Ninguna Institución escapa a la evolución humana y los cambios correspondientes. La historia es dinámica por definición y cambiar es inevitable. Sociedad, economía, política, Estado, instituciones. Todo cambia. Heráclito, filósofo, pre-socrático, lo dejó establecido claramente: todo fluye como agua de un río. El cambio histórico también es constatable en todas las épocas. Tradicionalmente lento, en aceleración creciente en la llamada modernidad y post-modernidad, gracias a la portentosa fuerza impulsora de la tecno-ciencia.
Resistirse al cambio es estancarse y a la larga"perecer". En la teoría evolucionista de Darwin quedó claramente establecido. "Adaptarse" no era conformarse, sino adecuarse a los cambios climáticos y de todo tipo que venían ocurriendo. No sobrevivió el más fuerte sino especies y animales "inteligentes" que supieron "cambiar con el cambio". Los seres humanos y sus instituciones, "estamos en la historia y marchamos con la historia" concepto que tomo del Concilio Vaticano II y que la Iglesia ha asumido de manera plena. Toda institución humana Semper-Reformanda siempre-reformandose. Y ahora vamos al tema del articulo.
La llamada crisis nacional es de larga data, multi-casual y compleja, pero una de sus causas principales fue la pobre respuesta política de las elites y del bi-partidismo para reformar el Estado, sus instituciones, los propios partidos políticos y las dinámicas económicas que no fueron más allá del rentismo y un desarrollismo de escaparate, las desigualdades aumentaron y el divorcio entre élites y dirigentes políticos y partidistas cada día eran mayores. Los partidos políticos dejaron de representar a la mayoría y esto se iba reflejando en el descrédito del político y el aumento de los no-votantes en las elecciones. A falta de reformas oportunas surgió el oportunismo político de los audaces y el asalto al gobierno y al poder con sus nefastas consecuencias a la vista. La política no puede ser reducida a los partidos políticos y el partido político no es un fin en si mismo. Debe"representar"a la sociedad o a sectores de la misma y en el ejercicio del gobierno debe"rendir cuentas"a sus electores y a toda la sociedad. De no ser así no pasan de ser "cascarones vacíos de "burócratas y clientelas" que viven de los recursos ajenos o del erario público, fuente principal de corrupción y desprestigio del político y de la política. Esta "disfuncionalidad" de los partidos políticos los desnaturaliza y terminan siendo grupos de influencia para acceder a los cargos públicos, al gobierno y al poder. Al dejar de representar los intereses lícitos, reivindicaciones necesarias y derechos de los diversos sectores de la sociedad, los partidos y sus dirigentes terminan siendo, medios o gestores, de
personas o grupos para el enriquecimiento propio y socios. El presupuesto que llegan a administrar para el bien colectivo o bien-común, en su mayor parte termina en manos privadas de "familiares, amigos, compadres, socios,etc. Como decía un amigo mío política y partidos. terminaban configurando minorías codiciosas e inescrupulosas de "socios, asociados en sociedad" no otra cosa es lo que llamamos una sociedad de cómplices, porque este sistema de corrupción se generaliza "hacia-abajo" y termina contaminando a buena parte de la sociedad.
El "chiste" que no es chiste: "no me den pero pónganme donde haiga" O el cínico e irresponsable decir "que con los de antes era mejor porque -robaban y dejaban robar-", mientras que los de ahora, roban más y solo para ellos.
Un empresario me decía que el gobierno de Perez Jimenez había sido muy bueno y era mejor que los que vinieron después porque "solo pedían entre el 5% y el 10% de comisión". Con estos "hábitos y mentalidades" no se desarrolla un país. Cuando hablamos de reformas del Estado, las Instituciones, los partidos políticos, de la política y la economía y tantas otras cosas estamos pensando en la realidad-real y como cambiarla realmente en positivo. Este es el desafío, no solo cambiar de gobierno sino seguir desarrollando un proyecto democrático sin los vicios, trampas y rémoras del pasado.
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