lunes, 30 de marzo de 2020
GUAIDÓ EL CONVOCANTE
No importa lo que pensemos de él, lo que es obvio es que es un protagonista visible e importante de la coyuntura política venezolana 2019-2020. Hasta esa fecha no figuraba en el reparto de los "protagonistas" de la actualidad política. Azar y Circunstancias lo hicieron visible como el nuevo Presidente de la Asamblea Nacional para el período 2019, producto de un acuerdo político parlamentario del llamado G4 (AD-UNT-PJ-VP) partidos políticos poseedores de la mayoría en el Parlamento y que venía funcionando 4 años.
Guaidó, como militante de Voluntad Popular fué seleccionado y postulado al efecto de cubrir el lapso constitucional correspondiente para presidir la Asamblea Nacional. Hasta aquí todo dentro de las rutinas de lo acostumbrado en estos casos. La SORPRESA se produce cuando en acto público Guaidó se proclama PRESIDENTE ENCARGADO DE LA REPÚBLICA en su condición de Presidente de la Asamblea Nacional y calificó a Maduro de USURPADOR con bastante fundamento de certeza electoral en un proceso manipulado y oscuro. Sorprendió a propios y extraños. Este hecho, seguramente ni fortuito ni improvisado, creó una dinámica política de legitimación necesaria e inevitable del cuestionado Maduro y permitió desarrollar una intensa e importante campaña internacional de apoyo a Guaidó y su representación. La OEA y más de 50 países se sumaron y algunos de ellos de importancia geo-política evidente: Estados Unidos, Brasil, Colombia y muchos extra-continentales. El régimen quedó totalmente al descubierto en su carácter dictatorial y en su fracaso gubernamental y cada vez más aislado. Cumplido este primer paso, en un año difícil, complejo, contradictorio y polémico, Guaidó da este segundo paso estratégico de llamar a integrar un GOBIERNO DE UNIDAD NACIONAL PARA LA TRANSICIÓN POLÍTICA. Lo más amplio posible e inclusivo, con un claro perfil para garantizar atender la crisis humanitaria que padecemos y que proyecta aumentar en todo sentido, dada la destrucción institucional, económica y social que venimos padeciendo. Para ello es fundamental un ACUERDO POLÍTICO DE UNIDAD NACIONAL que garantice estabilidad, gobierno y gobernabilidad. Y para ello no se puede ignorar la fuerza relativa, que todavía conserva el oficialismo a nivel político y militar, además del apoyo interesado de países geo-politicamente importantes a nivel global. Ignorarlo es suicida, y en el fondo políticamente peligroso para una solución-real
Lo perfecto en política y en la realidad conspira contra lo bueno y en ciertas circunstancias hasta es inevitable optar por, "lo menos malo" pero real y factible, a soluciones ideales o deseables; pero que no tienen asidero en la realidad-real. A mi juicio, sería importante darle un apoyo político mayoritario a esta propuesta, realista y necesaria de un gobierno plural, de unidad nacional, para enfrentar la crisis humanitaria, la amenaza cierta de epidemia de esta pandemia mundial y la tan imprescindible transición política.
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