martes, 27 de julio de 1999

LA IGLESIA QUE ENCONTRÉ; LA IGLESIA QUE DEJO



Maracaibo, como destino religioso resulta interesante; es una Iglesia local arraigada y pujante; con una gran tradición religiosa y eclesial, muy vinculada al pueblo y presente en todas sus manifestaciones importantes; la Chinita, es la Virgen querida y venerada; es parte esencial de la identidad zuliana y maracaibera.

            En las últimas 2 décadas la Institución creció en proyectos e iniciativas y sin lugar a dudas Niños Cantores y la Televisora fueron hitos importantes en este desarrollo; pero con el tiempo, la concentración de poder en un sólo individuo y dirigiendo una corporación sin control ni límites terminó desbordando las fronteras eclesiales y se convirtió en un fin en sí mismo, con una relación mediatizada con el poder político de turno y algunos poderes económicos, que terminó desvirtuando los propios fines que se anunciaban en los comienzos de Niños Cantores.  Esto terminó siendo una Corporación intimadotoria que se apropió de innumerables inmuebles y terrenos; se hizo presente en múltiples negocios (Polideportivo, Planetario, Isla de los Niños, Madre Raffols; Constructora Domus, etc.) con un desorden administrativo proverbial y el manejo absoluto y arbitrario de ingentes recursos que habría que cuantificar e instituciones y empresas manejadas con tal desorden que eran inauditables, como es el caso de la Universidad Cecilio Acosta, la Televisora y el propio Instituto.

            Se cambió el servicio y la pertinencia social por el poder y ese es el costo que he tenido que pagar; al desmontar este monstruo administrativo que amenazaba con devorar a la propia iglesia local.  Mi tarea fue ayudar a pasar de la pre/modernidad a la modernidad, a esta Iglesia local, en donde el caciquismo de algunos personajes y la discrecionalidad y poder acumulado terminó desvirtuando iniciativas y proyectos inicialmente importantes.

            El empresario terminó sustituyendo al Sacerdote, y el político al hombre de Iglesia.  Me tocó la difícil tarea de corregir y enmendar y en buen sentido de la palabra re/institucionalizar esta Iglesia; así fue con el Seminario y la Universidad; re/dimensionar Niños Cantores y la Televisora; es decir, ordenar la casa.

            Como consta en diversos documentos e informes, me tocó la difícil tarea de la re/fundación sobre una imagen de personas y cosas, exaltadas propagandísticamente por un círculo de amigos y cortesanos.  Encontré un gigante con los pies de barro y estos años han sido pocos e insuficientes para lograr un mínimo de orden administrativo, un equipo de Iglesia coherente y una imagen de una Iglesia más pastoral y de servicio y menos ostentosa y entrometida en los pasillos y antesalas del poder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario