martes, 27 de julio de 1999

Bolívar y la Patria Nueva



En esta primera etapa de la vida del Libertador, en la versión de Gil Fortoul, se destacan tres influencias sobre el joven patricio: la de Simón Rodríguez, los viajes por Europa y las ideas de la Revolución Francesa. Bolívar es presentado como predestinado , quien para 1812 está preparado para su cita con el destino.  Dan testimonio de ello su Manifiesto de Cartagena y la Campaña Admirable.  También para nuestro historiador, Bolívar es el héroe necesario de la patria irredenta.  Gil Fortoul se suma estusiasta a la ya larga tradición bolivariana.  A pesar de su visión jurídico/institucional de la historia, no escapa a la fascinación del héroe, muy en la tradición romántica, la historia es raptada por el héroe.
           
            <>.  Con esta lapidaria frase resume y expresa Gil Fortoul su opinión sobre estos terribles años.  Todo el capítulo es un cuadro épico y una tragedia griega.  Luchan y mueren los hombres, la guerra se vuelve interminable, la miseria asola al país.  La descripción de los personajes es magistral, como la de Boves.  Bolívar se impone, temerario y audaz, mas allá de las derrotas.  Es el caudillo batallador, el jefe supremo de la guerra, un Dictador, a la manera de la vieja Roma, el jefe necesario, el hombre de las circunstancias, el hombre de las dificultades, primero entre iguales.  Su autoridad es discutida y cuestionada.  Su prudencia, tesón y valor permanentemente puestos a prueba.
            El problema es la guerra y no el gobierno; las discusiones de 1810 y 1811 quedaron atrás, al igual que las indecisiones y las debilidades.  La guerra comenzó como un acto soberano de independencia frente a España; era una guerra internacional, de acuerdo a las normas establecidas al respecto. Dos años después es una carnicería, donde todos los odios están presentes y todas las pasiones se encuentran desbordadas.
            La patria es apenas una excusa para matar y sobrevivir.
            Restituído Fernando VII al trono de España, declara sin efecto la Constitución Española del año 12, de corte liberal, y emite una circular sobre los hechos de América, de reconquista, pero al mismo tiempo conciliadora, propiciando <>.
            Bolívar, para mayo de 1815, está en Jamaica, en el exilio, y aquí redacta y publica su famosa Carta.  La experiencia le ha permitido visualizar todo el proceso independentista como un proceso fundamentalmente político y con dimensiones americanas e internacionales.  Es una mirada al futuro, pero no de un idealista y utópico, en el peor sentido de la palabra, sino es la visión de un estadista con una perspectiva estratégica del proceso y una percepción histórica de la realidad.  Con la ayuda de Petión y Brion, Bolívar integra una pequeña brigada internacional (250 hombres), a pesar de su prestigio y liderazgo cuestionado.  Sale de Haití para invadir Margarita: de aquí a Oriente, Carúpano y Guayana.  Su jefatura es cuestionada severamente y su liderazgo debilitado.  A pesar de todo, los patriotas logran asentarse firmemente en Guayana y ésta se convierte en la base de operaciones de las próximas y decisivas campañas.  <  Tomamaos la  espalda  al  enemigo  de  aquí  hasta  Santa  Fe  y  poseemos  un   inmenso territorio en una y otra ribera del Orinoco, Apure, Meta y Arauca.  Además poseemos ganados y caballos: y como en el día la lucha se reduce a mantener el territorio y a prolongar la campaña, el que logre esta ventaja será el vencedor>>.  No se equivocó.  En este proceso, el aspecto político e ideológico cobra importancia creciente; se ha tomado conciencia de la necesidad de incorporar a todos los estratos de la población al proceso emancipador y se actúa en consecuencia.
            <> y se proclama la necesidad de constituir un cuerpo legislativo que discuta y apruebe las leyes que el país requiere y el sistema de gobierno que convenga.  Este es período difícil  y complejo.  Bolívar y los patriotas han aprendido de las derrotas; el proceso emancipador al fin se afirma sobre bases sólidas y se hace irreversible.  Se cuenta con un territorio y un ejército, apoyo internacional y un liderazgo esclarecido.  Las únicas sombras son las diferencias entre los jefes patriotas: Bolívar y Mariño y en cierta medida con el propio Páez, siempre sometido a medias. 
            Las rivalidades y diferencias que terminan trágicamente son las de Bolívar y Piar.  Este último es el jefe patriota del momento; sus triunfos han permitido adueñarse de Guayana.  El conflicto entre los dos jefes patriotas llegó a tales extremos que, según Gil Fortoul, Bolívar se vio en la necesidad de extirpar el peligro de guerra civil, de raíz, con el fusilamiento de Piar.  De esa manera, Mariño, Páez, Arismendi, Bermúdez y otros se le sometieron y así se garantizó la indispensable unidad de mando del ejército patriota.  Bolívar comienza a vivir una plenitud humana y política: es el jefe indiscutible.  La victoria está al alcance de la mano, sabe lo que quiere y está consciente de lo que es.  Soldado y estadista, ha aprendido que <>.                                              

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