martes, 27 de julio de 1999

J.GIL FORTOUL: CIVILIZACIÓN Y BARBARIE



José Tadeo Monagas, empeñado en continuar en la Presidencia, reforma la Constitución y acentúa la tendencia centralista y presidencialista.  Promulgada la Constitución el 18 de Abril de 1857, procedió el Congreso, el día 20 del mismo mes, a elegir Presidente a José Tadeo y Vicepresidente a su sobrino y yerno.  La oposición que reunía a liberales y conservadores, incluyendo a Páez y al propio José Gregorio Monagas, se organiza y nombra jefe a Julián Castro, a la sazón gobernador de Carabobo.  Este marcha sobre Caracas (Febrero/Marzo del 58) y sin mayor resistencia se logra la renuncia de José Tadeo.  La estabilidad durará hasta que un nuevo personalismo se entroniza, el de Guzmán Blanco.  Estamos en presencia de la Venezuela de los caudillos, que por más de 100 años asolaron el país.  Para el pensamiento positivista, constituían una expresión del país real, de su atraso y primitivismo; para un pensamiento más moderno y menos determinista, el caudillismo si bien expresa la realidad y el proceso social concreto, también tiene que ver con otros factores tales como el cultural/histórico así como el psico/social.  El caudillismo es una realidad y si se quiere, una constante durante ciertos períodos de nuestra historia, pero ningún destino fatalista nos obliga a padecerlos para siempre.  Las sociedades cambian y sus protagonistas políticos también; son los pueblos, como entes colectivos, quienes hacen la historia y las sociedades terminan organizándose políticamente sobre instituciones y no sobre hombres.



         Julián Castro no tenía condiciones ni prestigio, ni autoridad para imponer su jefatura.  Su gobierno es débil y errático; cometió todos los errores, inclusive el más  funesto,  el  de  la  debilidad.   El país, de hecho, estaba anarquizado y en estas circunstancias se acomete un nuevo intento de reforma constitucional.  El Congreso se reúne en Valencia el 5 de Julio de 1858 y, entre otras decisiones, expulsa del país a José Tadeo Monagas.  En el mismo año había muerto José Gregorio en Maracaibo.

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