Si
es cierto que el régimen hace tiempo dejó de ser democrático y
asumió como proyecto la franquicia cubana, cualquier desenlace
político hacia una transición pasa por la coordinación efectiva de
tres factores concurrentes: factores internacionales de carácter
geopolítico, las fuerzas armadas, que en nuestros países ha
cumplido funciones de partido político y los sectores civiles y
partidistas que a nuestro juicio deberían ser los protagonistas de
este proceso. Para el análisis, el factor internacional y militar
son empíricamente difíciles de identificar ya que casi siempre
operan en un nivel de ocultamiento. Para efectos nuestros, solo es
posible destacar la necesidad y la importancia del factor civil y
partidista, en ese sentido la urgencia de crear un espacio político
de encuentro y unidad entre todos los sectores políticos y que
identificamos como un Foro Democrático, plural e inclusivo, no tanto
para discutir doctrinas y programas sino de manera práctica ayudar a
desarrollar iniciativas de participación y presencia política
nacional e internacional que permita viabilizar una salida
democrática a la profunda crisis nacional que nos atormenta y ya
dura demasiado.
Un
Foro Democrático que no inhibe la autonomía y la independencia de
cada partido y de cada organización o sector social, lo deseable
sería un gran esfuerzo de coordinación que permita limar asperezas,
desarmar las descalificaciones y coordinar acciones eficaces en todos
los espacios posibles. El Foro Democrático no tendría otro objetivo
que ayudar a construir escenarios de convivencia y participación,
mantener viva nuestra cultura y memoria democrática y permitir que
las diferencias de todos los sectores sean canalizadas a través de
procesos electorales y de diálogo sobre el principio de que la
Nación es una sola y el Estado debe estar al servicio de la misma
con todas sus instituciones y de manera particular sus fuerzas
armadas.
Sabemos
que el planteamiento luce como un buen deseo y etéreo, pero poco
eficaz. En la actual coyuntura en donde hay una inocultable crisis
partidista y ausencia de liderazgos representativos y de una
inevitable desmovilización y desesperanza, el aportar ideas que
pudieran ayudar a avivar la fibra democrática venezolana y cierto
optimismo realista, sobre las posibilidades del cambio ya justifica
la propuesta.
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