"Sin salir de la puerta
se conoce el mundo.
Sin mirar por la ventana se ven los caminos
del cielo.
Cuando más lejos se sale,menos se aprende"
LAO
TSE.
La denominada vida moderna de los últimos dos
siglos es un impulso permanente a la exterioridad de nuestras
experiencias y emociones. Ni hablar de las últimas décadas en dónde
todas las tecnologías y redes sociales ha creado una exposición
permanente hacia el mundo exterior. Todo se ha vuelto visual.
Nada
es secreto pero al mismo tiempo todo se simula.
Creo que es Barthes quién dijo que la desnudez, todo a la vista, de
la mujer, acabó con su misterio.
Cuando dejamos de imaginar
dejamos de desear. Somos individuos expuestos y mientras más
expuestos más indefensos. Es cómo haber cambiado la intensidad y
vastedad del océano por la predecible piscina. El turismo anuló la
aventura del riesgo y la novedad. Dedicamos tanto tiempo a "estar
en sociedad" que vivimos todo el tiempo en simulación e imagen.
El silencio y la soledad nos aterran. Huérfanos de privacidad, nos
multiplicamos en muchos iguales indiferenciados.
Nos consume lo
banal y las modas de todo tipo. Otros deciden por nosotros. El
gobernante, el vendedor, el influencer, la marca, cualquier
charlatán, el gurú, las auto-ayudas, etc. Todo lo que
despersonaliza, sirve. Las generaciones zombis o robóticas se
suceden en una cultura de la mediocridad y el conformismo. Hasta la
rebeldía es una mercancía manipulada por los forjadores de
"mercados y clientes" .La tecnología eliminó nuestros
secretos, que es lo que nos hacía interesantes. Todos somos espiados
y llevados a un banco de datos. Basta mostrar interés por algo para
que nos inunden de ofertas similares o parecidas. Ir contracorriente
es el único acto heroico que conozco para protegerme. De allí la
cita inicial de LAO TSE. El viaje más interesante siempre es el de
tipo espiritual. El silencio más elocuente siempre lo encontraremos
en la cultura: un buen libro, una buena película, arte y música.
Sensibilidad y sentimiento y esa magia especial que llaman amor y
amistad. Sin compromisos sociales de cumplimiento (cumplo y miento).
Sin exigencias de si "me quieres haz esto". No somos
mercancías.
Somos únicos en un tiempo único.
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