La historia
siempre ocurre en tiempo presente, para quien la hace y para quien la escribe,
la confusión es por el tema que siempre
termina siendo pasado, es el registro y memoria de todo lo relevante o digno
de recuerdo, tanto en el plano personal como colectivo. Siempre hay un registro
individual del pasado así como uno colectivo y el registro propio de los
historiadores e intelectuales en general, con sus virtudes y defectos propios
de la condición humana como la subjetividad, ideología, cultura, época e
intereses o propósitos, de allí que la memoria termina siendo poco confiable y
el recuerdo naufraga en la nostalgia o el recuerdo interesado. Los pueblos se
emborrachan de pasado, especialmente en ciertas épocas de locura individual y
colectiva, y el pasado es manipulado y transformado a conveniencia.
El actual
presente venezolano se pretende novedoso y nuevo, iniciador de una nueva era y
lo que hace es reproducir algunos de los rasgos más negativos de nuestro pasado:
el gamonal o capataz como gobernante, el robo como política y el despilfarro de
recursos y oportunidades como sistema. Venezuela no nace hoy precisamente.
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