Ricardo Lagos, en proceso de convertirse pronto en expresidente; es un respetable y respetado político chileno de larga trayectoria; preguntado sobre nuestro presidente, recomendó no desmoralizarse y agregó la frase que sirve de título a este artículo “entender lo que es, para llevarlo como es”; la frase se ubica entre el realismo necesario para un político y el cinismo propio de un político; “entenderlo y llevarlo” implica mas que un deseo de comprender y conocer una necesidad de controlar y conducir; y es que un político no es otra cosa que una vocación de poder a través de l manipulación y control de las personas. Lagos con este frase demuestra porqué ha sido un político exitoso y que su libro de cabecera fue El Príncipe de Maquiavelo.
El problema de estos “opinantes” es que hablan de lo que no saben o disimulan por interés lo que bien saben y no lo que quieren decir. Lagos no es ningún ingenuo y está bien informado de lo que pasa en Venezuela; lo que ocurre es que el destino venezolano en el fondo no le interesa ni le importa. Me gustaría ver a Lagos como un venezolano mas, viviendo en este tiempo detenido que es la Venezuela actual y en esta democracia “chucuta” de poderes secuestrados y subordinación absoluta al líder “iluminado”. El drama de las opiniones que vienen desde más allá de nuestras fronteras es que siempre se dan cuenta de sus errores de apreciación demasiado tarde.
Sería interesante preguntarle a Lagos sobre Chávez su deseo de bañarse en aguas bolivianas, que Chile históricamente ha negado o sobre la pretensión chavista de confrontación estratégica con Estados Unidos.
El drama de estos líderes políticos es su nacionalismo acomodaticio; lo que es bueno para Venezuela no es bueno para Chile; mientras tanto que los venezolanos nos aguantemos el espanto que para eso lo elegimos.
El problema de estos “opinantes” es que hablan de lo que no saben o disimulan por interés lo que bien saben y no lo que quieren decir. Lagos no es ningún ingenuo y está bien informado de lo que pasa en Venezuela; lo que ocurre es que el destino venezolano en el fondo no le interesa ni le importa. Me gustaría ver a Lagos como un venezolano mas, viviendo en este tiempo detenido que es la Venezuela actual y en esta democracia “chucuta” de poderes secuestrados y subordinación absoluta al líder “iluminado”. El drama de las opiniones que vienen desde más allá de nuestras fronteras es que siempre se dan cuenta de sus errores de apreciación demasiado tarde.
Sería interesante preguntarle a Lagos sobre Chávez su deseo de bañarse en aguas bolivianas, que Chile históricamente ha negado o sobre la pretensión chavista de confrontación estratégica con Estados Unidos.
El drama de estos líderes políticos es su nacionalismo acomodaticio; lo que es bueno para Venezuela no es bueno para Chile; mientras tanto que los venezolanos nos aguantemos el espanto que para eso lo elegimos.
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