pero las evidencias
están a la vista. Se habla de una deserción estudiantil cercana al
50% y una deserción profesional equivalente. Se han abandonado los
proyectos de Investigación, la infraestructura física y de servicio
cada vez más comprometida. Pero quizá el crimen mayor es la
pretensión totalitaria del pensamiento único y la verdad única,
proyecto inaceptable desde todo punto de vista, para una universidad
que merezca llevar ese nombre.
Afortunadamente,
se ha evitado el monopolio educativo público con la existencia de
una educación privada y la hegemonización del mundo académico. El
régimen lleva 20 años de derrotas electorales a nivel profesoral y
estudiantil cada vez que se permiten elecciones libres.
La
universidad autónoma no está en servicio de ningún proyecto
hegemónico, mucho menos de un proyecto totalitario. La Universidad
está al servicio de su entorno: local, regional, nacional y global.
Del conjunto de la sociedad, en alianza estrecha con el sector
productivo y las políticas públicas pertinentes.
“La
universidad existe sin condición y hace profesión de la verdad,
promete un compromiso sin límite para con la verdad… un estar en
el mundo y seguir contribuyendo a hacer el mundo desde las ciencias y
las humanidades” Jacques Derrida.
Saber
y ética. Saber y servir no otra cosa es el deber ser de la
Universidad.
LIBERTAD,
AUTONOMÍA Y UNIVERSIDAD SON SINÓNIMOS. La universidad forma parte
del proyecto civilizatorio de la humanidad. En ella y desde ella, la
humanidad cultiva sus mejores horizontes de esperanza y utopía, a
pesar de las dificultades de los tiempos y particularmente de los
tiempos oscuros, la universidad debe seguir al servicio de la región,
del país y del mundo. Al servicio de la sociedad solidaria y
fraterna, la utopía concreta de nuestro siglo XXI.
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