viernes, 17 de marzo de 2006

"Masa y Poder"

La política en el mundo árabe vuelve al principio de toda acción política: la de la rebeldía y la resistencia popular. Las masas (el número) colectivo y anónimo, movilizadas contra todo pronóstico y sin un aparente propósito definido, que no sea el de cambiar el poder, subvertir el orden establecido y como diría el sociólogo Wilfredo Pareto crear las condiciones para una obligada y necesaria
“circulación de élites”. Es lo que está ocurriendo en el mundo árabe norafricano y en el medio oriente en general. Es la caída en cadena de gobiernos y regímenes dictatoriales y tiránicos de larga duración y es que a los pueblos en algún momento les toca reemprender la dura y larga marcha hacia la libertad. “Masa y Poder” es el título de un libro fundamental escrito por el Premio Nobel Elías Canetti (1981). Sin las masas, sin el número, no hay historia, aunque ésta tienda a ser administrada y beneficiada por las minorías oportunistas de siempre, las llamadas élites del privilegio y la influencia, y es lo que está ocurriendo una vez más en el convulsionado mundo árabe: de la rebeldía al reacomodo, en donde los llamados poderes fácticos intentan negociar el poder y las influencias, tratando de organizar y administrar la violencia así como el nuevo orden que se pretende establecer. Esto lo sabía muy bien el Conde de Lampedusa con su filosofía del gatopardo: las cosas periódicamente hay que cambiarlas para que nada realmente cambie.
Las afirmaciones anteriores suenan decepcionantes para una visión romántica e idealista de la Historia, pero la evolución humana real es así: lenta , contradictoria e imperfecta. Solamente la tecnociencia es “novedad” absoluta aunque también ella evolutiva y que obliga a los seres humanos y a las sociedades a cambiar de manera inevitable. En el medio oriente y en el norte de África es la “modernidad” que al fin emerge e irrumpe con su empuje irresistible hacia el futuro, de allí nuestra convicción sobre la inevitabilidad del derrumbe del modelo cubano y el fracaso en el caso venezolano de imponernos como futuro lo que no es otra cosa que una afán de poder personal y un anacronismo que fue derrotado por la Historia en el siglo XX

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